Tercera y última entrega de la entretenida, interesante y dura "Trilogía de la crisis" de Petros Markaris..
Petros Markaris es uno de mis escritores preferidos de
novela policiaca. Nació en Turquía, en 1937, en el seno de una familia de
origen armenio y griego. Estudió en Estambul (se nota su dominio de la ciudad
en alguna de sus novelas) y en Grecia. Se especializó en cultura alemana, y se
ha dedicado a la traducción de autores clásicos alemanes. Esta visión políglota
y su experiencia internacional se nota a la hora de retratar la sociedad
griega, ya que lo hace con amor pero también con la objetividad y precisión de
un cirujano.
Aunque ha escrito teatro y guiones de cine, su obra
más conocida es una serie de novela policiaca. Jaritos es un comisario honrado y
trabajador, que tiene que apañárselas en un medio hostil. No solo deberá
perseguir a criminales de todo tipo, sino que habrá de sortear la burocracia interminable
y la politización de la administración griega. Y por la tarde, tendrá que
lidiar con su mujer, ama de casa tradicional, llena de recursos y siempre
dispuesta a endosarle un poco de sabiduría popular. Eso si, sus múltiples enfados terminarán frente a un buen plato de tomates rellenos...
Markaris se declara progresista y su ideología se plasma
en sus novelas. Sin embargo, su inteligencia y falta de sectarismo le permite
describir la realidad de forma objetiva, y nada ofensiva para el lector, sea
cual sea su ideología. De hecho, sus críticas a los progresistas acomodados y
corruptos son más duras y ácidas de lo que pudiera escribir un escritor de
derechas. Markaris critica sin piedad a la llamada “Generación de la Politécnica”, que se
enfrentó a la dictadura en 1973, y ha sabido aprovecharse muy bien durante muchos
años.
La acción de la novela se sitúa en un duro año 2014
para Grecia. El país ha tenido que abandonar el euro, volver al dracma, y
suspender pagos. La sociedad se prepara para una vuelta de tuerca más, en medio
de manifestaciones y dramas personales. En este ambiente explosivo, una serie
de crímenes con un mensaje extraño se producen en Atenas, y Jaritos tendrá que
recurrir a todo su ingenio para resolverlos, mientras que las preocupaciones se
acumulan en casa, y no tiene dinero ni para conducir su querido Seat Ibiza….
En realidad, se trata de la tercera parte de la
llamada “trilogía de la crisis”, tres novelas policiacas que van reflejando la
caída a los infiernos de los países mediterráneos, y especialmente de Grecia.
La serie comenzó en 2010 (Con el agua al cuello), continuó con una novela aun más
negra y desesperada en 2011 (Liquidación final), y culmina con Pan, educación,
libertad en 2013. En esta trilogía, Markaris se despacha a gusto con banqueros,
empresarios y políticos sin escrúpulos, pero tampoco se olvida de los
aprovechados y corruptos de cualquier estamento o ideología. Aborda de forma
inteligente temas durísimos, como el paro, la opresión a los emigrantes
atrapados en situaciones imposibles, el crecimiento de la extrema derecha, la
falta de esperanza para los jóvenes... Su solidaridad y cariño está con la gente
honrada que una vez más, ve desplomarse sus proyectos e ilusiones. Y a todo
esto consigue entretener y arrancar una sonrisa al lector, sin pretender dar
lecciones magistrales de nada.
Aunque la premisa de Pan, educación, libertad no se
ha cumplido (al menos por ahora), y nuestros países siguen en el euro (en la novela, España también
vuelve a la peseta), los hechos que narra y la situación social que retrata son muy
realistas. Curiosamente, esta última novela abre a pesar de todo una puerta a
la esperanza, en la forma de acciones solidarias entre amigos, familiares y
vecinos, y retrata una nueva conciencia de lo público, más realista y menos politizada,
más ajustada quizás a la naturaleza humana. Parece resignarse a que la utopía
soñada por la izquierda nunca llegará, pero aun así es posible una sociedad
mejor. En todo caso, estas ideas son sugeridas por el escritor pero no
formuladas explícitamente, dejando a lector margen para su interpretación
personal. Aunque las circunstancias son distintas, existen bastantes
paralelismos entre nuestros dos países, y Markaris hace referencias a España en
distintas ocasiones.
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