domingo, 14 de octubre de 2012

Perro, tres vidas – Gato, una

Frankenweenie (Tim Burton, 2012)

¿Cómo va uno a dejar pasar la ocasión de ver una recreación de la historia de mi tocayo Frankenstein y su criaturita, encima realizada por Tim Burton en animación 3D y en blanco y negro? En realidad, aunque sea animación 3D, porque los muñequitos así están diseñados, la he visto en la versión 2D. No creo que las tres dimensiones sean un recurso que haya que utilizar sistemáticamente, a riesgo de ceder demasiado protagonismo a la forma sobre el fondo y a que los árboles no nos dejen ver el bosque. Esto último no sé si es adecuado aquí, pero un refrán en medio del texto siempre le da un algo de respetabilidad.

No se trata de un remake propiamente dicho, sino una visión personal de Burton sobre la ultraversionada historia de Mary Shelley, con muchos detalles laterales que le dan contenido y la hacen una versión nueva y diferente. Mal vamos a hablar de remake si de entrada la cosa a resucitar es un perro, mascota de un Victor Frankenstein infantil, en una pequeña ciudad estadounidense, probablemente en la década de 1950. Con todo, la recreación de ambientes sórdidos, el cementerio (¿Por qué siempre llueve en los entierros?), el laboratorio, algunas escenas de terror supersticioso popular, etc, nos llevan al film de 1931 dirigido por James Whale y protagonizado por Boris Karloff. O si se prefiere bajar un poco el nivel de tensión, nos podríamos remitir a El Jovencito Frankenstein de Mel Brooks, con Gene Wilder y Marty Feldman. Esta última, sin embargo, no tenía ninguna pretensión de seriedad o mayor trascendencia, mientras que la película que nos ocupa es muy sentida y muy seria. No perdamos de vista, por si mi torpe crítica puede llevar a ello, que hablamos de animación con personajes bastante grotescos, muy de Tim Burton, y por lo tanto el lenguaje visual va a ser diferente.

Para mi ha sido un disfrute desde el principio hasta el final, y trufado de pequeños detalles mayores y menores, muchos de los cuales seguramente se me habrán escapado. Evidente e hilarante homenaje a Gremlins y un guiño a la autora de la novela de 1818, a quien toman prestado el apellido (realmente el de su marido Percy) para dárselo a una de las mascotas resucitables. También nos encontramos una particular visión de Godzilla. Todo ello en una historia que pasa del universo micro al macro en una escalada homologable a cualquier gran clásico de terror. Si no fuera porque vivimos una época en que la industria se atropella a sí misma en una rueda que todo lo aplasta, me atrevería a afirmar que estamos ante un futuro clásico del cine de animación de terror. Altamente recomendable. Puro universo Burton con cierto toque de desarrollo Spielberg. Si hubiera algo que criticar, diría que el final podría haber sido... Bueno, que cada cual opine.

Si es que alguien que llama a su gato “bigotitos” merece que le pase cualquier cosa.

1 comentario:

  1. Mi gatito bigotitos ha soñado contigoooo...jajaja. Tiene gracia. No me parece la más original porque toma elementos de muchas otras, pero resulta muy entretenida. Good bye kitty...

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