Los dos grandes libros del movimiento escéptico.
A principios de los 80 cayó en
mis manos un curioso libro que andaba por mi casa, y que me apasionó: “Profeta del
pasado”, de Erich von Daniken. El autor revisaba extraños misterios por todo el
mundo, algunos clásicos como el Arca de la Alianza, otros menos conocidos (los
carriles en Malta, por ejemplo); otros muy curiosos, como las alineaciones de
menhires en Bretaña, los “avanzados” conocimientos astronómicos de los Dogón de
Mali, o incluso el origen de la especie humana, nada menos. Obviamente, todos
estos misterios tenían una explicación en común: hace un mogollón de años,
fuimos visitados por avanzadas especies de alienígenas, que se dedicaron a
construir centros comerciales puntiagudos en Egipto y Centroamérica, y grandes pistas de golf en
Nazca…bueno, algo así.
Recuerdo que el libro me gustó mucho, y a pesar de que mi padre me comentaba que era una sarta de
chorradas, a mi me pareció que podría ser verdad. Al fin y al cabo era la época
de Jiménez del Oso, con su programa “Mas allá”, en el que presentaba éstos y
otros muchos misterios de manera magistral. Con su barba y su voz de bajo,
resultaba de lo más convincente. Por otra parte, un fulano más friki, Uri
Geller, se dedicaba a doblar cucharillas con la mente en el programa
Directísimo, presentado por José María Íñigo.
Por si fuera poco, series como “Proyecto Ufo”, con aparente seriedad,
nos mostraban que un fin de semana si y otro también, los extraterrestres nos
visitaban y de vez en cuando abducían a algún granjero con su camioneta en
medio de Oklahoma (entonces no existían SUV ni monovolúmenes ni nada, que
atraso, jaja…). Todavía recuerdo la primera frase del programa: “Ezequiel vio
la rueda”.
Obviamente, con los años acabé
descubriendo que los reyes magos no existían, y que había gente por ahí que vivía
de engañar a la peña. Fue un proceso lento y doloroso, ya que perder la ilusión
en la existencia del Yeti, o del Monstruo del Lago Ness, para mi fue un trauma
mucho mayor que la muerte de la madre de Bambi, pongamos por caso. Mi proceso
de conversión en escéptico culminó con la lectura del considerado mejor libro
sobre el tema, publicado en 1996: “El mundo y sus demonios. La ciencia como una
luz en la oscuridad” de Carl Sagan. Este magnífico divulgador de la ciencia ya
nos había asombrado con su maravillosa serie “Cosmos”; con ella, muchos aprendimos
que la ciencia y la realidad son mucho más interesantes y estimulantes que la
diarrea mental de chorradas de Daniken y compañía.
En este libro, con humor pero con
mucho rigor, Sagan desenmascara camelos y montajes variados. Todavía utilizo en mis presentaciones
las fotos de mayor resolución que demostraron que la “cara de Marte” era una
gilipollez planetaria. Sagan acertó con un tono tranquilo, evitando la
agresividad, para no herir la sensibilidad de mucha gente que creía o sigue
creyendo en todo tipo de mitos, leyendas y pseudociencias.
Pues bien; mi “conversión”
escéptica podría haber sido más rápida de haber conocido la obra de James
Randi, plasmada en su estupendo libro “Flim Flam”. Randi comenzó su carrera
como mago profesional. Pronto se interesó por los engaños cometidos por colegas
suyos, sobre todo mentalistas que pretendían poder localizar a personas
desaparecidas, médiums ofreciendo contactos con el más allá, etc. Hizo de la
lucha contra este tipo de engaños su principal actividad (siguiendo una larga tradición entre los magos honrados, como por ejemplo, Houdini), y pronto ofreció
10.000 dólares al primero que pudiera demostrar habilidades paranormales. El
importe ha continuado aumentando, y actualmente está en un millón de dólares.
Hasta ahora, nadie ha podido ganar el “Million dollar challenge”
Si alguien se considera capaz de
detectar corrientes de agua subterránea, adivinar las cartas leídas por otra
persona, doblar cucharas o parar relojes a distancia, mover objetos, predecir
el futuro, contactar con los muertos o con extraterrestres, etc., lo tiene
fácil. Una demostración bajo condiciones controladas y un milloncete pa la saca. Curiosamente nadie ha
podido nunca con este reto…
En su libro, Randi resulta más
combativo y duro que Sagan, y da cañita de la buena, indignado con todos
aquellos que ganan dinero aprovechándose del dolor y el miedo de los demás.
Especialmente impresionante es el capítulo dedicado a los “cirujanos psíquicos”.
Estos pollos pretendían curar cánceres y otras enfermedades operando con sus
manos, cuando en realidad lo que sacaban era las tripas de animales previamente
preparadas en la cocina. Randi, como buen mago, no se dejaba engañar
fácilmente, y de hecho, hay videos en Youtube en los que replica este y otros
muchos trucos. Recientemente he tenido ocasión de revisar bastantes, y
recomiendo mucho conocerlos.
Randi no tiene problema para
enfrentarse en directo con todo tipo de brujos modernos, exponiendo sus trucos
de salón. Pero su enemigo más íntimo es Uri Geller, precisamente. Hay un video
demoledor en el que Randi pone en evidencia al pavo este, que no sabe por dónde
salir. Claro que esto no le impidió seguir su carrera de farsante por todo el
mundo…
La tradición de los escépcticos
denunciando estas estafas ha continuado. Y si alguien piensa que son creencias
inofensivas, que revise esta página…
Sólo recientemente he leído Flim
Flam, cuando en realidad fue publicado ¡En 1982! Entonces yo estaba leyendo al
Daniken…eso si, me lo pasaba en grande. El libro de Randi no resulta tan
divertido, claro…
En definitiva, dos grandes
libros, uno de Sagan y otro de Randi, desmontaron de una vez por todas las
pseudociencias, de una manera rigurosa y científica, hace ya muchos años. Por
desgracia, siguen floreciendo, y los embaucadores continúan
forrándose con sus viejos trucos. En fin, como decían en Spanish Movie…que
paranormal es todo…
Contraportada del libro de Daniken, que aun conservo. La verdad es que mirado con perspectiva, el colega mucha confianza no inspira...
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