Me cito a mi misma reproduciendo parte de la crítica que escribí sobre “Cowboys & Aliens”: “Mujeres hedonistas de todo el mundo, nuestra eterna búsqueda del goce ha terminado. Daniel Craig encarna el placer adulto para disfrutar con los cinco sentidos. Con la vista porque no hay mayor deleite que verlo caminar: ¡que elegancia, que porte, que sensualidad! Con el gusto, porque no dejas de relamerte cada vez que ofrecen un buen plano de su magnífico culo (y ofrecen bastantes). Con el tacto porque no te resulta difícil imaginarte entre esos brazos fuertes y poderosos… ¡ay! Con el oído porque el doblaje que le han puesto, una voz ronca y parco en palabras, te hace suspirar toooooodo el rato. Y con el olfato, porque aunque no percibes su aroma, te hueles que sea el que sea te dará igual porque el conjunto es irrepetible. ¡Como coge el pitillo, como agarra el vaso acodado en la barra del bar! ¡Gracias al responsable de esos primeros planos de su rostro curtido, que parece cincelado en roca, y de esos ojos azules fríos como el acero!”
Si a todo lo anterior le añades reloj marca Omega, gafas y trajes impecables de Tom Ford, el mejor diseñador de ropa masculina que existe y uno de los mejores de ropa femenina (Gucci aún llora su marcha), decir que 007 es irresistible se queda corto.
El título ya habla de la dualidad que caracteriza esta película: a la vez que hace referencia a la escena inicial, donde 007 cae herido desde el espectacular puente Varda, línea ferroviaria Estambul-Bagdad, 98 metros de altura, también tiene un componente emocional que se advierte durante la evaluación de James por uno de los psicólogos del MI6, quien debe valorar si es apto para volver al servicio activo (una de mis escenas favoritas) y cuyo significado se descubre hacia el final de la historia.
El viejo Q es reemplazado por una nueva versión pop que proporciona a James tecnología “última generación” y que da pie a una pelea verbal entre ambos, que no tiene desperdicio, a propósito de la fuerza de la juventud y la importancia de la experiencia.
En el 50 aniversario del más celebre espía de todos los tiempos, Sam Mendes nos presenta un sabio ejercicio cinematográfico donde, magistralmente, juega con todos los ingredientes imprescindibles de la saga, en clave de humor (vuelven los diálogos ingeniosos), y con numerosos guiños a los actores que encarnaron a 007 antes que Craig y a las películas que éstos protagonizaron.
Lo que no entiendo es por qué a Daniel, con el físico más potente de todos los actores que han interpretado a 007, le colocan como oponente femenina, tanto para la chica mala como para la peor, a mujeres “bicho palo”, a quienes el poder aparentar que tienen curvas les obliga a contorsiones imposibles de la espalda según el objetivo sea dibujar unas caderas inexistentes o algo de culo.
Roger Moore, Bond durante 12 años, en el libro que ha escrito titulado “Bond on Bond” afirma que Daniel Craig ha sido, hasta la fecha, el mejor agente 007 (en agradecimiento se cita expresamente el título de “For Your Eyes Only” una de las películas que él protagonizo). Craig, sin embargo, aunque reconoció que todos los actores que dieron vida a Bond aportaron algo al personaje, opina que el mejor ha sido Sean Connery. De hecho en esta ocasión el coche, otro de los elementos clave de Bond, es el Aston Martin DB5 en tono plateado que condujo Connery en “Goldfinger” y que San Mendes vuelve a utilizar para, en tono jocoso, proporcionarnos otro de los diálogos hilarantes, repletos de fina ironía, entre M y 007 a propósito de lo “poco” conocido que es el modelo en cuestión y de las “sorprendentes prestaciones” que ofrece, en especial el famoso asiento eyector en la zona del copiloto que te permite librarte de compañeros de viaje plastas.
Todos los momentos de acción, carreras, persecuciones, saltos, rinden culto, en cierta manera, a las películas anteriores. Mendes, al tiempo que los mantiene para no defraudar a los seguidores, se desmarca de ellos dando prioridad a las interpretaciones de los actores. Su interés se centra en mostrarnos por qué son lo que son y como son y para ello los aleja de la tecnología y el ruido (en esta ocasión baja muchísimo el nivel de decibelios porque hay menos choques, tiros y explosiones) y los aísla en lugares cerrados, en parajes solitarios, enfrentándolos a sí mismos, a sus conciencias y a sus rivales en un cara a cara que, desde mi punto de vista, convierte la película en algo más que “otra de acción” sin dejar de serlo.
“Casino Royale” devolvió a 007 el esplendor de sus primeros años; “Quantum of Solace” le hizo tambalear nuevamente; “Skyfall” lo convierte en el mejor de toda su historia.
Adele, con su maravillosa voz, así lo ratifica.
Por cierto, ¿se nota que Daniel Craig me pone cardíaca?
Pues me ha gustado, pero le falta un poco más de espectacularidad, y alguna tia buenorra con más chicha como bien dices...pero si, Sam Mendes consigue darle una vuelta interesante a 007. De todas formas la saga ya parece bastante agotada.
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