ATENCIÓN, contamos algunos aspectos de la trama.
Bárbara es una película alemana, del interesante director
Christian Petzold. Aunque es autor de bastantes trabajos previos, sobre todo
para televisión, su salto a la fama le ha llegado con esta premiada película
(Oso de Plata 2012 a la mejor dirección).
Bárbara (Nina Hoss) es una doctora de prestigio, procedente
del excelente hospital de la Charité en Berlín, que es obligada a trasladarse a
una pequeña ciudad de provincias de la República Democrática Alemana (la acción
tiene lugar en los años 80). Aunque no entra en detalles, queda claro que se
trata de una represalia, al parecer por su deseo de viajar a Occidente. El
panorama que se encuentra la doctora es, a priori, desolador: sus vecinos y
compañeros de trabajo han sido aleccionados sobre su llegada; entre ellos,
algunos incluso tendrán que informar sobre sus idas y venidas. El hospital es
pequeño y apenas cuenta con instrumental y recursos; el clima duro del norte de
Alemania parece dispuesto a empeorar aun más la situación de la doctora. Sin
embargo, es una persona con gran experiencia y cuenta algunos recursos, tanto
económicos como en contactos.
Por otra parte, la realidad con la que se va encontrando la
doctora, permanente vigilada, le ofrece sin embargo, algunas oportunidades. El
hospital es pequeño, pero está cuidado de manera exquisita por sus trabajadores,
y consigue prestar un buen servicio. Resulta preciosa la descripción de la medicina
clínica tradicional, basada en la cuidadosa observación del paciente. Bárbara
puede comenzar a disfrutar de su labor, necesaria y apreciada. Un compañero
médico la sorprende con su carácter atractivo e interesante. Incluso el
aislamiento rural ofrece una naturaleza espectacular.
El gran acierto de Petzold es describir magníficamente las emociones
y la vida cotidiana bajo un régimen dictatorial, sin pretender darnos demasiada
información sobre su funcionamiento. Evita así una comparación directa con la excelente
“La vida de los otros”. Su película nos sorprende con una gran capacidad para
matizar las situaciones, vidas y caracteres de los personajes. Refleja por
supuesto la dureza de las humillaciones a los que la Stasi, con sus policías siniestros,
su red de confidentes y su actividad efectiva aunque un tanto cutre, sometía a
los disidentes. Narra estupendamente
los márgenes de libertad y buen hacer que las personas dignas encuentran en
estas situaciones. Ante una situación más compleja y rica que lo
que esperaba, Bárbara tendrá que tomar decisiones que afectarán a su libertad, su
carrera y su felicidad.
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