Como recuerda el recientemente desaparecido Martin Gardner, (de quien próximamente escribiremos una entrada para él solo), en una deliciosa edición comentada de ambos libros:
Por extraño que pudiera parecer, las toscas teorías psicoanalíticas aún tienen mucho predicamento -supuestamente como forma de explicar y entender el mundo- y siguen pareciendo divertidas o fascinantes, (aunque lo cierto es que sí que son bastante frikis). Dice Gardner: “…hoy, por desgracia, nos hemos vuelto todos reductores de cabezas aficionados. No hace falta que nos digan qué significa caer por una madriguera de conejo, o acurrucarse en el interior de una casita diminuta con un pie dentro de la chimenea. Lo malo es que cualquier disparate literario posee tal abundancia de símbolos tentadores que uno puede partir del supuesto que más le plazca sobre su autor, y construir fácilmente un caso sugestivo”.
Más allá de las abundantes interpretaciones y de los numerosos estudios de este tipo (el más detallado es el que hizo la psicoanalista neoyorquina Phyllis Greenacre en 1955, hace ya casi 60 años), la vida del reverendo Dogdson es bien conocida: durante casi cincuenta años fue residente del Christ Church College de Oxford, donde enseñó matemáticas.
Entre lo más destacable de la aburrida y convencional existencia que al parecer llevó, destaca su afición por la fotografía, especializándose en retratos de niñas y de personajes famosos. Le entusiasmaban toda clase de juegos, el ajedrez, los acertijos y pasatiempos lógico-matemáticos, los métodos de cifrado, las reglas y sistemas mnemotécnicos para memorizar números (en su diario habla de un método para recordar hasta setenta y un decimales del número pi π).En la siguiente dirección, de la Princeton University Library, puede encontrarse la mayor colección de fotos realizadas por Lewis Carroll (las reproducciones están a la venta):
http://libweb2.princeton.edu/rbsc2/portfolio/lc-all-list.htmlEn un delirio inquisitorial, fruto sin duda de mentes calenturientas, se ha llegado a comparar a Lewis Carroll con Humbert Humbert, el protagonista de Lolita, la magistral novela de Nabokov. Pero la pasión que siente por las “ninfas” el narrador-personaje de la novela tiene unos claros fines sexuales, diametralmente opuestos a los de Carroll. Precisamente, éste se sentía sexualmente “a salvo” con las niñas. Sus cartas solían terminar enviándoles diez millones de besos, o 4 3/3 o dos millonésimas de beso, y se habría horrorizado ante la insinuación de que ello comportaba el más mínimo elemento sexual.

Aunque algunos autores hayan asociado a comportamientos patológicos de su personalidad las relaciones de Lewis Carroll con las niñas, y existan abundantes estudios que investigan lo que consideran unos claros 'trastornos psicológicos', pueden buscarse otras interpretaciones posibles. Es cierto que en una época como la actual, de extrema sensibilidad con estos temas, parece lógico preguntarse sobre la existencia de algo insano en el comportamiento de Carroll con las niñas. ¿Era lícito o saludable? Bien es verdad que, a la inversa, también podríamos preguntarnos a qué se debía o a qué se debe el comportamiento actual de los mayores con los niños y niñas. ¿Es lícito o saludable? En la época victoriana, en la alta sociedad en la que se desenvolvía Lewis Carroll, el trato habitual de los padres hacía los niños era muy distante. Eran tratados casi de usted y los padres aplicaban una disciplina férrea a los niños, sin apenas concesiones a la vida infantil o a los juegos. En el caso de las niñas la represión era aún mayor.
Cabe preguntarse si una niña inteligente, despierta, curiosa e interesada por todo cuanto le rodea, descubre a una persona mayor “diferente” con la que poder hablar, que resulta simpática y divertida, no resultará atraída por ella. ¿Por qué suponer que lleva oscuras intenciones? Resulta un tanto hipócrita y repugnante pensar que deban considerarse “buenos” a los represores del niño y “malvado” a quien de verdad se interesa por él.


Gracias Rodrigo, una estupenda y currada entrada. Sólo un detalle,cuando citas a Gardner:
ResponderEliminar“…hoy, por desgracia, nos hemos vuelto todos reductores de cabezas aficionados"
Me da la impresión de que hay un error en la traducción. En inglés, "shrink" es el término coloquial para psiquatra, viene de "reductor de cabezas", en efecto, pero se suele traducir mejor como "loquero" o cualquier otro término slang para psiquatra.
http://en.wikipedia.org/wiki/Shrink
A ver que dice Teresa sobre la entrada..:-)
Saludos, Juan