lunes, 22 de diciembre de 2014

True detective


True detective

 


Hace poco, en el club de novela negra de la librería Taiga de Toledo, leímos “Galveston”, la primera novela de Nic Pizzolatto. La obra resulta interesante y bien escrita, aunque no contentó a todo el mundo. En mi opinión, flojea un poco en su parte intermedia, pero tiene un arranque y un final acertados. Este escritor de Nueva Orleans, sin embargo, es bastante más conocido por ser el creador de la estupenda serie “True detective”, producida por la HBO. Pizzolatto es el llamado “showrunner” de la serie, una figura clave en la producción de la misma, sin traducción clara al español.
La primera temporada de la serie, la única emitida hasta el momento, está ambientada en la Luisiana profunda, y  narra la investigación de una serie de extraños crímenes por parte de dos duros detectives. Martin Hart, estupendamente interpretado por Woody Harrelson (Cheers, No es país para viejos), es un buen policía, pero convencional, aparentemente conservador, e hipócrita. Para resolver el caso, es emparejado con un extraño tipo, el genial y medio loco Rustin Cohle, encarnado por un Matthew  McConaughey en la cumbre de su carrera. Este actor está recibiendo encargos cada vez más complejos y exigentes, como su papel de enfermo de Sida en Dallas Buyers Club. Estupenda su breve pero intensa aparición en El lobo de Wall street…
Cohle es un tipo con un pasado oscuro, nihilista, con un cierto humor negro, y quizás tierno en el fondo. Sus explicaciones filosóficas en los largos viajes en el coche patrulla descuadran a Hart, que ve como a pesar de su aparente locura, los comentarios des Cohle no van desacertados. Ambos tendrán que superar sus diferencias si quieren llegar a buen puerto en una investigación larga y compleja. Su relación es una de las mejores historias de desencuentros y amistad vistas en la pequeña pantalla.
La serie recoge todos los tópicos que esperamos de una serie policiaca: personajes siniestros, corrupción política, alcohol, sexo, y violencia. A ellos se les suman los del sur profundo, con sus fanáticos religiosos, su conservadurismo y su pobreza. Sin embargo, los creadores de la serie consiguen mostrarlo todo con una nueva perspectiva, y la historia resulta bastante original. Quizás sea la estupenda combinación de música y una fotografía magistral, o un guión bien pensado y dosificado, tal vez la narración en dos tiempos, o una combinación de todo ello. En todo caso, el resultado resulta fantástico.
Es una serie para ver con tranquilidad, en versión original si puede ser, y en buena calidad, porque cada escena está cuidada hasta el último detalle, y cada episodio resulta mejor que el anterior. Una serie de culto, un “clásico inmediato”, como dicen en EE.UU. Esperemos que la segunda temporada mantenga el mismo nivel.  Por lo que leo, va  a ser muy distinta.
Nuestra amiga Teresa escribe sobre esta serie en Calibre 38.
Y aquí tenemos la impresionante cabecera de la serie, con el tema “Far from any road”, del grupo The Handsome Family.
En dos minutos y medio nos da las pistas necesarias para prepararnos a un largo viaje por las polvorientas carreteras secundarias de Lousiana…
El final de la serie no ha gustado a todo el mundo. Si ya la has visto, aquí tienes un buen artículo al respecto.
 

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