lunes, 20 de octubre de 2014

La entrega

 

Hace unos días vi "La entrega" (The drop), una película que lleva ya varias semanas en cartel. Ha sido dirigida por Michaël R. Roskam. Es su segunda película, después de Bullhead, que no he visto.


Más conocido que el director es el guionista, Dennis Lehane. Este novelista, nacido en Boston, tiene un estilo muy cinematográfico, y alcanzó gran fama con la excelente película Mystic River, adaptación de su novela de mismo nombre,  dirigida por Clint Eastwood en el año 2003.


Además, Lehane ha sido guionista de la excepcional serie “The wire”, y de “Boardwalk”, serie que todavía no he visto. Otra novela suya llevada al cine fue la opresiva  “Shutter island” (2010). De sus novelas, sólo he leido “vivir de noche”, ya que fue seleccionada en nuestro club de novela negra. La obra me gustó mucho, excelente historia y ambientación, muy entretenida de leer, recomendable.


Además de Lehane, otro nombre importante en esta película es el tristemente desaparecido James Gandolfini. Le conocí en su inolvidable papel de Tony Soprano, en la serie que durante seis temporadas narraba fantásticamente la vida de las dos familias de Tony, a cada cual más peligrosa. Esta serie de cambio de siglo ha sido una de las más importantes de todos los tiempos. Gandolfini siguió rodando películas, algunas más conocidas como la impresionante Zero Dark Thirty (la noche más oscura), y otras menos. Me gustó mucho su penúltima película, sobran las palabras (enough said), una dura película sobre las dificultades de las relaciones de pareja. En The drop, Gandolfini retomaba el cine de mafiosos, y tenía gran interés por ver su último trabajo. Finalmente, en el elenco de actores destacaba también Noomi Rapace, la rebelde Salander de la triología Millennium.

Pues bien, todo este conjunto de artistas funciona perfectamente, y entrega una de las mejores películas del año. La cinta refleja la dura vida de los dueños y trabajadores de los pequeños negocios de Brooklyn, amenazados por la crisis por un lado y las mafias por otro. El ambiente del barrio sirve de fondo para una película de historias personales, pero la película no se queda en el costumbrismo, sino que desarrolla una trama interesante con una tensión creciente y alguna sorpresa en el camino. A destacar también el estupendo trabajo de Tom Hardy, que resulta fundamental para dar credibilidad a la historia.



Una buena película, muy recomendable, sobre todo para los amantes de la novela y el cine negro.

En esta entrevista, Lehane le da cañita al capitalismo


Y en este excelente artículo, Paula Corroto compara La entrega con otra novela negra actual, “Galveston”, que no sale muy bien parada frente a la obra del maestro Lehane…


viernes, 10 de octubre de 2014

Senderos de gloria

La película se inicia al son de “La Marseillaise”, himno nacional de Francia, y su exaltación del ánimo patriótico:

“Allons enfants de la Patrie
Le jour de gloire est arrivé”

Kubrick nos muestra sus senderos.

Durante ochenta y nueve minutos asistimos perplejos al desarrollo de una ofensiva de guerra gestada en los despachos de los integrantes del Estado Mayor, que alegan presiones de los políticos y de la prensa para que ganen la guerra, se mueven en palacios versallescos, toman coñac de marca y asisten a bailes de gala.
Mientras, las tropas sobreviven en las angustiosas trincheras. Kilómetros y kilómetros de zanjas de las que muchos nunca llegaran a salir. Desconcierto, tensión y rabia contenida ante el cinismo de los que mandan y deciden, sin exponerse nunca al peligro, sobre la vida de los demás. ¡Algo muy de actualidad mal que nos pese!

En la Francia de 1916, durante la I Guerra Mundial, el Estado Mayor decide tomar “La colina de las hormigas”, una inexpugnable posición alemana. El General Boulard traslada la orden al General Mireau quien en un primer momento, aunque sin demasiada convicción, rechaza de plano la propuesta para enseguida cambiar de idea a lo que contribuye la amenaza velada de un posible retiro y la promesa explícita de un ascenso seguro.

El encargado de dirigir el ataque sobre el terreno será el coronel Dax quien ante el cinismo de su superior, que le expone claramente que una vez se produzcan las bajas necesarias en el regimiento aun quedara un porcentaje elevado de soldados para tomar la colina, se niega por lo que el general, escandalizado, apela a su patriotismo. Él le responde con las palabras del Dr. Johnson (poeta, ensayista y critico literario): “El patriotismo es el último refugio de los canallas”.

La misión, crónica de un desastre anunciado, se convierte en un infierno en el que perece gran parte del regimiento. Los escasos supervivientes emprenden la retirada hacia las trincheras, ante lo cual el alto mando militar, preso de una pataleta impresionante y muy irritado por la derrota, decide imponer un severo castigo que sirve de ejemplo a los cobardes.

Los cabezas de turco, elegidos al azar, serán un cabo y dos soldados rasos:

- Uno, debido a un golpe que recibió en la cabeza al caerle encima un cadáver, pasó desvanecido dentro de la trinchera el tiempo que duro la ofensiva.

-El segundo, héroe de guerra, apenas llega a las propias alambradas francesas recibe la orden de retroceder.

- El tercero avanzó casi hasta las líneas enemigas y, cuando todos sus compañeros mueren y solo quedan dos, emprende la retirada.Ni los motivos por los que retrocedieron, ni las heroicidades pasadas, ni siquiera ser el único superviviente entre miles de hombres, valen como justificación en el consejo de guerra al que son sometidos, ya que las preguntas, a las que solo pueden responder SI o NO, son:

¿No llegó a salir de la trinchera?
¿Retrocedió usted?
¿Intentó tomar la colina?

Con frases como “No hay nada como fusilar unos pocos para levantar la moral de la tropa”, o “Coronel, sus hombres han muerto muy bien” el despreciable General Mireau se gana nuestro odio eterno.

No esta bien fusilar a un moribundo” alega débilmente el cura que acude a confesar a los condenados a lo que se le responde “Que le pellizquen la mejilla cuando este atado frente al pelotón de fusilamiento, así abrirá los ojos porque el general lo quiere despierto”. ¡Miserables!

Cada minuto de metraje de esta película, cada elemento, cada toma, cada escena, es un alegato antibelicista por sí mismo.

Para terminar este reseco informe bélico una canción en alemán, que humedece los ojos de todos los soldados y de los espectadores, en la voz de una joven desconocida, para dejar constancia de la universalidad de los sentimientos y de lo absurda e inútil que resulta cualquier guerra la guerra, antes de cumplir las ordenes de regresar de inmediato al frente.


martes, 7 de octubre de 2014

2014: un buen año para el cine español

 

El 2014 está resultando un buen año para el cine español. En marzo se estrenaba “Ocho apellidos vascos”. Una intensa campaña de promoción, y el boca a boca, convirtieron pronto a esta película en un éxito rotundo, llegando a ser la película española más vista en nuestro país.


La cinta maneja con acierto los tópicos vascos y andaluzces, se atreve a meterse con temas muy delicados como el independentismo y el movimiento “aberchandal”, y maneja un mensaje optimista y tolerante sobre nuestro país en un momento complicado. Sus chistes podrán ser sencillos y algo tontos, pero resultan muy efectivos gracias al trabajo de los actores. La escena de Dani Rovira recitando sus apellidos en el bar es antológica. La película fue dirigida por Emilio Martínez-Lázaro, que cuenta con una larga trayectoria de peliculas, exitosas como el divertido musical  “El otro lado de la cama” (2002), o la terrible historia de las 13 rosas (2007). Ocho apellidos vascos ha sido comparada con el bombazo francés “Bienvenidos al norte”, y en efecto, tienen muchas cosas en común. Dos comedias muy recomendables.

Al final del verano, se estrenaba “El niño”, una película que tenía interés en ver, por desarrollarse en el sur de Cádiz, una zona que me gusta especialmente. Su director, Daniel Monzón, nos había impactado hace 5 años con “Celda 211”, y este año vuelve a acertar con una película de intriga y acción, ambientada en el mundo del tráfico de drogas en el estrecho. La escena inicial de los containers en el puerto de Algeciras ya avisa de las dificultades que entraña la lucha policial contra el flujo de hachís y cocaína que entra incesantemente en nuestro país. La película está muy bien ambientada e interpretada, a caballo entre Cádiz, Gibraltar y Marruecos, y muestra el equilibrio entre seguridad, consumo de drogas, tráfico, violencia, cutrez, corrupción e hipocresia que marca el mundillo del narcotráfico. El guión resulta verosímil, y las escenas de acción están perfectamente resueltas. El grado de violencia es adecuado y creible, a diferencia de algunas películas del género, sobre todo americanas, que lanzan un millón de coches patrulla detrás de los malos, creando un caos en las autopistas de los Ángeles (películas que también me gustan, por otra parte). Una obra bien pensada, muy bien realizada, y muy entretenida. Otro acierto, que puede tener salida internacional.



Y por si no tuviéramos suficiente buen cine español este año, hace poco se ha estrenado “La isla mínima”. Su fotografía está aun más cuidada que en las dos anteriores, con unas tomas cenitales magníficas. El paisaje natural de las marismas del Guadalquivir es manipulado para resultar oprimente y claustrofíbico. El laberinto de caños, carreteras y caminos de la zona, sumados al ambiente político inestable de la transición en el año 80, sirven de escenario a una historia policial convencional, no especialmente original, pero eficaz. Según comenta su director, Alberto Rodríguez la fotografía está inspirada en el trabajo de Atín Aya.


El duelo entre la España franquista y la democracia es encarnado por la pareja policial encargada de las investigaciones. Por desgracia para el poli bueno, el actor Javier Gutiérrez se come la pantalla en su papel de policia violento, con un pasado oscuro, pero que parece buscar una especie de redención al final de su carrera. El áctor ha sido justamente premiado en el festival de San Sebastián.



La película recrea perfectamente el año 80, y resulta muy evocadora para los que vivimos aquella época de ilusión, en los que nosotros y nuestra democracia entrábamos en la adolescencia. Nos comunicábamos con cartas que tardaban semanas en llegar, nos movíamos con bicicletas BH, y pasábamos largos veranos en pueblos parecidos a los de la peli…

Nuestra amiga Teresa también comenta con más detalles esta peli en DCLM.


Alberto Rodríguez había rodado un policiaco previo bastante interesante, Grupo 7, pero me resultó algo más exagerado, menos convincente.

Y finalmente, llega el plato fuerte del cine español de este año: Torrente 5, Operación Eurovegas. Hay que verla…

Buena cosecha de cine español durante este año.