domingo, 25 de julio de 2010

El poder del perro

Desde hace algún tiempo pertenezco junto a otro miembro de este foro a un club de lectura de novela negra. En él, nos dedicamos a leer algún libro del género y después nos reunimos para comentarlo y discutirlo, alabarlo o destriparlo...En este club hemos leído clásicos americanos, autores actuales (Hennig Mankell, John Connolly, Michael Connelly, Petros Markaris, Andrea Camilleri), etc. sin olvidar a los autores españoles como Alicia Jiménez Barlett, Lorenzo Silva, Vázquez Montalbán, etc.

Durante este verano decidimos leer una obra que se aparta algo del género, ya que trata específicamente del mundo de la droga. Se trata de “El poder del perro”, de Don Winslow. El autor, neoyorkino, sitúa la mayoría de sus novelas en California, aunque ha llevado una curiosa y ajetreada vida, ejerciendo de investigador privado en el ámbito del teatro en Nueva York, y de guía de safaris en Kenia. Entre sus novelas, es bastante conocida “Vida y muerte de Bobby Z”, por haber sido llevada al cine. He aquí una corrosiva crítica de la película:

http://mckormak.blogspot.com/2007/10/pelcula-muerte-y-vidade-bobby-z-matemos.html


La novela en cuestión, “El poder del perro”, es su obra más ambiciosa hasta la fecha. Relata el desarrollo de los grandes cárteles de la droga a lo largo de 30 años, desde la doble perspectiva de los traficantes y de la policía. Los personajes principales se sitúan en los estados fronterizos de México (Baja California, Sinaloa) y EE.UU. (California, especialmente San Diego). La estructura recuerda por un lado, las grandes sagas de mafiosos, especialmente “El Padrino”; y por otro, a las novelas y películas que entrelazan muchas historias como “Vidas cruzadas”, “Amores perros”, “Babel”, etc.

Este libro me ha resultado muy adictivo e impactante. El estilo es directo y ágil, y el lector cruza las más de 600 páginas (edición inglesa) en poco tiempo. La extrema violencia se ve algo suavizada por un excelente humor negro, pero estamos ante una de las narraciones más duras, terribles y desoladoras de la literatura actual. Se da el caso de que cuanto más brutales y horribles son los hechos narrados, más reales parecen. Aquí se hacen notar los 6 años de investigación dedicados por el autor para preparar el tema. Muchos de los episodios descritos resultan familiares, por haber saltado a la prensa años atrás. De hecho, a lo largo del relato, podemos identificar personajes y hechos más o menos próximos a los reales: traficantes (Pablo Escobar), políticos (Luis Donaldo Colosio), militares (Oliver North), sacerdotes (Juan Jesús Posadas). Todos los personajes, reales o ficticios, se ven inmersos en un terrible juego de estrategia, en una guerra de todos contra todos, en una espiral en la que antes o después, todos pagan un terrible precio, muchas veces más alto que la propia vida.

La novela tiene también un aspecto político en el que se denuncian las cloacas de los estados, especialmente de EE.UU. en su guerra no declarada durante los 80 contra el comunismo en Centroamérica, en la que se alió con las siniestras organizaciones de extrema derecha y con los propios narcotraficantes para eliminar a los movimientos revolucionarios de la época, que acercaban peligrosamente la guerrilla comunista a las zonas de influencia americana. Aquí la violencia se vuelve institucional y resulta necesariamente algo más confusa, pero también es una parte del libro interesante y no menos demoledora.

Esta novela, de plena actualidad por la escalada de violencia originada por el narcotráfico en México, lleva a reflexionar sobre la inutilidad de la estrategia seguida por estados y policías para controlar el tráfico de drogas. En definitiva, aunque se trata de una obra supuestamente de ficción, da la impresión de ser en realidad un documental camuflado, una crónica terrible del narcotráfico, y un trabajo de referencia no sólo para los interesados en este tema, sino para todo lector capaz de aguantar un relato terrible y devastador.

sábado, 24 de julio de 2010

El reverendo Dogdson y la fotografía artística (II)


Seguimos con el espinoso asunto de Lewis Carroll y la fotografía artística de desnudos infantiles.

Con respecto a ello, la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi sugiere que el discreto profesor de Oxford aprovechaba sus sesiones fotográficas para dar curso, en forma inofensiva, a sus pasiones ocultas: El tímido profesor de matemáticas utilizaba toda clase de trucos y de embelesos para conseguir que las niñas posaran con gestos o expresiones insólitas, reflejo de cómo las veía, cómo las admiraba, cómo las fantaseaba. Por eso empleaba disfraces, quimonos, sombreros, lazos y raros vestidos, como usaba sus fábulas, historias y pasatiempos para seducirlas y conquistarlas. En ocasiones, tenía que inmortalizar a toda la familia para poder, finalmente, obtener el permiso de quedarse a solas con la niña.

Con todo, Peri Rossi admite, de todas formas, que nunca hubo intenciones aviesas o amenazas concretas en su proceder. En rigor, no hay el menor indicio, ni la más leve evidencia, de que Carroll se propasara alguna vez con alguna de ellas. La propia Alice Liddell creció para darse cuenta de quién era la persona que la inmortalizó en la imaginación popular e infantil, y jamás sugirió nada parecido. Muy al contrario, hasta llegó a corresponder, al parecer, a su amor algo platónico cuando ya era una mujer joven y en edad de casarse (como Mia Wasikowska en la película de Tim Burton, por cierto).

"Pasiones", la obra de Rosa Montero sobre amores de parejas famosas en el capítulo dedicado a Lewis Carroll y Alice Liddell llega a afirmar: «Pero el pedófilo de Lewis Carroll se las arregló para bordear toda su vida la línea del escándalo sin acabar de cruzarla». La autora critica duramente a Lewis Carroll, aunque en algunos aspectos no está correctamente informada: así por ejemplo, asegura que sólo se conserva una fotografía de desnudo, cuando al menos hay tres más, que incluimos junto a estas líneas en las dos entradas del blog.

Carroll era un espíritu sofisticado y un tímido, demasiado recatado para permitirse algún desliz con las niñas que fotografiaba. Si en algún momento hubo en su interior un torbellino de pasiones no permitidas, este vivió y murió en su interior, para atormentarlo en secreto, sin permitirle al parecer ir más allá.

En el siguiente blog se refieren también al tema:

http://www.margencero.com/Magazine/lumiere_carroll/entrada2.htm

El estigma de la pederastia, que asomó en el horizonte cuando la familia de Alice Liddell se enemistó con él, acabó concretándose en las murmuraciones que surgieron en torno a su labor fotográfica y a la infinidad de fotos que hizo de desnudos infantiles. En realidad, hay que decir que este tipo de imágenes eran habituales en la época y que abundaban incluso más tarde, en las postales del periodo eduardiano. Durante mucho tiempo se creyó que todas las imágenes de Carroll fueron destruidas por un sobrino y heredero suyo -el cretino de rigor-, y por las familias respectivas de las propias niñas.

Evelyn Hatch (1879)

Una de las realizadas a la niña Evelyn Hatch, en 1879, motivó una curiosa carta conservada hasta hoy, en la que su autor alude al asunto y se dirige a la madre de la niña para pedirle que interceda ante una pintora de la época y le evite a él mismo una situación que le parece embarazosa: “¿Se acuerda usted de esa foto que le hice a Birdie en cuclillas y de perfil, con una manito en la barbilla, antes de que aprendiera, ella misma, a considerar las ropas un elemento de rigueur? Fue una joyita que no tengo muchas esperanzas de repetir: y me encantaría, de ser posible, conseguir que la señorita Bond, de Southsea (a mi juicio, la mejor ilustradora fotográfica que existe) coloree una copia de la misma. Pero me resulta embarazoso pedírselo, la gente ve las cosas de manera tan distinta. ¿Sería usted tan gentil de pedírselo en mi lugar...?”

En 1880, 48 años después de haberse iniciado en la fotografía, sus prevenciones lo llevaron a abandonar airado, y para siempre, su trabajo artístico y ya nunca más volvió al cuarto oscuro. “Siempre tengo en el corazón la imagen de Alice, mi primera amiga niña, -escribió en su diario-, la que fue mi ideal durante tantos años. Desde entonces, he tenido decenas de amigas niñas, pero con ellas todo ha sido tan distinto...” Carroll murió en 1898, a causa de una bronquitis. Su venerada Alice lo sobrevivió hasta 1934, pero guardó, durante casi toda su vida, un discreto silencio respecto a su relación.

Hace unos años la casa Sothebys de Londres subastó varias de las pertenencias supervivientes de la pequeña Alice, entre ellas algunas de sus fotografías mejor conocidas, esos fetiches que muy probablemente inquietaron al pobre Lewis Carroll en la intimidad de su estudio. El mundo se los arrebató a precios exorbitantes, con el mismo entusiasmo que antes recibió la desconcertante historia de la pequeña Alicia extraviada en el fondo del espejo. Pero ni ella ni Carroll estaban ya allí, para aclararnos el enigma de su extraña amistad...

Alice Liddell casadera, foto de Julia Cameron (1872)

Para terminar, he aquí las propias palabras de Vanessa Tait, una tataranieta de Alice Liddell, sobre este asunto:

La explicación más interesante para mí es que Dogson estaba enamorado de Alice. Fue para ella que creó el País de las Maravillas; en ella concentró sus energías; y a ella se refirió, mucho tiempo después, en 1885, como "mi niña-amiga ideal". Pero si Dogson estaba enamorado de Alice, ciertamente no existe ninguna evidencia de alguna actividad sexual inapropiada. Ella lo recordaba con alegría; sus otros niños-amigos también.

La relación entre ambos terminó posiblemente porque la mamá de Alice, mi tatarabuela, Lorina Liddell, era ambiciosa, autoritaria y snob. Un profesor de matemáticas no era ni de lejos el marido ideal para su hermosa hija. El hombre con el que ella se casó fue Reginald Hargreaves. Él era rico, de campo, pero no tenía los altos estándares intelectuales a los que ella estaba acostumbrada.
Alice vio a Dogson muy pocas veces después de casarse. Mi madre recuerda una carta en la que ella le pedía ser el padrino de uno de sus hijos, pero él dijo que no cuando se enteró de que era un niño. Ese bebé, mi abuelo, se llamó Caryl. Siempre negó que fuera bautizado con ese nombre por Lewis Carroll, pero, en todo caso, es una referencia extraordinaria y un nombre poco común. Alice se conformó con su vida campesina: manejando su casa, criando a sus tres hijos, atendiendo reuniones del pueblo. Todo muy mundano, comparado con la vida de niñez.

Cuando Lewis Carroll hizo sus fotografías, ni siquiera Sigmund Freud había nacido, ni tampoco se había instalado la "teoría de la sospecha", que ha dominado toda la segunda mitad del siglo XX. Pero sería una injusticia y una simpleza acusarlo sin más de pedofilia (por lo demás, sólo se pueden juzgar los actos, no los deseos)...



Fotografía coloreada de Alice Liddell

jueves, 22 de julio de 2010

El reverendo Dogdson y la fotografía artística (I)

Hace pocas semanas, en una entrada anterior del blog encontramos una interpretación libérrima y algo enfermiza acerca de las relaciones entre Alice Liddell y el reverendo Charles Lutwidge Dogdson (1832-1898), also known as Lewis Carroll.


Bien, empezando por el principio… como diría Alicia, es indudable que a estas alturas, casi 150 años después de su publicación, pocas personas puedan creer que Alice Adventures in Wonderland y Through the Looking-Glass, and What Alice Found There, obras publicadas originalmente en 1865 y 1871, respectivamente, sean libros (exclusivamente) para niños.


Las aventuras de Alicia… no es (sólo) una sátira de la sociedad victoriana de la época, ni tampoco una metáfora de la crueldad o la mera crónica de una suerte de viaje iniciático; mucho menos es un simple cuento para entretenimiento infantil. Cualquiera de estas interpretaciones resulta pobre e insuficiente. Se trata más bien de una “alegoría” en el sentido expresado en el diccionario como “ficción en virtud del cual una cosa representa o simboliza otra distinta”. En realidad puede decirse que el relato de Lewis Carroll se ha hecho inmortal porque va más allá de cualquier simplificación, desafiando y poniendo en evidencia nuestras torpes aproximaciones. Su fantasía y su imaginación son tan portentosas y desbordantes, que de poco sirven las reglas de la lógica matemática, el psicoanálisis o la hermeneútica del lenguaje.

Como recuerda el recientemente desaparecido Martin Gardner, (de quien próximamente escribiremos una entrada para él solo), en una deliciosa edición comentada de ambos libros:
sólo el hecho de que los adultos –científicos y matemáticos sobre todo- sigan disfrutando con los libros de Alicia les ha asegurado a estos la inmortalidad”. Y añade que, como todas las grandes obras de fantasía, Homero o la Biblia, los libros del reverendo Charles Lutwidge Hogdson “…se prestan fácilmente a todo tipo de interpretación simbólica, ya sea política, metafísica o freudiana”.

Por extraño que pudiera parecer, las toscas teorías psicoanalíticas aún tienen mucho predicamento -supuestamente como forma de explicar y entender el mundo- y siguen pareciendo divertidas o fascinantes, (aunque lo cierto es que sí que son bastante frikis). Dice Gardner: “…hoy, por desgracia, nos hemos vuelto todos reductores de cabezas aficionados. No hace falta que nos digan qué significa caer por una madriguera de conejo, o acurrucarse en el interior de una casita diminuta con un pie dentro de la chimenea. Lo malo es que cualquier disparate literario posee tal abundancia de símbolos tentadores que uno puede partir del supuesto que más le plazca sobre su autor, y construir fácilmente un caso sugestivo”.

Más allá de las abundantes interpretaciones y de los numerosos estudios de este tipo (el más detallado es el que hizo la psicoanalista neoyorquina Phyllis Greenacre en 1955, hace ya casi 60 años), la vida del reverendo Dogdson es bien conocida: durante casi cincuenta años fue residente del Christ Church College de Oxford, donde enseñó matemáticas.

Entre lo más destacable de la aburrida y convencional existencia que al parecer llevó, destaca su afición por la fotografía, especializándose en retratos de niñas y de personajes famosos. Le entusiasmaban toda clase de juegos, el ajedrez, los acertijos y pasatiempos lógico-matemáticos, los métodos de cifrado, las reglas y sistemas mnemotécnicos para memorizar números (en su diario habla de un método para recordar hasta setenta y un decimales del número pi π).



Parece que el principal pasatiempo de Lewis Carroll, y que le proporcionó mayores alegrías, fue regalar y agasajar a las niñas. “Me encantan las niñas (no los niños)”, escribió una vez. Por los niños sentía auténtico horror, y en la última etapa de su vida, los evitó cuanto pudo. Consideraba el cuerpo de las niñas (al contrario que el de los niños) sumamente bello, y cuando las dibujaba o fotografiaba desnudas, lo hacía siempre con permiso de los padres por supuesto. Al respecto, escribió lo siguiente: “Si tuviese que dibujar o fotografiar a la niña más preciosa del mundo y notase en ella una pudorosa resistencia (por ligera y fácil de vencer que fuese) a quedarse desnuda, consideraría un solemne deber para con Dios renunciar por completo a semejante petición”. De hecho, para que estos retratos desnudos no crearan complicaciones a las niñas más tarde, dispuso que, a su muerte, fuesen destruidos o devueltos a las niñas o a sus padres.

En principio no existen, pues, indicios de que Carroll tuviera conciencia de otra cosa que de la más pura inocencia en sus relaciones con las niñas, ni existe la más leve insinuación o falta de decoro en ninguno de los cariñosos recuerdos que muchas de ellas dejaron escrito después sobre él. Según refiere Gardner, en la Inglaterra victoriana había una tendencia, que refleja la literatura de esa época, a idealizar la belleza y la pureza virginal de las niñas: “Esto hizo más fácil a Carroll suponer que su debilidad por ellas se situaba en un elevado plano espiritual”.

En la siguiente dirección, de la Princeton University Library, puede encontrarse la mayor colección de fotos realizadas por Lewis Carroll (las reproducciones están a la venta):

http://libweb2.princeton.edu/rbsc2/portfolio/lc-all-list.html

En un delirio inquisitorial, fruto sin duda de mentes calenturientas, se ha llegado a comparar a Lewis Carroll con Humbert Humbert, el protagonista de Lolita, la magistral novela de Nabokov. Pero la pasión que siente por las “ninfas” el narrador-personaje de la novela tiene unos claros fines sexuales, diametralmente opuestos a los de Carroll. Precisamente, éste se sentía sexualmente “a salvo” con las niñas. Sus cartas solían terminar enviándoles diez millones de besos, o 4 3/3 o dos millonésimas de beso, y se habría horrorizado ante la insinuación de que ello comportaba el más mínimo elemento sexual.

Aunque algunos autores hayan asociado a comportamientos patológicos de su personalidad las relaciones de Lewis Carroll con las niñas, y existan abundantes estudios que investigan lo que consideran unos claros 'trastornos psicológicos', pueden buscarse otras interpretaciones posibles. Es cierto que en una época como la actual, de extrema sensibilidad con estos temas, parece lógico preguntarse sobre la existencia de algo insano en el comportamiento de Carroll con las niñas. ¿Era lícito o saludable? Bien es verdad que, a la inversa, también podríamos preguntarnos a qué se debía o a qué se debe el comportamiento actual de los mayores con los niños y niñas. ¿Es lícito o saludable? En la época victoriana, en la alta sociedad en la que se desenvolvía Lewis Carroll, el trato habitual de los padres hacía los niños era muy distante. Eran tratados casi de usted y los padres aplicaban una disciplina férrea a los niños, sin apenas concesiones a la vida infantil o a los juegos. En el caso de las niñas la represión era aún mayor.

Cabe preguntarse si una niña inteligente, despierta, curiosa e interesada por todo cuanto le rodea, descubre a una persona mayor “diferente” con la que poder hablar, que resulta simpática y divertida, no resultará atraída por ella. ¿Por qué suponer que lleva oscuras intenciones? Resulta un tanto hipócrita y repugnante pensar que deban considerarse “buenos” a los represores del niño y “malvado” a quien de verdad se interesa por él.

(Continuará...)

miércoles, 14 de julio de 2010

Seda para las pobres estrellas abandonadas.


La constelación del lagarto recoge a algunas pobres estrellitas abandonadas...


Aunque podría ser un título de una novela de Dickens, en realidad estamos hablando de un proyecto de colaboración científica...

Una estrella doble es una pareja de estrellas que se mantienen unidas por la fuerza de la gravitación y giran en torno a su centro común. Son relativamente frecuentes en el universo.

http://www.astromia.com/universo/dobles.htm


El catálogo de referencia en estrellas dobles es el WDS (Washington Double Star Catalogue), mantenido y administrado por el observatorio Naval de EE.UU. Recoge más de cien mil estrellas dobles, y es actualizado constantemente, por observatorios profesionales, y sobre todo, por astrónomos aficionados.

Curiosamente, el catálogo recoge muchas entradas antiguas, de observadores históricos. ¡Algunas datan de hace dos siglos!. Aquellas estrellas dobles que no han sido observadas en los últimos 20 años se consideran abandonadas (neglected).

El proyecto SEDA WDS, una colaboración profesional-amateur, pretende actualizar el conocimiento de las estrellas abandonadas mediante observaciones recientes con equipos de aficionado. La campaña de observación comenzará por la desconocida constelación Lacerta (lagarto). Muchas estrellas dobles de esta constelación han sido observadas una sóla vez. Esto crea problemas, ya que los datos recogidos en el catálogo pueden ser imprecisos.

Los astrónomos aficionados de hoy en día cuentan con unos conocimientos científicos y técnicos sin precedentes. Gracias a su trabajo desinteresado, su inversión en tiempo y en material científico, están complementando el trabajo de los profesionales. Por ello, cada noche quedarán menos estrellitas dobles abandonadas, las pobres, en los cielos del lagarto…






martes, 6 de julio de 2010

The good heart

Encontrar en verano una pequeña gran obra de arte cinematográfica, como es la película del islandés Dagur Kári "The good heart", es una sorpresa muy gratificante tanto más si, gracias al partido de futbol de la Selección el pasado viernes por la noche, tienes el placer de disfrutarla como si fuera un pase privado solo tú y tu acompañante.
¡Que maravilla de película!. Es increíble como de situaciones extremas y duras un buen director y mejor guionista te puede sacar tantas sonrisas. Se trata de una película nada convencional, con un humor bastante negro, en ocasiones casi trágico, pero ¡cuánto te ríes!.
La historia nos presenta, de un lado, a Lucas un mendigo que vive entre cartones debajo del puente de Brooklyn quien, ante la falta de perspectivas en su vida, intenta suicidarse. Del otro a Jacques, el dueño de un bar de Nueva York, fumador, bebedor, descreído, al que le sobreviene su quinto infarto. Ambos despiertan en un hospital, en camas vecinas, e inician una relación grotesca, casi caricaturesca, llena de emotividad, exabruptos y risas ante situaciones esperpénticas muy bien enlazadas.
El mendigo que nada tiene, está acostumbrado a compartirlo todo. El viejo gruñón, grosero y miserable, a no dar nada. Pero cuando sus caminos se cruzan se produce una interacción entre ambos que cambiará la vida de los dos. Hay un perro y un pato con un protagonismo indiscutible. Sin olvidar la clientela habitual del bar que no tiene desperdicio, os lo aseguro.
La mayor parte de la historia transcurre entre el bar (“Barras de bar, vertederos de amor. Os enseñé mi trocito peor, retales de mi vida. Fotos a contraluz…”) y el hospital. La nota discordante la pone, como no podía ser de otro modo, una mujer que amenaza con resquebrajar la relación entre los dos hombres pero que acaba, tras las primeras fricciones, por fortalecerla. Con una banda sonora FABULOSA que te hace permanecer en tu asiento leyendo los créditos finales solo para saber a quien hay que agradecérsela.
Lucas se hace un poco Jacques y éste se vuelve un poco Lucas y entre ambos consiguen que pases dos horas maravillosas que no te importaría volver a repetir, porque es de esas películas que puedes, que debes, ver más de una vez para captar todos sus matices.

The blind side

Aunque a mi particularmente no me gusta excesivamente como actriz (de hecho excepto su papel en “Crash”, una de mis pelis favoritas, y ésta no recuerdo ninguna otra digna de mención) Sandra Bullock es una actriz simpática e inteligente como demuestra el hecho de que tras haber sido premiada en el mismo año con el Oscar a la mejor actriz por “The blind side’ y con el Razzie a la peor interpretación femenina por ‘Loca obsesión’, fuera a recoger ambos premios con una sonrisa (para mi no hay nada más inteligente que saber reírse de uno mismo).
Con su interpretación en esta película se impuso a Meryl Streep ("Julie & Julia"), Gabourey Sidibe ("Precious"), Helen Mirren ("The Last Station") y Carey Mulligan ("An Education"). La primera, aunque entretenida, no es gran cosa. “Precious” es una película increíble que pese a ser muy dura es un canto a la lucha por la supervivencia y la superación. Si no la habéis visto os la recomiendo encarecidamente, pero era la primera película de la joven actriz principal con lo que tal vez no se lo mereciera aún pese a su soberbia interpretación. Las demás no las he visto.
Basada en hechos reales, cuenta la historia de una mujer de familia blanca y rica que adopta a un adolescente afroamericano sin recursos, y le ayuda a salir adelante en la vida a través del fútbol americano. Os hará reír, porque es muy divertida. Os hará llorar, porque es francamente emotiva. Pero sobre todo os hará pensar en muchas cosas: En lo afortunados que somos la mayoría y no somos conscientes. En cuanto se puede hacer por los demás con muy poco. En que siempre cuando tiendes una mano para ayudar es mucho más lo que recibes. En lo fácil que es ser feliz si intentas que otros lo sean. … Y todo eso sin resultar ñoña, algo muy difícil de conseguir.
Os gustará y mucho…

sábado, 3 de julio de 2010

Una estupenda comedia friki


Cuatro amigos frikis se enfrentan a todo tipo de situaciones caóticas con la llegada de una exposiva y divertida rubia al piso de enfrente...

Hace un tiempo José y Ana, miembros del blog, me recomendaron una serie que por fin he tenido ocasión de ver. Se trata de: The Big Bang Theory, una divertida serie cómica (sitcom), estrenada en la CBS en el año 2007. Creada por Chuck Lorre y Bill Prady, la protagonizan cuatro excéntricos científicos, a cada cual más friki. Leonard (Johnny Galeki) es un físico experimental que trabaja en Caltech, y es posiblemente el menos raro de todos, aunque también tiene lo suyo. Comparte apartamento con un neurótico y extravagante físico teórico, Sheldon (Jim Parsons), fanático del orden y la puntualidad, y totalmente ajeno a las costumbres sociales. Completan el cuarteto: Howard (Simon Helberg), un ingeniero aeroespacial, judio, que pretende pasar por un Don Juan sin mucho éxito, la verdad; y Rajesh (Kunal Nayyar), astrofísico indio, que es incapaz de hablar con mujeres.

http://en.wikipedia.org/wiki/The_Big_Bang_Theory

Lógicamente, la situación está preparada para que un hecho fortuito introduzca el caos en la planificada vida de los cuatro amigos: Penny (Kaley Cuoco), una explosiva rubia, se muda al apartamento de enfrente. Aunque vino a California tratando de ser actriz, no ha tenido mucha suerte y tiene que conformarse con trabajos de camarera y novios macarras.

La serie consta de tres temporadas (2007-2010), y una más planificada. A lo largo de sus cortos episodios, se desarrollan tramas largas, como la posible relación amorosa entre Penny y Leonard, y muchos sketch breves pero en general muy buenos. Utiliza un humor inteligente y amable, y realiza un homenaje constante a temas más o menos frikis: por su puesto, física y ciencia, pero también muchas referencias a cómics, ciencia ficción, género fantástico, juegos de Internet, redes sociales, informática…Los productores han realizado un esfuerzo para que la ciencia y las referencias que contiene sean precisas.

La trama me recuerda un poco, salvando las distancias, “Un hombre en casa”, aquella divertida serie inglesa de los 70.

http://wapedia.mobi/en/Man_About_the_House

Esta serie está teniendo un éxito considerable en todo el mundo. En España se emite por Antena 3 y TNT desde el verano pasado. Es muy recomendable para todo friki que se precie, no te la pierdas!