Este es seguramente el mejor panel de toda la cueva. Cuatro preciosos caballos que no desmerecen a los de Bonanza....
Werner Herzog, director de cine alemán, es conocido por su estilo peculiar, marcado seguramente por una infancia extraña. Al parecer pasó muchos años aislado en un pueblo de Baviera, sin contacto con el mundo exterior.
A partir de los 17 años se dedicó al cine, y mostró su preferencia por los antihérores, personajes enfrentados a un entorno hostil, abocados al fracaso, como en el retrato de Lope de Aguirre (Aguirre, la cólera de Dios). También le han interesado mucho los documentales, aunque en sus obras la línea entre realidad y fantasía es confusa. Para mi es un director todavía a explorar, ya que he visto muy poco de él. Recientemente he tenido ocasión de ver “La cueva de los sueños olvidados”.
Este documental fue rodado en 2010 en la cueva de Chauvet, Francia. Esta
cueva, descubierta en 1994, contiene algunas de las mejores y más antiguas
muestras de arte rupestre en Europa. Se encuentra en un lugar magnífico, un acantilado
que da al rio Ardèche, conocido por la espectacular formación gelógica “Pont d’Arc”.
Además de las pinturas, se hallaron fósiles y huellas. Una de las más curiosas
muestra las huellas de un niño junto a las de un lobo: ¿acaso el lobo corrió
persiguiendo al chaval? ¿Quizás fue al revés?¿Tal vez el lobo estaba
domesticado y caminaban juntos?¿O simplemente coincidieron a pasar por el mismo
lugar, pero en momentos distintos?.
Las pinturas de la cueva están catalogadas entre las
mejor conservadas y de mayor calidad del mundo. Son cientos de pinturas de al
menos 13 especies, incluyendo animales representados muy infrecuentemente, como
leones, panteras, osos, hienas, etc. La técnica es excelente, aprovechando
relieves naturales para crear sombras y sensación de movimiento. Hay escenas enteras, una
mostrando por ejemplo la lucha de dos rinocerontes.
Resulta asombrosa la antigüedad de las
pinturas. Después de cierta controversia, se ha estimado en 32.000 años. Acostumbrados
a pensar en términos históricos, resulta difícil hacerse a la idea de los enormes
periodos de tiempo prehistorico, durante los que multitud de generaciones
fueron pasando por aquel lugar y utilizando la cueva con fines fundamentalmente
rituales. La entrada se derrumbó hace 29.000 años, dejando su interior
perfectamente preservado hasta nuestros días. Por desgracia, no es posible
visitarla debido al riesgo de degradar las pinturas, aunque como en Altamira,
se está construyendo una neocueva y un museo.
El documental nos muestra la cueva de una forma entretenida,
ya que comienza con una visita casi de descubrimento, con muchas limitaciones
para la filmación. Después entrevista a diversos protagonistas: espeleólogos,
antropólogos, geólogos, etc. Nos muestra tanto el arte prehistórico como la belleza natural de la cueva y los alrededores. Pero no sólo busca la parte científica, el autor
está más interesado en recoger los sentimientos que produce este impresionante
descubrimiento. El documental ha recibido buenas críticas y ha tenido gran
éxito.
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