martes, 23 de abril de 2013

El invierno del dibujante



Paco Roca es un excelente creador de novela gráfica. Hace poco leí y comenté en este blog “arrugas”, su impresionante historia sobre la vejez. Hace dos días, un amigo me regaló otra de sus obras, “El invierno del dibujante”. En esta ocasión, Roca nos cuenta una interesante historia real, ocurrida a finales de los años 50 en Barcelona.

Se trata de la iniciativa de un grupo de cinco dibujantes de Bruguera (Carlos Conti, Guillermo Cifré, Josep escobar, Eugenio Giner y José Peñarroya), que deciden abandonar la poderosa editorial Bruguera, para lanzarse a la aventura de crear una cooperativa, DER, y crear su propia revista: Tiovivo. En ese momento, eran muy conocidos por sus personajes Carioco, Tribulete, Carpanta, don Pío…sin embargo, los derechos de autor de toda su obra previa quedaban en Bruguera. Esta editorial había sido fundada por Juan Bruguera en 1910, y fue una de las grandes empresas de la época, publicando cromos, tebeos, novelas…hasta su casi desaparición en 1986 (se transformó en Ediciones B). Su publicación más conocida era Pulgarcito.
http://es.wikipedia.org/wiki/Editorial_Bruguera

En aquella época los derechos de autor apenas se reconocían, y los historietistas se veían obligados a trabajar constantemente, con plazos muy estrictos, y bajo la supervisión directa de la editorial y de la censura. Estos valientes profesionales dieron un paso difícil en el año 57. La España franquista, aunque ya en claro desarrollo económico, no era precisamente un buen lugar para iniciativas como ésta. ¿Qué posibilidades tenían?¿Cómo lucharían contra la todopoderosa Bruguera, y con la competencia, TBO? El cómic narra perfectamente la lucha entre David y Goliath…
Los dibujos y las escenas son muy naturales, están perfectamente planteados, y narran con precisión lo sucedido. No es fácil contar una historia así en el breve espacio de una novela gráfica. De nuevo, como en arrugas, el autor demuestra un dominio del tema, y se nota el gran trabajo de documentación previo. El libro recoge la presencia de otros grandes dibujantes de la época, no participantes en la aventura, sobre todo un joven Ibáñez, y el peculiar Vázquez. Además son conmovedoras las  historias de los propios trabajadores de Bruguera, sobre todo, Armonía Rodríguez (coordinadora editorial, traductora y guionista), y Rafael González (Director de la redacción de Bruguera). Al final nos encontramos una breve reseña sobre todos ellos.

El tono del cómic resulta agradable, triste, nostálgico. Los personajes de historieta fueron nuestros compañeros de infancia: un Mortadelo y Filemón (Ibáñez), Carpanta, El reportero Tribulete, Zipi y Zape (Escobar), Doña Urraca (Jorge), las Hermanas Gilda (Vázquez), Gordito Relleno (Peñarroya), etc. Como dice el propio Roca, “los tebeos de la Editorial Bruguera fueron los que me hicieron a empezar a amar los cómics, y como muchos de mi generación, de las anteriores y de las posteriores, crecí con todos sus personajes: Capitán Trueno, Mortadelo, Zipi y Zape, Anacleto…”

miércoles, 17 de abril de 2013

Evil Dead

Para una vez que en una reunión de amiguetes, aunque el motivo sea ayudar a la desintoxicación de la protagonista, a uno le da por leer en vez de beber hasta caer redondo, resulta que elige un extraño libro encuadernado en piel humana, escrito con sangre, que resulta ser el “Libro de los Muertos”, y se las apaña para interpretar las complejas formulas y rituales que contiene despertando, sin querer, a una serie de entidades malignas. ¡A partir de ahí estás jodido!

La única manera de ver esta película sin experimentar repugnancia, auténtico pavor y eludir unos sustos del carajo, es poner los ojos en modo persiana veneciana para verano. Solo así podrás salir del cine dignamente, como un machote, y decir que no era para tanto. Pero si que lo es.

¿Es esta versión peor que la original de San Reimi? No lo sé porque no he visto la primera. ¿Se puede recomendar esta película? Nooooooo, salvo que estés seguro de que la persona a quien se la aconsejes tenga estomago suficiente para aguantar tantas escenas gore y un corazón fuerte a prueba de sobresaltos. ¿Es una buena película? Yo afirmo que sí. Como amante del terror, que siempre arrastra el estigma de ser considerado un género inferior, he de decir que cumple de manera sobresaliente los requisitos que exigen las normas de calidad: el demonio es espeluznante, la cabaña en medio del bosque terrorífica, la sangre corre a raudales y no dejas de experimentar miedo y asco en el bosque, que no en las Vegas.


Fede Álvarez, el director, con ese nombre tan amigable y cercano, no sé si en un intento de alejarse de la versión de Reimi, rechaza la utilización de dos elementos habituales en este tipo de películas: no hay ni humor ni sexo. ¿Qué consigue con eso? Pues que no te relajes en ningún momento, que no bajes la guardia ni dejes de prestar atención y que la hora y media de metraje suponga una auténtica oda sanguinolenta y escalofriante durante la cual casi, casi, llegas a vomitar en algunas de las escenas.

Estamos ante una cruenta recopilación de los mejores instrumentos y objetos para matar (cuchillos, sierras eléctricas, escopetas), las técnicas “más depuradas” para lograrlo (hoguera, enterramiento en vida, desmembramiento, caídas en el baño…) y una selección de los miedos psicológicos que más atemorizan a los humanos (la culpa, la soledad, no ser capaces de ayudar a las personas que queremos...).

Grité mucho y bien. Experimenté náuseas a veces. Cuando me fui a acostar me acordaba de algunas escenas…

La película es buena.

lunes, 15 de abril de 2013

Oblivion

Que la película esté narrada por Jack Harper, el héroe superior a los demás por su fuerza y coraje, con una misión definida, aunque el no sea consciente (oblivion significa olvido), no creo que haga la película tediosa, como afirman algunos críticos, sino que le confiere un halo trascendente, épico, que ayuda a empatizar al espectador con él. La añoranza que reflejan la voz y las palabras del protagonista por el pasado, acompañada de unas imágenes espectaculares (creo que los exteriores han sido rodados en Islandia), producen cierta tristeza a la vez que invitan a la esperanza.

De hecho, la importancia que el protagonista otorga a determinados objetos, en especial a los libros (la cita sobre Horacio del libro “Cantos populares de la Antigua Roma”, del poeta y político inglés Thomas Macaulay, resume el mensaje de la historia), refleja que la felicidad está al alcance de nuestras manos dado que está se encuentra en las pequeñas cosas. El cuadro de Andrew Wyeth, "Cristina´s world", (aunque en un principio pensé que el cuadro era de Hopper, Rodrigo me sacó de mi error diciéndome quien era el pintor, del cual nunca había oído hablar, y el título de la obra, lo que le agradezco) así lo rubrica.

Aunque no rechaza la tecnología si demuestra cierta reticencia hacia su uso y abuso y casi es un alegato hacia la vuelta al estado de naturaleza, representado por la rustica cabaña al lado de un lago en la cual, al depositar cuidadosamente sus Ray-Ban y la gorra de los New York Yankees, mientras suena de fondo un viejo disco de vinilo (“A Whiter Shade of Pale”, del grupo británico de rock Procol Harum, convertida en melodía de culto), transforma en hogar.

El relato del futuro postapoliptico está contado de manera acertada porque a la vez que narra el día a día del operario mecánico que se supone es Jack, inserta los retazos del pasado en los que nos va desvelando como se llegó a ese presente, tan frío, y como se avanza hacia ese futuro, en principio esperanzador, en Titán, la luna más grande de Saturno.

La película está repleta de referencias y homenajes a clásicos de la ciencia ficción. Para demostrar que el ataque que ha sufrido la tierra ha sido catastrófico, además de la Luna medio rota, se explaya en mostrarnos las ruinas de los edificios emblemáticos americanos (la Estatua de la Libertad, como en “El planeta de los simios”, el Empire State, el pentágono, el capitolio, el Puente de Manhattan o el Yankee Studium).

Por una vez, y sin que sirva de precedente, he disfrutado con las maquinas y artilugios que aparecen porque tienen un diseño muy llamativo y elegante, algo que no es de extrañar dado que Joseph Kosinski tiene estudios de arquitectura y eso se nota, sobre todo en el diseño de la casa-plataforma en la que residen Jack y su compañera… ¡alucinante la piscina!


Fantástica la nave en la que se desplazan, sobre todo por la forma de despegar imitando el salto del ángel, un salto estirado ejecutado con la cabeza inclinada hacia atrás, la espalda un poco arqueada y manteniendo los pies juntos de manera que formen una línea recta desde las caderas hasta los dedos de los pies. Al saltar hacia arriba los brazos se extienden hacia los lados hasta la altura de los hombros, manteniéndolos así hasta que el saltador está cerca del agua, momento en el que se juntan por encima de la cabeza y las manos se ponen de forma que entren en contacto con el agua antes que el resto del cuerpo. La nave lo reproduce a la perfección.

Los Drones (yo los llamo los K-Drones por lo malos que son, je, je) son unas pelotas de ceño fruncido y bizcas, que disparan hacia todos los lados, y que, cuando no tienen ángulo de tiro suficiente, sacan a relucir su lado poligonero y se dedican a empujar a las otras naves como si de los coches de choque se tratara.

La película, sin ser una gran historia, me ha resultado entretenida y visualmente muy atractiva. Creo que merece la pena verla (y eso lo dice alguien que no es fan precisamente de este género, lo cual es de tener en cuenta ¿no?).

sábado, 13 de abril de 2013

Gateway: peligroso Pórtico al universo




Frederik Pohl es un escritor de ciencia ficción americano, con una larga carrera a sus espaldas. Nacido en 1919 nada menos, publicó su primera novela en 1937, y su última data de 2011. Pohl vivió en distintos lugares durante su infancia, hasta que sus padres se asentaron en Brooklyn. Desde muy joven sintió pasión por la ciencia ficción, y trabó amistad con algunos autores de la época clásica, como Asimov.

Durante los años 30, Pohl tuvo inquietud política y militó en el partido comunista, pero se desencantó tras el acuerdo entre la Unión Soviética y la Alemania Nazi. Después combatió en Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Pohl se casó por primera vez con una compañera del curioso movimiento “Futurista” (Futurians), una peña que se anticipó al frikismo en muchos años. De hecho, Pohl, con 19 años, se convirtió en editor de dos nuevas revistas pulp de ciencia ficción, y se fue a vivir con unos amigos a la “Casa Futuriana”.

http://en.wikipedia.org/wiki/Futurians

http://www.stardustcf.com/articulos.asp?arti=22

Cuando se invente la máquina del tiempo, me apuntaré a cenar un día con estos colegas tan frikis. Por desgracia, su juventud y pasión les llevó a disputas internas, sobre todo amorosas, y se disolvieron en 1945.

Pohl continuó una exitosa carrera como editor. Pero su gran mérito es que además, el mismo es un gran escritor de ciencia ficción. Hasta ahora, he leído poco de este autor. Me gustó bastante “El último teorema”, curiosa novela escrita conjuntamente con Arthur C. Clark. Sin embargo, su última novela, “all the lives he led”, me aburrió bastante. Ahora estoy terminando una de sus novelas más conocidas y premiadas, “Gateway” (Pórtico, 1977).

¡CUIDADÍN, revelamos algunos aspectos de la trama!

El arranque de la novela es muy original y sugerente: la humanidad ha encontrado, casi por casualidad, una base alienígena abandonada en un asteroide cerca del sol. Al parecer, fue creada por una avanzada civilización extraterrestre llamada Heechee. A pesar de una antigüedad estimada en medio millón de años, las casi mil naves que permanecen en la base (Gateway 1) todavía operan. Eso si, nadie sabe cómo dirigirlas, aunque están muy automatizadas. El problema es que nadie sabe a dónde se dirigen: pueden ir a un estupendo planeta similar a la tierra, lleno de playas y bogavantes a la parrilla…o pueden acabar en las inmediaciones de una supernova, lo cual no resulta tan agradable.

La base es dirigida con duros criterios comerciales y mercantilistas, ya que toda la operación busca exclusivamente obtener rendimiento económico de los posibles hallazgos. Se establece así un tremendo dilema para los aventureros astronautas, obligados a ponderar riesgos y beneficios a la hora de decidir las naves en base a una información parcial y poco fiable, y presionados por una malvada corporación que no tiene nada que envidar a Umbrella. La idea es explotada magistralmente por Pohl, que alterna la narración de distintas misiones y de la vida en la base, con la historia personal del principal protagonista, Rob Broadhead. Rob es un tipo con problemas, agobiado y muchas veces desagradable. El autor no escatima en críticas y descripciones realistas tanto de Bob como de toda la empresa de exploración. Nos encontramos con una narración madura y compleja, muy lejos de la imagen del astronauta valiente y noble.

La novela está muy bien escrita, y alterna tres tipos de escenas: la narración principal se centra en las misiones; otra recrea la vida del personaje a partir de duras pero divertidas sesiones de psicoanálisis. Y finalmente, como recurso extra, tenemos la ocasión de leer anuncios cortos publicados en la base, abarcando todo tipo de temas, normas internas, informes breves, anuncios clasificados….

Todo ello hacen de Gateway una de las mejores novelas de ciencia ficción de todos los tiempos, un entretenimiento de primera clase, y de alguna manera, muy actual en la actual tesitura política y económica.

sábado, 6 de abril de 2013

Efectos secundarios: sexo, mentiras y smartphones


Demasiado cacao en la confusa aunque entretenida película de Soderbergh


AVISO: se dan algunas pistas sobre la película, aunque tratando de no desvelar nada.

Steve Soderbergh es un director americano (de padres suecos) que irrumpió en el mundo del cine con su película “Sexo, mentiras y cintas de video” en 1989. Después de aquél bombazo, durante unos años tuvo poco éxito, y parecía que se iba a quedar en joven promesa del cine. Sin embargo, poco a poco fue recuperándose, sobre todo con Erin Brockovich, la película protagonizada por una escotada Julia Roberts sobre la activista medioambiental  que vuelve a  estar de actualidad por sus protestas en relación a los hundimientos de terreno en Florida.
Después Soderbergh aumentó el nivel de calidad de su cine con la impactante “Traffic “, para pasar a un cine más comercial y divertido en ”Ocean’s Eleven”.  En 2002 se atrevió a adaptar de nuevo la novela clásica de ciencia ficción del genial Stanislaw Lem, Solaris, con buenos resultados a mi entender (bastante mejor que la adaptación de Tarkovski, por muy película de culto que sea)

De su cine más reciente, destacaría dos interesantes filmes sobre la vida del Che Guevara, y sobre todo, Contagio, una buena película sobre la terrible amenaza que supone una pandemia. En ella, la pobre Gwyneth Paltrow se queda muy flacucha sin necesidad de dieta alguna. Otra película interesante de esta época es “The informant”, sobre la corrupción en el mundo de la empresa.

Y por fin llegamos a un estreno en la cartelera esta semana:  “Side effects” (efectos secundarios). A priori, se trata de un tema muy interesante: los efectos adversos de las nuevas medicaciones introducidas en el mercado, y el papel, bastantes veces poco ético, de las grandes compañías farmacéuticas. Se trata de un tema muy complejo, y la película lo aborda bastante bien en la primera parte: la promoción de nuevos fármacos en conferencias médicas, los incentivos ofrecidos a médicos y pacientes para que estos últimos entren en ensayos clínicos, la presión de los inversores para obtener beneficios comerciales y en bolsa…
En este sentido, esperaba encontrarme con una película tipo “The insider” (el dilema, 1999), una de las mejores que se ha rodado sobre el tema de la salud pública, en este caso denunciando a las empresas tabacaleras.

Además, en la primera mitad se aborda además el tema de la depresión de manera bastante seria. Sin embargo, la segunda parte de Efectos secundarios se convierte en un thriller más convencional, con elementos de intriga, sexo, traición, codicia, engaño, etc,  esas pasiones tan viejunas  en nuestra especie. Aunque la trama resulta entretenida, el director trata de contar demasiadas cosas al final, se aceleran los acontecimientos, y el guión da giros excesivos y un tanto tramposos.

Por todo ello, creo que resulta una película un poco fallida y extraña, que aun así recomendaría, sobre todo teniendo en cuenta que no hay demasiada oferta de calidad en estos momentos. Además, las interpretaciones son bastante buenas, sobre todo la de la principal protagonista, la joven Rooney Mara (la Lisbeth Salander de la versión americana de Millenium), y también se defiende bien Jude Law. Fantástica, por cierto, la música de Thomas Newman.
http://en.wikipedia.org/wiki/Rooney_Mara

http://criticas-de-cine.labutaca.net/efectos-secundarios-quimica-quimica/

Una ocasión perdida para hacer una gran película, que se queda en mero entretenimiento.

 

lunes, 1 de abril de 2013

Los últimos días (David y Àlex Pastor, 2013)


CUANDO EL MUNDO SE DESMORONA, NADA MEJOR QUE HINCHARSE A HOSTIAS (*)

Reconozco que el hecho de que una historia transcurra en Barcelona incrementa en algún punto mi interés por ella y posiblemente rebaja en otro punto mi sentido crítico. Nadie es perfecto. Evidentemente no me refiero a series alimenticias de TV3 o demás costumbrismos al uso, sino a situaciones menos comunes. De modo que una novela no rebosante de virtudes literarias como La Catedral del Mar me gustó más de lo que seguramente justifica la obra en sí misma por el solo hecho de tener lugar en una Barcelona medieval todavía muy reconocible hoy en el entorno de Santa Maria del Mar. Algo parecido me sucedió con la trilogía del Cementerio de los Libros Olvidados de Carlos Ruíz Zafón, o algunos otros casos. Sí, incluso me gustó Vicky, Cristina, Barcelona, ¿pasa algo?

En esta confesada debilidad habrá que situar esta crítica de “Los últimos días”. Una película en la que el apocalipsis no es contado desde el punto de vista de Nueva York o Los Ángeles, sino en Barcelona, lo que ya un cartel lleno de luces parpadeantes que pide ir a verla. La película está dirigida por los barceloneses David y Àlex Pastor, dos jóvenes hermanos a quienes no debió gustar La Casa de la Pradera en su día.

El mundo ha sido invadido por una epidemia desconocida que se traduce en una extrema agorafobia a quienes la padecen. Eso lleva a que todo el mundo ha de permanecer en los edificios que ocupaban cuando el pánico (sic) se desencadenó, y sólo puedan moverse por los túneles del metro y las alcantarillas. Un informático (Quim Gutiérrez) y un consultor (José Coronado) -de esos que aparecen de vez en cuando por las empresas, despiden a diestro y siniestro sin mayor explicación y se van a sembrar el terror a otro lado, cobrando generosamente por ello- deciden que tendrán más posibilidades de sobrevivir y de encontrar a quienes buscan si cooperan. A partir de ahí se desarrolla una travesía por unos túneles del metro más limpitos e iluminados de lo que uno se imagina, encontrando a gente que también busca y también intenta sobrevivir y entender lo que pasa. No todas las situaciones están bien resueltas, hay algunas demasiado simples y otras difícilmente creíbles, aún cuando lo posible y lo imposible debe ser bastante distinto cuando el mundo conocido ha saltado por los aires. Pero con todo, la realización y las interpretaciones consiguen mantener un buen nivel de incomodidad y angustia, mezclados con situaciones ridículamente cómicas.

Es un relato sobre el miedo a lo desconocido como fuerza atenazante hasta que el propio temor cobra vida propia independientemente de su origen. Pero también es una llamada a la esperanza, incluso cuando parece que todo ha dejado de tener sentido. Buena realización, buenas interpretaciones y una Barcelona en peores condiciones de la que quedará después de la celebración de la vigésima Champions League del Barça, allá por 2030.

Sí, por si no ha quedado claro, me gustó y la recomiendo, incluso a los no barceloneses. Y además uno se siente muy bien al volver a pisar la calle.


(*) La frase se comprenderá con facilidad al ver la película.

Advertencia de semispoiler:


Insisto, no es un spoiler, pero posiblemente el lector preferirá no leerlo antes de ver la película.


Bien, aquí va. En mi opinión el final de la peli es una especie de antihomenaje u homenaje inverso (si tal cosa existe) a El fin de la infancia, de Arthur C. Clarke.