domingo, 9 de noviembre de 2014

El juez


Es una película fantástica. Joaquín Phoenix realiza una interpretación soberbia, sin adornos, ni artificios. Una demostración de lo que es ser un ACTOR con mayúsculas, algo que está al alcance de muy pocos. De hecho creo que si ahora mismo pienso en quien podría hacer algo así, me vienen a la mente solo tres o cuatro nombres: Robert Downey Jr., Anthony Hopkins, Al Pacino, quizás Johnny Depp..." Esta es parte de la critica que escribí, en 2008, sobe "Two Lovers", de James Gray (actualmente en esa lista no podría faltar Michael Fassbender).
Buenos diálogos, magníficos silencios, excepcionales primeros planos que traspasan la pantalla y te conmueven, miradas intensas... "El juez", de David Dobkin, pone de manifiesto que no me equivocaba con Downey Junior porque junto al otro Robert, Duvall, nos ofrece una lección de cómo remover y activar las conciencias dormidas haciéndonos sentir sobrecogidos y totalmente desarmados.
Hank Palmer, un importante abogado con pocos escrúpulos, tras la muerte de su madre regresa a su hogar. Después del entierro, deseoso de salir del lugar donde pasó su infancia, se entera de que el juez del pueblo, su padre de quien está distanciado, es sospechoso de haber cometido un crimen. La investigación del caso lo llevará, poco a poco, a restablecer con los suyos una relación que estaba rota.
Un abogado inteligente, arrogante y tan simpático y encantador como cruel cuando toca serlo. Un mal hijo. Un juez fuerte, orgulloso, comprometido con la justicia por encima de todo, más implacable con su propia familia que con el delito. Un mal padre.
Dos personas que se respetan y admiran en la distancia pero que se odian y se muestran incapaces de comunicarse en la cercanía. Dos almas perdidas que anhelan encontrarse y perdonarse pero no saben como hacerlo. La justicia, su nexo de unión, les mostará el camino.
La familia no la eliges, no te puedes librar de ella cuando te apetezca. Aunque te mudes a miles de kilómetros de distancia va contigo. Nuestra personalidad es el resultado de las circunstancias y experiencias, tanto positivas como negativas, que vivimos durante la niñez en el seno familiar.
En nuestro desarrollo es vital la presencia de adultos que nos sirven de modelo y nos provean de amor, comprensión y disciplina. Las carencias, la falta de afecto o el abandono, generan niños desconfiados y temerosos.
Un entorno nocivo, además, altera la capacidad de controlar los impulsos y trastorna las relaciones con los demás, la disposición para la intimidad, la habilidad para verbalizar sentimientos y la aptitud para adoptar el punto de vista de otros.
Un espectador comprometido no sale indemne de una sala después de ver un drama de este tipo. Las difíciles relaciones familiares han servido de argumento a grandes películas como "The Savages" de Tamara Jenkins, "In the Bedroom" de Tood Field, "Heredarás la tierra" de Jocelyn Moorhouse o la más reciente "Agosto" de John Wells.
Acontecimientos traumáticos, como la enfermedad o muerte de alguno de los progenitores, vuelven a reunir a familias que llevan años sin verse ni relacionarse creando un ambiente propicio para que afloren a la superficie reproches, mentiras, rencillas y rivalidades inconfesables; recuerdos todos que perturban la conciencia y el equilibrio nervioso.
Aristóteles definió la catarsis como la facultad de la tragedia de redimir al espectador de sus propias bajas pasiones al verlas proyectadas en los personajes de la obra: al involucrarse en la trama, la audiencia puede experimentar dichas pasiones junto con los personajes y contemplar el castigo, merecido e inevitable de éstas pero sin experimentarlo él mismo. Pero a veces no es así.
Es muy difícil no verse reflejado en las tragedias familiares. Siempre hay frases similares a otras que recuerdas haber dicho en un momento de rabia, esas de las que ya te estás arrepintiendo antes de terminar de pronunciarlas, gestos idénticos de los que te avergüenzas, ausencias que te duelen y que no puedes compensar.
Hay que elegir el momento adecuado para ver esta película porque es tan buena que no disfrutas viéndola. A mí la relación paterno filial del juez Palmer y su hijo me afectó, me involucre en la historia y sufrí con sus miserias. ¡La escena de la bañera es durísima!
No obstante, deja un resquicio para la esperanza y un mensaje claro: por encima de todo defiende tu legado porque es lo mejor que tienes.

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