domingo, 27 de agosto de 2017

ZUMAIA

Por lo que parece, películas que no he visto ni pienso ver (Ocho apellidos vascos) y series a las que soy adicta (Juegos de tronos), no solo han puesto a Zumaia en el mapa, sino que la han convertido en lugar de peregrinación de frikis de todo tipo y pelaje, entre los que me incluyo sin ningún rubor.

Una semana de vacaciones me ha permitido sumergirme en esta preciosa localidad del litoral guipuzcoano, conocer un poco a su gente, degustar su deliciosa gastronomía, ampliar mi lista de palabras en euskera y disfrutar de ese clima que me ha regalado esos días de lluvia que tanto se añoran en la abrasada Toledo. 

Si se animan a acompañarme en mi periplo por la preciosa Zumaia, ongi etorriak (espero haberlo escrito bien):

Me aloje en el Hotel Talasoterapia Zelai


Lo mejor: la ubicación y las impresionantes vistas.
Lo peor: las habitaciones con moqueta, el cuarto de baño muy pequeño y el precio de la comida.

Por suerte para mí, la panaderia Ogiberri en la calle Ortega y Gasset, abierta desde las 7 de la mañana, se encargó de proporcionarme unos deliciosos desayunos compuestos de zumo de naranja recién exprimida, tostadas de pan de centeno recién hecho y un café rico, rico. Las meriendas se las dejé a la Agurtzane Okindegia en la calle Erribera:

Aunque solo logré comer un día en el Idoia exquisito el pulpo, el revuelto de morcilla y el tiramisú!), durante el mes de agosto es imposible conseguir mesa sin reserva previa, no tuve problemas para saciar mi hambre en los demás restaurantes de la localidad.

La famosísima playa de Itzurun, por el día...


Al anochecer...
Los Flysch: una superficie de abrasión originada como consecuencia de la erosión del mar, formada por diferentes láminas de rocas calizas y areniscas, en forma de milhojas:

La Ermita de San Telmo:
La playa de Santiago:
Muy cerca se encuentra el Ignacio Zuloaga Kultur Gunea, la bellisima casa-taller del conocido pintor eibarrés, capilla y antigua hospedería del Camino de Santiago, donde se guarda parte de su colección:





¿Qué cuadro me impresionó más? el de la Marquesa Luisa Casati:

El casco histórico con sus palacios y casas señoriales:


El rio
El faro:
Compromiso:

Pero lo mejor de todo, lo mejor sin duda, es la lluvia, porque añade aún más encanto a un pueblo que lo derrocha:






Y cuando el sol vuelve a salir...
... algunas veces puedes mirar más allá del Arco Iris...

¡Hurrengora arte!







lunes, 21 de agosto de 2017

Tony Erdmann: consultores y payasos




Winfried Conradi (Peter Simonischek) es un peculiar profesor de música alemán, hippy, extravagante, y aficionado a gastar bromas haciéndose pasar por otras personas. Vive sólo con su viejo perro, alejado de su hija Inés, consultora en Bucarest. En un momento dado, decide hacer una visita sorpresa a su exitosa hija, directiva de una importante empresa consultora. Inés (Ingrid Visu), tiene un alto nivel de vida, gran dedicación a su trabajo, y está muy bien considerada en el mundo de la consultoría. Parece que todo le va bien, pero el reencuentro entre el anárquico padre e su trabajadora hija promete…


Así arranca la premiada película germano-austriaca “Toni Erdmann”, dirigida por la directora, productora y guionista Maren Ade. La película que comienza con un tono amable entra poco a poco en un terreno más duro, y acaba realizando un retrato descarnado del mundo de las consultoras y su papel en la reducción y reestructuración de empresas. La película habla del precio personal que directivos y responsables tienen que pagar para sobrevivir en situaciones de crisis y gran competencia. Muestra también el contraste entre el modo de vida de los expatriados en Bucarest y la relativa pobreza de la ciudad y del país. Pone en cuestión la cultura cerrada corporativa, las técnicas de moda en el sector para “crear equipo”, y las relaciones de casi servilismo entre jefes y subordinados.


El guión es por momentos brillante, con momentos de la vida profesional muy bien estudiados y realistas, pero en otros momentos introduce elementos surrealistas e impactantes. Tiene algo de fábula, como en su clara referencia al cuento “el traje nuevo del emperador”. A veces cruel, incluso sórdida, la película no deja de entrar dónde quiere, no plantea moralinas irreales, no se pone límites políticamente correctos, ni se corta cuando hay que desnudar psíquica o físicamente a un personaje. Aun así los personajes resultan humanos y a veces entrañables, y deja un espacio a la esperanza.


Es una película realmente impactante, perfectamente escrita, dirigida e interpretada, original, poco habitual, con algunas escenas memorables, que inquieta e incomoda, pero también divierte y emociona al espectador. La obra ha recogido ya varios merecidos premios.