domingo, 28 de diciembre de 2014

Vikingos sin cuernos


Vikings” es una serie creada por Michael Hirst, productor y guionista inglés conocido por su anterior serie, Los Tudor, que tengo pendiente por recomendación de Teresa, y por la película “Elisabeth”. En esta ocasión, su pasión por la historia le ha llevado interesarse en esos simpáticos muchachotes del norte, los vikingos. Y es que antes de las canciones de Abba y los muebles de Ikea, los nórdicos tenían bastante mala baba…
La época vikinga transcurre desde el año 789 al 1100. Durante esta etapa, comerciantes guerreros escandinavos exploraron gran parte de Europa, Islandia, Groenlandia e incluso llegaron a Norteamérica. Se alegan distintas razones para estas oleadas de exploraciones y saqueos: exceso de población, inactividad durante el duro invierno nórdico, disputas internas…
En todo caso, sus ataques de rapiña tuvieron bastante éxito, comenzando en Inglaterra en el año 793, y sembrando posteriormente el terror en toda Europa. Al principio, viajaban en pequeños grupos, con sus ágiles barcos capaces de remontar ríos. Posteriormente, se organizaron en grandes flotas, y fundaron asentamientos permanentes en diversos sitios, o capturaron ciudades y territorios, sobre todo en las islas británicas y en Francia (Normandía). También atacaron grandes ciudades, como Londres y París, e incluso en alguna ocasión, Cádiz y Sevilla, aunque se encontraron con una oposición importante por parte de los Omeyas. Luchando contra ejércitos más organizados, sufrían grandes pérdidas.
Su fiereza y habilidad en la lucha hizo que muchos gobernantes prefirieran pagarles antes que enfrentarse a ellos.  Su principal ventaja tecnológica fue el drakkar, un barco ágil, ligero y resistente. Su pequeño calado le permitía navegar casi en cualquier sitio. Incluso podía ser transportado tierra adentro con bastante facilidad. Llevaban una sola vela cuadrada, y remos.
La serie narra la historia de las primeras incursiones en Inglaterra, y se basa en hechos históricos, pero también en la saga del guerrero Lagnar Lodbrok, un rey semilegendario de Dinamarca y Suecia. Al parecer, el trabajo de documentación ha sido extenso, y se nota en detalles como los curiosos sistemas de navegación utilizados para adentrarse en mar abierto, las armas, las tácticas...y por fin dejan de llevar cuernos en los cascos, aunque sea duro asumirlo habiendo crecido con la serie Vickie el Vikingo...

http://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/sabias-que-los-cascos-vikingos-realmente-no-llevaban-cuernos/ 

http://www.abc.es/archivo/20140409/abci-vikingos-verdades-mentiras-sanguinarios-201404081350.html

La serie recoge también aspectos característicos de la sociedad vikinga, como el importante papel de la mujer, la libertad sexual, sus duras pero democráticas leyes, el enorme peso de las creencias mágicas y religiosas, etc. Otro acierto de la serie es la estupenda fotografía, que plasma la impresionante naturaleza y la luz mortecina del norte, aunque ha sido rodada en Irlanda.
Lagnar es bien interpretado por el actor y modelo australiano Travis Fimmel, casado con la también semi legendaria guerrera Ladgerda(Katheryn Winnick). Lagnar se enamoró de ella cuando vio que además de guapa, sabía arrear cuando la cosa se ponía fea…
La serie cuenta con una segunda temporada que no he visto, y el año que viene llega la tercera, así que tenemos vikingos para rato. No faltará el espectáculo: intrigas, batallas, incursiones, aventuras, sexo, magia, sangre, cerveza, humor bruto y caña vikinga a tope. Una serie bien planteada y muy entretenida.
 
 
 
 

lunes, 22 de diciembre de 2014

True detective


True detective

 


Hace poco, en el club de novela negra de la librería Taiga de Toledo, leímos “Galveston”, la primera novela de Nic Pizzolatto. La obra resulta interesante y bien escrita, aunque no contentó a todo el mundo. En mi opinión, flojea un poco en su parte intermedia, pero tiene un arranque y un final acertados. Este escritor de Nueva Orleans, sin embargo, es bastante más conocido por ser el creador de la estupenda serie “True detective”, producida por la HBO. Pizzolatto es el llamado “showrunner” de la serie, una figura clave en la producción de la misma, sin traducción clara al español.
La primera temporada de la serie, la única emitida hasta el momento, está ambientada en la Luisiana profunda, y  narra la investigación de una serie de extraños crímenes por parte de dos duros detectives. Martin Hart, estupendamente interpretado por Woody Harrelson (Cheers, No es país para viejos), es un buen policía, pero convencional, aparentemente conservador, e hipócrita. Para resolver el caso, es emparejado con un extraño tipo, el genial y medio loco Rustin Cohle, encarnado por un Matthew  McConaughey en la cumbre de su carrera. Este actor está recibiendo encargos cada vez más complejos y exigentes, como su papel de enfermo de Sida en Dallas Buyers Club. Estupenda su breve pero intensa aparición en El lobo de Wall street…
Cohle es un tipo con un pasado oscuro, nihilista, con un cierto humor negro, y quizás tierno en el fondo. Sus explicaciones filosóficas en los largos viajes en el coche patrulla descuadran a Hart, que ve como a pesar de su aparente locura, los comentarios des Cohle no van desacertados. Ambos tendrán que superar sus diferencias si quieren llegar a buen puerto en una investigación larga y compleja. Su relación es una de las mejores historias de desencuentros y amistad vistas en la pequeña pantalla.
La serie recoge todos los tópicos que esperamos de una serie policiaca: personajes siniestros, corrupción política, alcohol, sexo, y violencia. A ellos se les suman los del sur profundo, con sus fanáticos religiosos, su conservadurismo y su pobreza. Sin embargo, los creadores de la serie consiguen mostrarlo todo con una nueva perspectiva, y la historia resulta bastante original. Quizás sea la estupenda combinación de música y una fotografía magistral, o un guión bien pensado y dosificado, tal vez la narración en dos tiempos, o una combinación de todo ello. En todo caso, el resultado resulta fantástico.
Es una serie para ver con tranquilidad, en versión original si puede ser, y en buena calidad, porque cada escena está cuidada hasta el último detalle, y cada episodio resulta mejor que el anterior. Una serie de culto, un “clásico inmediato”, como dicen en EE.UU. Esperemos que la segunda temporada mantenga el mismo nivel.  Por lo que leo, va  a ser muy distinta.
Nuestra amiga Teresa escribe sobre esta serie en Calibre 38.
Y aquí tenemos la impresionante cabecera de la serie, con el tema “Far from any road”, del grupo The Handsome Family.
En dos minutos y medio nos da las pistas necesarias para prepararnos a un largo viaje por las polvorientas carreteras secundarias de Lousiana…
El final de la serie no ha gustado a todo el mundo. Si ya la has visto, aquí tienes un buen artículo al respecto.
 

sábado, 20 de diciembre de 2014

EXODUS

Épica, grandilocuente, espectacular, ampulosa, pomposa.... y hueca.
Los aficionados al cine no podemos evitar acercarnos a esta nueva visión de la historia de Moisés sin tener en la mente "Los diez mandamientos", de Cecil B. DeMille, que allá por el año 1956 obtuvo siete nominaciones a los Óscar, incluyendo mejor película, y que se llevó el de mejores efectos especiales.
¡Difícil olvidar la imagen del imponente Charlton Heston, con su melena y su barba blanca, rompiendo las tablas que contenían la ley de Dios para mostrar al pueblo díscolo y desagradecido la ira de éste!
Lo de empezar con una batallita en la que Moisés tiene la ocasión de demostrarle a su casi hermano Ramsés lo poco que se merece el puesto de heredero del faraón, hace chirriar los goznes de la historia desde el principio.
Continuamos con desfiles a lo "Cleopatra", carreras que imitan la archiconocida escena de "Ben-Hur" y un poblado egipcio que tan pronto te trae a la memoria las favelas de Río de Janeiro como las casas de "Distrito 9".
La elección de Joel Edgerton, actor de origen australiano al que yo conocí gracias a "The Secret Life of Us", serie también australiana que narra la vida de ocho jóvenes que comparten un apartamento, deja mucho que desear porque más que un Dios en la tierra (imagen que sí proyectaba el majestuoso Yul Brynner) evoca a un faraón cervecero al que para completar su perfil de poligonero lo único que le falta es tunear su cuadriga añadiendo dos potentes altavoces que atronen a su paso al personal con el "chunda, chunda" correspondiente.
La química que existe entre María Valverde y Christian Bale se pierde en el pésimo doblaje de la actriz española, cuyos labios se mueven a un ritmo diferente al de las palabras que salen por su boca.
Aarón Paul, en el papel de Josué, por los ojos de alucinado que pone cada vez que pilla a Moisés hablando solo, parece que sigue colocado con la famosa meta azul que fabricaba junto a Walt en "Breaking bad".
Sin duda el mejor es Christian Bale quien, tirando de oficio, hace creíble su personaje dentro de los límites que la visión, más bélica que religiosa, del director le permite.
Y así llegamos a Dios. Lo de que aparezca representado con forma de un niño caprichoso y enterado no ayuda mucho. Donde esté la zarza ardiendo que se quite ese mocoso gritón. Cada vez que se agarra una pataleta (¡se van a enterar estos príncipes egipcios que llevan años considerándose dioses!) te dan ganas de darle un coscorrón para que se calle de una puñetera vez.
Aunque a los espectadores más frikis les molarán las plagas con sus cocodrilos, moscas, saltones, gusanos, etc, el desarrollo de éstas deja en muy mal lugar a Moisés, un simple mensajero que ni pincha ni corta, que a lo más que llega es a ser instructor de un futurible ejército hebreo al que se dedica a entrenar en el manejo del arco y la espada (no entiendo cómo se las apaña ya que, como esclavos que eran, estaban sometidos a jornadas laborales de veinticuatro horas, a pan y agua y de postre latigazo que te crió).
El fiasco mayor llega cuando en el momento de cruzar el Mar Rojo abrimos los ojos expectantes esperando ver como Dios separa sus aguas en dos y nos encontramos con una simple bajamar. Eso sí, cuando los hebreos ya han cruzado y los egipcios están por la mitad asistimos a un momento "Lo imposible" con tsunami incluido y Ramsés como único superviviente después del remojón.
Para rematar la faena Moisés tiene que tallar en la piedra, a mano, los diez mandamientos tarea en la que invierte tanto tiempo que cuando baja del monte se encuentra con que su pueblo, aburrido se ha entregado a la orgía y el desenfreno.
Estamos ante una solemne, pesada y aburrida adaptación, una grandiosa nada, una épica superficialidad: ni profundiza en la relación fraternal, ni en las relaciones amorosas, ni en la cuestión religiosa.
Decepcionante este "Príncipe de Egipto" que parece un intento de película de acción (tal vez por aquello de que Ridley se la dedica a su hermano Tony ya fallecido), aspirante a película histórica, que se queda en un simplón blockbuster de tarde de domingo.
Una buena historia muy mal contada.

sábado, 29 de noviembre de 2014

The Shield


 El detective Vic Mackey no se anda con chorradas en el impresionante drama policial "The Shield"
 
The Shield es una de las series policiales más impactantes de todos los tiempos. Consta de siete temporadas emitidas desde el año 2002 al 2008. Fue creada por Shawn Ryan, del que yo sólo había visto la entretenida serie The Unit, y producida por FX. Al parecer, se inspira en una historia real de corrupción policial que tuvo lugar en una unidad de choque de la policía de Los Ángeles durante los años 90. La unidad Rampart se vio envuelta en tiroteos injustificados, palizas, robos y corruptelas de todo tipo, demostrando el tópico de que la realidad supera la ficción.
http://en.wikipedia.org/wiki/Rampart_scandal

Quizás por ello la trama de The Shield parece muy realista. La acción tiene lugar en una comisaría experimental instalada en una antigua iglesia, que presta servicio en un conflictivo barrio de los ángeles (Farmington), amenazado por bandas latinas, traficantes negros y mafiosos del este. La comisaría es dirigida por el ambicioso David Aceveda, de origen mexicano, muy bien interpretado por el actor Benito Martínez (Million dollar baby, House of cards).
La trama desarrolla dos líneas diferentes, aunque interconectadas. Por un lado, asistimos al trabajo de investigación policial llevado a cabo por los detectives  Holland “Dutch” Wagenbach y Claudette Wyms. Sus casos resultan interesantes, y ambos lucharán contra el tiempo, la hostilidad de los vecinos del barrio, y la falta de medios para poner entre rejas a todo tipo de delincuentes. De nuevo, el guión resulta verosímil, los personales secundarios que interpretan el mundo del delito lo bordan, y a pesar de que logran resolver muchos casos, las terribles historias de las víctimas y de los criminales dejan un gusto amargo en el espectador. El actor Jay Karnes (Hijos de la anarquía, House) y la actriz CCH Pounder (Avatar, Hijos de la anarquía) también realizan un excelente trabajo encarnando la vida cada vez más complicada de ambos policías.
La segunda línea argumental, más importante, describe el trabajo de una brigada especial, el Strike team, encargado de luchar contra las bandas más violentas de Farmington. El equipo de cuatro brutales policías está liderado por el maquiavélico y durísimo detective Vic Mackey, en una de las mejores interpretaciones televisivas que he visto. El actor, Michael Chiklis (Los cuatro fantásticos, No ordinary family) se mete en la piel de un personaje contradictorio pero resolutivo, corrupto pero sólo hasta cierto punto, con una ética cuestionable pero definida, capaz de lo peor y lo mejor, y sobre todo, dispuesto a sostener siete temporadas llenas de acción y angustia.
La serie se ve además reforzada por la presencia de actores invitados de la talla de Glenn Close (temporada 4), Forest Whitaker (temporadas 5 y 6), Franka Potente (6) y Laurie Holden (Andrea en The walking dead). La actuación de Whitaker se ve afectada por lo exagerado de su personaje, pero Glenn Close está fantástica.
La serie acaba resultando algo excesiva al final, al tener que resolver tramas cada vez más enredadas y situaciones imposibles. La última temporada resulta especialmente amarga, porque el espectador, ya plenamente identificado con los personajes, es consciente del brutal follón que se va a desencadenar. Pero a pesar de toda su dureza, la serie proporciona también esperanza sobre el trabajo policial y político bien hecho por al menos una parte significativa de los personajes.

En definitiva, una serie que proporciona mucho entretenimiento pero inspira malestar en el espectador que sospecha que la terrible escena que acaba de ver ha sucedido y sucederá de nuevo en algún barrio pobre de nuestras ciudades. Es sin duda una de las grandes series policiales de todos los tiempos, aunque quizás no todo lo conocida que debería en España. Merece la pena verla.
Quien quiera conocer más esta serie, que lea este excelente artículo en Jotdown (aunque revela aspectos de la trama):
Y no tendrá más remedio que verla, si no lo ha hecho aun...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  
 
 
 
 

 

 

martes, 11 de noviembre de 2014

INTERSTELLAR

El mundo que conocemos se muere. Cada minuto que pasa las opciones se reducen y sobre el futuro de la raza humana planea una enorme interrogación. Mientras el pueblo se sacude el polvo de encima y mira al cielo esperando agua, como siempre ha hecho el hombre desde que se convirtió en agricultor, las mentes superiores, esto es los integrantes de la NASA, se sacuden las opiniones que cuestionan su labor y miran al cielo esperando que proporcione una autopista hacia un lugar habitable.

Nadie mejor para ejercer de colono interestelar que el piloto Cooper al que da vida Matthew McConaughey un duro tejano (¡yiiiiihaaaa!) acostumbrado a los rigores del clima ("Hay cuatro estaciones en Texas: casi verano, verano, todavía verano y Navidad") algo muy útil cuando no sabes qué tipo de atmosfera te vas a encontrar en el nuevo planeta.

El caso es que Cooper, además de piloto ingeniero, es elegido para conducir y liderar al grupo de exploradores que si cumplen su misión habrán realizado la mayor hazaña en la historia de la humanidad: viajar más allá de nuestra galaxia para descubrir si algún otro planeta puede depararnos una nueva oportunidad, un futuro.

La importancia de la familia, gente sencilla luchando contra la adversidad, vecinos que se apoyan en caso de catástrofes. Las tormentas de polvo están tan bien logradas que casi hacen que carraspees y te lleves una mano a la boca para protegerla. Hasta ahí la historia parece atractiva y es asequible.

La cosa empieza a complicarse cuando introducimos un ingrediente, siempre conflictivo, en la mezcla: el deber. Ser ese padre que, por encima de todo, ama a sus hijos y jamás los abandonaría, o ser ese héroe que elige el sacrificio individual en aras del bien colectivo. "Ser o no ser, he ahí la cuestión". Aunque no crean, tampoco es que Cooper se lo piense mucho tiempo porque entre cultivar maíz y sentarse en el porche de su granja a esperar una lluvia que nunca llega, o calzarse las botas de cowboy espacial y poner rumbo a lo desconocido, la elección la tiene clara incluso antes de que se lo propongan.

Agujeros de gusano, relatividad, espacio/tiempo, dimensión, tridimension, cuatridimension, singularidad, densidad, viajes en el tiempo... El verdadero problema comienza con el despegue de la nave porque a partir de ahí la historia solo es apta para físicos teóricos, astrofísicos, ingenieros aeroespaciales y frikis muy frikis (¡pero frikis de letras!) que con tal de experimentar la gravedad cero un par de horas (bueno en esta ocasión casi tres) son capaces de perdonarle al director todo lo que no entiendan. ¡Por algo es el futuro!

He leído que Nolan ha sido asesorado por un astrofísico, Kip Thorne, profesor de física teórica en el California Institute of Technology, ya jubilado, que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar los agujeros negros, esas estrellas del cosmos que en lugar de explotar o apagarse, colapsan hacia un punto llamado singularidad. Resultado: la película tiene más de ciencia que de ficción, con el consiguiente sacrificio del entretenimiento.
Es indudable que en este tipo de superproducciones, en las que se invierte tanto dinero, siempre hay cosas espectaculares, ¡que menos! Así destacan los robots que en esta ocasión han rechazado el antropomorfismo prefiriendo una figura geométrica, con forma de bloque rectangular, que se desplaza tanto como una hélice como imitando el movimiento de los gorilas. ¡Son geniales! Igualmente me parecieron preciosas las imágenes del planeta helado. ¡Y qué decir de las olas gigantes!

En cuanto al prototipo de nave de la película no es nada original pues Stanley Kubrick, allá por el año 1968, ya llevó al cine en "2001: una odisea del espacio" la idea de una nave que gira constantemente para generar gravedad. Pero el nombre de la misma, Endurance (algo así como resistencia), me recordó el libro "Atrapados en el hielo" de Caroline Alexander que me recomendó mi amigo Juan. Narra la hazaña del famoso explorador Ernest Shackleton y una tripulación de veintisiete hombres que, en agosto de 1914, partieron hacia el Atlántico sur para realizar el primer viaje a pie por la Antártida. Tras abrirse camino por helado mar de Weddell, y cuando les faltaban sólo ciento sesenta kilómetros para llegar a su destino, su barco, el Endurance, quedó atrapado en los hielos y su tripulación, abandonada a su suerte. Su terrible experiencia duró veinte meses en los que realizaron dos intentos casi fatales de escapar antes del rescate final. El texto va acompañado de las increíbles fotografías que Frank Hurley tomó durante la aventura y que muestran la muda e impresionante belleza del océano Austral, la terrible destrucción del barco y la heroica lucha diaria de la tripulación para sobrevivir. Es un libro fantástico y estremecedor.

Volviendo a nuestra aventura espacial no hay ningún papel memorable pese a contar con buenos actores como Jessica Chastain o Michael Caine. Podemos destacar, por lo mala, la interpretación de Anne Hathaway de una mema, cursi y sentimentaloide científica, que nos tortura con complicadas teorías sobre que el amor es una fuerza potente cuyos resultados desconocemos. 

¡Cada vez que sale en pantalla acabas deseando que te trague un agujero negro!

En fin, que quieren que les diga.

Desde mi punto de vista el intento de Nolan de insuflarle alma, corazón y vida a las matemáticas y a los cálculos cuánticos fracasa estrepitosamente y acaba pasando factura a los espectadores.

Dicho lo cual, que cada palo aguante su vela.


domingo, 9 de noviembre de 2014

Relatos salvajes

Producida por "El Deseo", Pedro Almodóvar y su hermano Agustín, comenzamos con una fantáaaaastica banda sonora, obra de Gustavo Santaolalla (músico y compositor argentino, ganador de sendos Oscar a la mejor banda sonora por "Babel" y"Brokeback Mountain"), que acompaña a unas preciosas fotografías de animales. Fíjense muy bien en ellas porque son un delicioso aperitivo de lo que veremos mas adelante: imágenes de lobos, leopardos, hienas y otros depredadores que, con sus miradas inteligentes y sus afiladas garras y colmillos, acechan a incautas ovejas, gacelas y otras fuentes de proteínas, prestos a devorarlas.

Aunque nunca hayamos sido agredidos físicamente, ni atracados por un ladrón, no es necesario que medie un delito para que nos resulte conocido el papel de víctima. A menudo nos vemos envueltos en situaciones que, por cotidianas, asumimos y soportamos de manera más o menos estoica o indignada dependiendo del día que tengamos. Pero... ¿qué pasaría si en una de esas ocasiones, hartos de sentirnos sometidos, renegamos del papel de sumisos y reivindicamos el control de la situación? De eso va la vaina.
Seis relatos geniales, inesperados y muy bestias.
Inspirada en "Cuentos asombrosos", serie de TV de los ochenta creada y producida por Steven Spielberg, "Relatos salvajes" (premio del público a la mejor película europea en la 62 edición del Festival de Cine de San Sebastián) narra unas historias en las que los agresores, asesinos o terroristas, no han sido etiquetados como tales por el sistema. En cuanto a las victimas, no son únicamente personas sino estructuras e instituciones: la sociedad en su conjunto.
No se trata del tipo de cuento que termina con un colorín colorado que te invita a conciliar el sueño, sino de unas historias para no dormir, verdaderamente brutales, que inducen, por las barbaridades que narran y cómo las narran, tanto a la risa como al horror o al asco. Son tan tremendas como sorprendentes y cercanas porque, ya me lo dirán cuando las vean, con más de una nos sentiremos identificados aunque no nos atrevamos a reconocerlo en voz alta:
1. Pasternak: a todos aquellos que te han jodido la vida. ¡Atracón de risa inicial!
2. Las ratas: el que la hace la paga. ¡Ten cuidado con lo que deseas!
3. El más fuerte: genuinos machos al volante. ¡Geniales Leonardo Sbaraglia y su partenaire! No se pierdan la melodía "Corazón de fuego". MI FAVORITA. ¡Es la caña!
4. Bombita: la lucha, en solitario, contra la jaula de hierro de Max Weber. ¡Un héroe nacional!
5. La propuesta: justicia universal, o no. ¡Por algo se dice que la justicia es ciega!
6. Hasta que la muerte nos separe: para terminar nada mejor que una celebración familiar. ¡Una boda de cuento!
Intriga, violencia y comedia. ¡Hacia tiempo que no me reía tanto en el cine! Esta película es muy divertida pero, se lo advierto, se trata de humor macabro, o negro como prefieran llamarlo, no apto para todos los paladares.
El director nos muestra como basta un segundo, el tiempo que se tarda en tomar una mala decisión, para cruzar la línea que separa el orden del caos. Perder el control y dejarse arrastrar por el vértigo y el placer que ello conlleva; comprobar que, efectivamente, la venganza es un plato que se sirve frío y se come despacio.
Damián Szifrón emprende una cruzada contra los tiranos, los que se creen superiores a los demás, los macarras abusones, el sistema, los ricos y los finales felices. ¡No deja títere con cabeza!
La película es cruel, maliciosa, brutalmente divertida y esconde una original y demoledora carga de critica social.
¡Sencillamente brillante!
¡Tiembla Tarantino!

El juez


Es una película fantástica. Joaquín Phoenix realiza una interpretación soberbia, sin adornos, ni artificios. Una demostración de lo que es ser un ACTOR con mayúsculas, algo que está al alcance de muy pocos. De hecho creo que si ahora mismo pienso en quien podría hacer algo así, me vienen a la mente solo tres o cuatro nombres: Robert Downey Jr., Anthony Hopkins, Al Pacino, quizás Johnny Depp..." Esta es parte de la critica que escribí, en 2008, sobe "Two Lovers", de James Gray (actualmente en esa lista no podría faltar Michael Fassbender).
Buenos diálogos, magníficos silencios, excepcionales primeros planos que traspasan la pantalla y te conmueven, miradas intensas... "El juez", de David Dobkin, pone de manifiesto que no me equivocaba con Downey Junior porque junto al otro Robert, Duvall, nos ofrece una lección de cómo remover y activar las conciencias dormidas haciéndonos sentir sobrecogidos y totalmente desarmados.
Hank Palmer, un importante abogado con pocos escrúpulos, tras la muerte de su madre regresa a su hogar. Después del entierro, deseoso de salir del lugar donde pasó su infancia, se entera de que el juez del pueblo, su padre de quien está distanciado, es sospechoso de haber cometido un crimen. La investigación del caso lo llevará, poco a poco, a restablecer con los suyos una relación que estaba rota.
Un abogado inteligente, arrogante y tan simpático y encantador como cruel cuando toca serlo. Un mal hijo. Un juez fuerte, orgulloso, comprometido con la justicia por encima de todo, más implacable con su propia familia que con el delito. Un mal padre.
Dos personas que se respetan y admiran en la distancia pero que se odian y se muestran incapaces de comunicarse en la cercanía. Dos almas perdidas que anhelan encontrarse y perdonarse pero no saben como hacerlo. La justicia, su nexo de unión, les mostará el camino.
La familia no la eliges, no te puedes librar de ella cuando te apetezca. Aunque te mudes a miles de kilómetros de distancia va contigo. Nuestra personalidad es el resultado de las circunstancias y experiencias, tanto positivas como negativas, que vivimos durante la niñez en el seno familiar.
En nuestro desarrollo es vital la presencia de adultos que nos sirven de modelo y nos provean de amor, comprensión y disciplina. Las carencias, la falta de afecto o el abandono, generan niños desconfiados y temerosos.
Un entorno nocivo, además, altera la capacidad de controlar los impulsos y trastorna las relaciones con los demás, la disposición para la intimidad, la habilidad para verbalizar sentimientos y la aptitud para adoptar el punto de vista de otros.
Un espectador comprometido no sale indemne de una sala después de ver un drama de este tipo. Las difíciles relaciones familiares han servido de argumento a grandes películas como "The Savages" de Tamara Jenkins, "In the Bedroom" de Tood Field, "Heredarás la tierra" de Jocelyn Moorhouse o la más reciente "Agosto" de John Wells.
Acontecimientos traumáticos, como la enfermedad o muerte de alguno de los progenitores, vuelven a reunir a familias que llevan años sin verse ni relacionarse creando un ambiente propicio para que afloren a la superficie reproches, mentiras, rencillas y rivalidades inconfesables; recuerdos todos que perturban la conciencia y el equilibrio nervioso.
Aristóteles definió la catarsis como la facultad de la tragedia de redimir al espectador de sus propias bajas pasiones al verlas proyectadas en los personajes de la obra: al involucrarse en la trama, la audiencia puede experimentar dichas pasiones junto con los personajes y contemplar el castigo, merecido e inevitable de éstas pero sin experimentarlo él mismo. Pero a veces no es así.
Es muy difícil no verse reflejado en las tragedias familiares. Siempre hay frases similares a otras que recuerdas haber dicho en un momento de rabia, esas de las que ya te estás arrepintiendo antes de terminar de pronunciarlas, gestos idénticos de los que te avergüenzas, ausencias que te duelen y que no puedes compensar.
Hay que elegir el momento adecuado para ver esta película porque es tan buena que no disfrutas viéndola. A mí la relación paterno filial del juez Palmer y su hijo me afectó, me involucre en la historia y sufrí con sus miserias. ¡La escena de la bañera es durísima!
No obstante, deja un resquicio para la esperanza y un mensaje claro: por encima de todo defiende tu legado porque es lo mejor que tienes.

lunes, 20 de octubre de 2014

La entrega

 

Hace unos días vi "La entrega" (The drop), una película que lleva ya varias semanas en cartel. Ha sido dirigida por Michaël R. Roskam. Es su segunda película, después de Bullhead, que no he visto.


Más conocido que el director es el guionista, Dennis Lehane. Este novelista, nacido en Boston, tiene un estilo muy cinematográfico, y alcanzó gran fama con la excelente película Mystic River, adaptación de su novela de mismo nombre,  dirigida por Clint Eastwood en el año 2003.


Además, Lehane ha sido guionista de la excepcional serie “The wire”, y de “Boardwalk”, serie que todavía no he visto. Otra novela suya llevada al cine fue la opresiva  “Shutter island” (2010). De sus novelas, sólo he leido “vivir de noche”, ya que fue seleccionada en nuestro club de novela negra. La obra me gustó mucho, excelente historia y ambientación, muy entretenida de leer, recomendable.


Además de Lehane, otro nombre importante en esta película es el tristemente desaparecido James Gandolfini. Le conocí en su inolvidable papel de Tony Soprano, en la serie que durante seis temporadas narraba fantásticamente la vida de las dos familias de Tony, a cada cual más peligrosa. Esta serie de cambio de siglo ha sido una de las más importantes de todos los tiempos. Gandolfini siguió rodando películas, algunas más conocidas como la impresionante Zero Dark Thirty (la noche más oscura), y otras menos. Me gustó mucho su penúltima película, sobran las palabras (enough said), una dura película sobre las dificultades de las relaciones de pareja. En The drop, Gandolfini retomaba el cine de mafiosos, y tenía gran interés por ver su último trabajo. Finalmente, en el elenco de actores destacaba también Noomi Rapace, la rebelde Salander de la triología Millennium.

Pues bien, todo este conjunto de artistas funciona perfectamente, y entrega una de las mejores películas del año. La cinta refleja la dura vida de los dueños y trabajadores de los pequeños negocios de Brooklyn, amenazados por la crisis por un lado y las mafias por otro. El ambiente del barrio sirve de fondo para una película de historias personales, pero la película no se queda en el costumbrismo, sino que desarrolla una trama interesante con una tensión creciente y alguna sorpresa en el camino. A destacar también el estupendo trabajo de Tom Hardy, que resulta fundamental para dar credibilidad a la historia.



Una buena película, muy recomendable, sobre todo para los amantes de la novela y el cine negro.

En esta entrevista, Lehane le da cañita al capitalismo


Y en este excelente artículo, Paula Corroto compara La entrega con otra novela negra actual, “Galveston”, que no sale muy bien parada frente a la obra del maestro Lehane…


viernes, 10 de octubre de 2014

Senderos de gloria

La película se inicia al son de “La Marseillaise”, himno nacional de Francia, y su exaltación del ánimo patriótico:

“Allons enfants de la Patrie
Le jour de gloire est arrivé”

Kubrick nos muestra sus senderos.

Durante ochenta y nueve minutos asistimos perplejos al desarrollo de una ofensiva de guerra gestada en los despachos de los integrantes del Estado Mayor, que alegan presiones de los políticos y de la prensa para que ganen la guerra, se mueven en palacios versallescos, toman coñac de marca y asisten a bailes de gala.
Mientras, las tropas sobreviven en las angustiosas trincheras. Kilómetros y kilómetros de zanjas de las que muchos nunca llegaran a salir. Desconcierto, tensión y rabia contenida ante el cinismo de los que mandan y deciden, sin exponerse nunca al peligro, sobre la vida de los demás. ¡Algo muy de actualidad mal que nos pese!

En la Francia de 1916, durante la I Guerra Mundial, el Estado Mayor decide tomar “La colina de las hormigas”, una inexpugnable posición alemana. El General Boulard traslada la orden al General Mireau quien en un primer momento, aunque sin demasiada convicción, rechaza de plano la propuesta para enseguida cambiar de idea a lo que contribuye la amenaza velada de un posible retiro y la promesa explícita de un ascenso seguro.

El encargado de dirigir el ataque sobre el terreno será el coronel Dax quien ante el cinismo de su superior, que le expone claramente que una vez se produzcan las bajas necesarias en el regimiento aun quedara un porcentaje elevado de soldados para tomar la colina, se niega por lo que el general, escandalizado, apela a su patriotismo. Él le responde con las palabras del Dr. Johnson (poeta, ensayista y critico literario): “El patriotismo es el último refugio de los canallas”.

La misión, crónica de un desastre anunciado, se convierte en un infierno en el que perece gran parte del regimiento. Los escasos supervivientes emprenden la retirada hacia las trincheras, ante lo cual el alto mando militar, preso de una pataleta impresionante y muy irritado por la derrota, decide imponer un severo castigo que sirve de ejemplo a los cobardes.

Los cabezas de turco, elegidos al azar, serán un cabo y dos soldados rasos:

- Uno, debido a un golpe que recibió en la cabeza al caerle encima un cadáver, pasó desvanecido dentro de la trinchera el tiempo que duro la ofensiva.

-El segundo, héroe de guerra, apenas llega a las propias alambradas francesas recibe la orden de retroceder.

- El tercero avanzó casi hasta las líneas enemigas y, cuando todos sus compañeros mueren y solo quedan dos, emprende la retirada.Ni los motivos por los que retrocedieron, ni las heroicidades pasadas, ni siquiera ser el único superviviente entre miles de hombres, valen como justificación en el consejo de guerra al que son sometidos, ya que las preguntas, a las que solo pueden responder SI o NO, son:

¿No llegó a salir de la trinchera?
¿Retrocedió usted?
¿Intentó tomar la colina?

Con frases como “No hay nada como fusilar unos pocos para levantar la moral de la tropa”, o “Coronel, sus hombres han muerto muy bien” el despreciable General Mireau se gana nuestro odio eterno.

No esta bien fusilar a un moribundo” alega débilmente el cura que acude a confesar a los condenados a lo que se le responde “Que le pellizquen la mejilla cuando este atado frente al pelotón de fusilamiento, así abrirá los ojos porque el general lo quiere despierto”. ¡Miserables!

Cada minuto de metraje de esta película, cada elemento, cada toma, cada escena, es un alegato antibelicista por sí mismo.

Para terminar este reseco informe bélico una canción en alemán, que humedece los ojos de todos los soldados y de los espectadores, en la voz de una joven desconocida, para dejar constancia de la universalidad de los sentimientos y de lo absurda e inútil que resulta cualquier guerra la guerra, antes de cumplir las ordenes de regresar de inmediato al frente.


martes, 7 de octubre de 2014

2014: un buen año para el cine español

 

El 2014 está resultando un buen año para el cine español. En marzo se estrenaba “Ocho apellidos vascos”. Una intensa campaña de promoción, y el boca a boca, convirtieron pronto a esta película en un éxito rotundo, llegando a ser la película española más vista en nuestro país.


La cinta maneja con acierto los tópicos vascos y andaluzces, se atreve a meterse con temas muy delicados como el independentismo y el movimiento “aberchandal”, y maneja un mensaje optimista y tolerante sobre nuestro país en un momento complicado. Sus chistes podrán ser sencillos y algo tontos, pero resultan muy efectivos gracias al trabajo de los actores. La escena de Dani Rovira recitando sus apellidos en el bar es antológica. La película fue dirigida por Emilio Martínez-Lázaro, que cuenta con una larga trayectoria de peliculas, exitosas como el divertido musical  “El otro lado de la cama” (2002), o la terrible historia de las 13 rosas (2007). Ocho apellidos vascos ha sido comparada con el bombazo francés “Bienvenidos al norte”, y en efecto, tienen muchas cosas en común. Dos comedias muy recomendables.

Al final del verano, se estrenaba “El niño”, una película que tenía interés en ver, por desarrollarse en el sur de Cádiz, una zona que me gusta especialmente. Su director, Daniel Monzón, nos había impactado hace 5 años con “Celda 211”, y este año vuelve a acertar con una película de intriga y acción, ambientada en el mundo del tráfico de drogas en el estrecho. La escena inicial de los containers en el puerto de Algeciras ya avisa de las dificultades que entraña la lucha policial contra el flujo de hachís y cocaína que entra incesantemente en nuestro país. La película está muy bien ambientada e interpretada, a caballo entre Cádiz, Gibraltar y Marruecos, y muestra el equilibrio entre seguridad, consumo de drogas, tráfico, violencia, cutrez, corrupción e hipocresia que marca el mundillo del narcotráfico. El guión resulta verosímil, y las escenas de acción están perfectamente resueltas. El grado de violencia es adecuado y creible, a diferencia de algunas películas del género, sobre todo americanas, que lanzan un millón de coches patrulla detrás de los malos, creando un caos en las autopistas de los Ángeles (películas que también me gustan, por otra parte). Una obra bien pensada, muy bien realizada, y muy entretenida. Otro acierto, que puede tener salida internacional.



Y por si no tuviéramos suficiente buen cine español este año, hace poco se ha estrenado “La isla mínima”. Su fotografía está aun más cuidada que en las dos anteriores, con unas tomas cenitales magníficas. El paisaje natural de las marismas del Guadalquivir es manipulado para resultar oprimente y claustrofíbico. El laberinto de caños, carreteras y caminos de la zona, sumados al ambiente político inestable de la transición en el año 80, sirven de escenario a una historia policial convencional, no especialmente original, pero eficaz. Según comenta su director, Alberto Rodríguez la fotografía está inspirada en el trabajo de Atín Aya.


El duelo entre la España franquista y la democracia es encarnado por la pareja policial encargada de las investigaciones. Por desgracia para el poli bueno, el actor Javier Gutiérrez se come la pantalla en su papel de policia violento, con un pasado oscuro, pero que parece buscar una especie de redención al final de su carrera. El áctor ha sido justamente premiado en el festival de San Sebastián.



La película recrea perfectamente el año 80, y resulta muy evocadora para los que vivimos aquella época de ilusión, en los que nosotros y nuestra democracia entrábamos en la adolescencia. Nos comunicábamos con cartas que tardaban semanas en llegar, nos movíamos con bicicletas BH, y pasábamos largos veranos en pueblos parecidos a los de la peli…

Nuestra amiga Teresa también comenta con más detalles esta peli en DCLM.


Alberto Rodríguez había rodado un policiaco previo bastante interesante, Grupo 7, pero me resultó algo más exagerado, menos convincente.

Y finalmente, llega el plato fuerte del cine español de este año: Torrente 5, Operación Eurovegas. Hay que verla…

Buena cosecha de cine español durante este año.

martes, 26 de agosto de 2014

VACACIONES DE ENSUEÑO EN ASTURIAS

Cudillero:
 
Playa del Aguilar:
Avilés, una ciudad preciosa con fama de no serlo:
 
 
 
 Luarca:
 
 

viernes, 22 de agosto de 2014

Más clásicos: Dune

Este esquema muestra como el gusano del Dune es el bicho más brutal de la praderarrr del desierto.

Hace tiempo que tenía una deuda con una de las grandes novelas de ciencia ficción: Dune, de Frank Herbert (1965). En los años 80, vi la adaptación al cine dirigida por David Lynch (1984). La película en su momento resultaba bastante impactante, un tanto misteriosa, aunque se hacía pesada a ratos. Años antes había fracasado un intento de llevar al cine Dune, de la mano del peculiar Alejando Jodorowsky. El proyecto contaba con colaboradores de la talla de Dalí, Orson Welles, Moebius o Pink Floyd…hubiera sido curioso ver una obra conjunta de todos ellos, pero no pudo ser.

La película de David Lynch tenía que haber durado 5 horas, pero tampoco era realista, y se quedo en algo más de dos. Ese recorte, el desigual reparto, y unos efectos especiales todavía insuficientes hacen que el intento resultara bastante fallido. Pero al menos hizo todavía más famosa la novela original. Con los años, Dune se ha convertido en una de las novelas de ciencia ficción más leídas, si no la que más.

Por fin me he animado, y he disfrutado con ella. La historia es muy conocida. En un futuro lejano, la galaxia está dominada por familias nobles que gobiernan sus planetas en un estilo feudal, bajo la supervisión del Emperador. La familia Atreides recibe el encargo de gobernar el misterioso planeta Arrakis (precioso nombre), muy importante por ser la fuente de una especia, “melange”, que permite los viajes interestelares. Este arreglo no le conviene mucho a su familia rival, los Harkonnen. El cabeza de familia, Vladimir Harkonnen, es un depravado con mucho estilo, dispuesto a todo para acabar con los Atreiades, más convencionales. A partir de este escenario, se organiza un buen lío, lleno de aventuras, intrigas, religión, ecología, política, magia, guerra, traiciones y honor, todo sazonado con un poco de amor y cierto humor.

La primera parte de la novela me ha resultado más interesante, ya que se centra en la tensión política, y describe un mundo un tanto medieval, pero avanzado en otros campos. La segunda parte trata la deriva mesiánica del protagonista principal,  Paul Atreides.  La historia, quizás no especialmente original, atrapa y está excelentemente narrada. La calidad de la escritura es muy alta, las escenas detalladas, los diálogos inteligentes y sutiles…resulta un placer leer esta obra. Las descripciones del desierto también resultan espectaculares. Al parecer, Herbert se inspiró en unas dunas de Oregón para investigar sobre su ecología, y acabar creando un gran planeta desierto, con un ecosistema muy particular. De él, surgirá el bicho más bestial que ha poblado nunca la ciencia ficción: el gusano de Dune…Otra influencia clara es el mundo árabe, y la cultura del desierto.

Se trata de un libro fundamental en la ciencia ficción, una garantía de entretenimiento para todo aquel que le guste el género, o los libros tochos con mucha peña friki….



Begin Again

Te gusta la música”, le pregunta Hans Castorp a Septembrini en “La Montaña mágica”. “Si me la imponen, no”, le contesta éste. Disfruto con una buena banda sonora como la que más. Incluso he saboreado películas en las que apenas había diálogo pero, salvo contadas excepciones, siento rechazo hacia el género musical. 

Begin again” es la historia de dos jóvenes ingleses a quienes su pasión por la música ha unido, les lleva hasta Nueva York, y finalmente, cuando él alcanza el éxito y la fama, acaba por separarlos. A partir de ahí comprobamos como el amor al arte puro (entendido como una pasión, una forma de vida) y el amor al arte cuando éste se mercantiliza, transcurre por caminos separados que, difícilmente, vuelven a converger. La música es el epicentro de la historia pero no es solo una película musical.

Contar con Keira Knightley, una de las mejores actrices de su generación, es un pasaporte seguro al éxito. No hay ninguna película suya que no me haya gustado. Es adorable, apasionada, intensa y muy elegante. ¡Por algo Chanel la ha elegido como imagen de su emblemático perfume “Coco”!

Mark Ruffalo nos regala una magnifica interpretación de un productor discográfico en horas bajas. Impresionante la química entre los dos actores. Ambos son el motor del conjunto. 

En cuanto a Adam Levine creo que se queda a años luz de ellos, eso sin contar con que a mí, particularmente, su voz, falsete incluido, no me gusta nada.

Sin sexo, sin tiros, sin violencia, sin monstruos ni asesinos, “Begin again” es un chute de optimismo veraniego. Una película que te hace salir de la sala contento, relajado y feliz.


Vamos, un lujo en estos tiempos que corren.