domingo, 10 de noviembre de 2013

El juego de Ender

¡A Dios pongo por testigo: mientras que Ender no lleve el prefijo Fassb no pienso volver a ver ninguno de sus juegos! ¿Se dan cuenta? Como la ciencia ficción no acaba de producir en mí sensaciones distintas al aburrimiento y el hastío, creo que me proyecto astralmente y mi alma vuela libre hacia Michael, merced a la alegría y satisfacción que su solo nombre me provoca, mientras mi cuerpo permanece, cada vez más abatido, castigado en la oscuridad de la sala.

Esta película es totalmente IN: in-soportable, in-fame, in-sustancial e in-fumable.

¡Una completa mamarrachez!

Un crio memo y gritón, que tan pronto te pone ojitos como te pone de los nervios, ¿salvando al mundo? Pues que quieren que les diga, si el mundo ha llegado a un punto en el que su existencia depende de este enclenque e irritante adolescente, tal vez haya llegado el momento de aceptar su aniquilación.

Harrison Ford y Ben Kingsley deben haber cobrado un pastón que les haya compensado el hacer de secundarios de tamaño cantamañanas (aunque Ben fue más listo que Harrrison porque, para evitar que se percibiera en pantalla el rubor originado por la vergüenza ajena que le producía la historia y la interpretación del chaval en cuestión, exigió salir con el rostro decorado como un maorí).

Unos “juegos de guerra” mucho menos novedosos que los originales rodados en 1983. Ni siquiera a  los niños de la edad de mi sobrina, 12 y 13 años, creo que les vaya a gusta porque, al pertenecer a la que yo denomino “generación consola” (aprendieron a manejar los mandos de la PSP o la Nintendo antes que a hablar), están acostumbrados a cargarse monstruos, zombis y pandilleros desde antes de salirle los dientes, por lo que disparar a simples bolas de luz les va a parecer cosa de bebés.

Mención aparte merece la cargante música que nos acompaña durante las dos laaaaargas horas en un intento inútil de dotar a este “campamento de verano” espacial de un aura épica, algo en lo que, desde luego, fracasa estrepitosamente.

Lo de que el niñato de las narices termine recorriendo el espacio para buscar un hogar para el único superviviente de la especie a la que se acaba de cargar, no hace más que rematar el bodrio, aunque te proporciona una buen dosis de alegría porque piensas que con un poco de suerte se le acabará el combustible y nunca podrá regresar a la tierra con lo que no tendremos que volver a sufrir su presencia y evitaremos posibles secuelas de tan lamentable historia. ¡Majo, tanta paz lleves como descanso dejas!

Lo único gracioso es que el otro capitancillo, el chulo duchas carcelario, al que llaman Gonzo, es igualito que el personaje de los Muppets, aunque con peor leche.

Como no hay mal que por bien no venga, solo decir que ya no me parece tan mala la peli de la tía que flota. 

2 comentarios:

  1. ya te vale, si no te gusta la ciencia ficción, no veas peliculas relacionadas y luego vengas a criticarlas como si fueras una experta en cine, que visto que no analizaste el argumento , ni te enteraste de que va, seguro que para ti matrix tambien fue aburrida, si fuera por ti todos a ver la pelicula de mi pequeño pony

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    1. En el mismo tono que tú me escribes, te podría decir que si no te gustan las opiniones distintas a las tuyas no las leas. En este blog nadie escribe como experto en algo sino como aficionados apasionados de muchas cosas, entre ellas el cine. Y mira, ya que lo mencionas, Matrix no me pareció aburrida sino aburridisiiiiima. Pero oye, no seré yo quien te diga a ti lo que tienes o no tienes que ver. Para la próxima vez me apunto tu sugerencia de pequeño pony. Ya te contaré.

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