Durante esta semana, he visto tres películas interesantes,
cada una en su estilo. La primera, dentro del ciclo del Cineclub de Toledo: Le
week-end. Es una cinta del año
pasado, del director británico Roger Michell, muy conocido por la exitosa
comedia Notting Hill (1999). En esta ocasión, vuelve a la carga con una
¿comedia? romántica. Nick y Meg Burrows (Jim Broadbent y Lindsay Duncan) son un
matrimonio nacido en el movimiento hippy de los 60, y deciden ir a celebrar su
30 aniversario a París, repitiendo así su viaje de novios. Él es profesor en la
universidad, y ella da clases en un instituto. Ambos hablan bastante francés,
son cultos, inteligentes…todo debería ser maravilloso. Sin embargo, la película
nos prepara alguna que otra sorpresa, que no podemos revelar. La historia se
desarrolla en un precioso París, y cuenta con otra gran aportación, aparte de
la estupenda interpretación de la pareja protagonista: un excéntrico y
divertidísimo Jeff Goldblum, que encarna a un antiguo alumno de Nick, y se
encuentra en una situación vital totalmente diferente. Los tres coincidirán en
una cena que contiene una de las escenas cumbres de la… ¿comedia romántica?.
Sólo por esa escena merece la pena verla.
En el año 1987, el director holandés Paul Verhoeven nos sorprendió con su estilo peculiar: Robocop era una película de acción, entretenida y espectacular, y contenía a la vez una crítica
contra la privatización de las fuerzas de seguridad, las desigualdades sociales y el inmenso poder de la
televisión. La he vuelto a ver recientemente y tanto la primera como las dos
secuelas siguen resultando efectivas y cuentan con unos efectos especiales
excelentes para su época. Por ello, parecía un poco superfluo que alguien
planteara un remake…sin embargo, Robocop 2014 resulta un acierto. Por un lado,
recoge los temas de la película original, más vigentes que nunca, y además,
aprovecha las tecnologías actuales para mostrar al policía cyborg en todo su
esplendor o miseria, según se mire. Su director, el brasileño José Padilha,
había sorprendido con la brutal “tropa de élite” en el 2007. En
esta ocasión, Padilha es fiel a Robocop 1987, pero toca otros temas, como la
ética médica y la neurobiología (impresionantes los laboratorios y los
procedimientos de la malvada corporación OmniCorp), y se beneficia de unos
efectos especiales espectaculares. Ambas versiones son hitos del género
¿ciencia ficción policiaca?....
Finalmente, tenía curiosidad por ver Nebraska, que nuestra
amiga Teresa comenta en la entrada anterior. Su director, Alexander Payne, nació precisamente en ese estado americano, y
ya nos había demostrado su habilidad para rodar comedias un tanto amargas tipo “road
movie”: A propósito de Schmidt, en la que un recién jubilado y viudo Jack
Nicholson recorre Nebraska; o la conocida
Entre copas, una comedia algo más forzada, a medio camino entre el cine y un
enorme anuncio de los vinos de California. Igual que a Teresa, me gusto mucho “Los
descendientes”, una estupenda reflexión sobre la pareja y la familia. Y por fin
llegamos a Nebraska, en la que de nuevo nos narra un viaje por la América
interior. Woody Grant es un anciano (magnífico Bruce Dern) con problemas de
memoria, aparentemente tozudo y desagradable. Un viaje un tanto triste y
alocado a su pueblo de origen en Nebraska con su hijo David (Wil Forte),
servirá para dar a conocer aspectos insospechados de su pasado. Bien
interepretada, con personajes estupendos como su mujer (June Squibb), y un
espectacular conjunto de paletos frikis. Me resultó algo difícil al principio, pero la fotografía, muy bien pensada, la música y la actuación de los actores te meten en la historia. Está nominada a 6 Oscar.
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