Un ratero de poca monta quiere subir en la escala criminal y no se le ocurre otra cosa que asaltar una timba de póker, cuyos jugadores son todos mafiosos, y encargarles el trabajito a dos pobres drogatas. El tío, a estas alturas ya es evidente que se cree muy listo, lo tiene todo pensado: hay un cabeza de turco, otro mafioso que ya asaltó anteriormente una partida y que tampoco, por lo que parece, es muy espabilado ya que, pasado un tiempo, contó a todo el mundo su hazaña.
La imagen de la Mafia ha quedado dañada porque todo es cuestión de confianza y si una vez te roban, y nadie paga el pato, abres la puerta para que cualquier pasmado piense que se puede volver a hacer.
Para enmendar la situación contratan a Jackie Cogan, buena actuación de Brad Pitt, un asesino que no destaca precisamente por su sutileza y que se pasa la mayor parte del tiempo parlamentando y negociando con el abogado de los capos en un coche, lo que te llega a cansar bastante, sobre cómo, cuándo y a quién es preciso cargarse y, sobre todo, cuánto va a costar.
Por tanto tenemos: al contratista y sus dos operarios fumetas, al mafioso que se escapó la primera vez y que no sabe lo que le espera (la escena en que le dan una paliza es tan bestia y tan desagradable que hubo gente que se salió del cine), al clan de los humillados y ofendidos, al negociador, esto es el abogado, al mafioso capón (ya no quiere matar a nadie, solo beberse hasta el agua de los floreros y tirarse a todo lo que se menea) y al asesino que debe lograr que todas las piezas encajen.
Pero no lo logra, porque esta película, pese a contar con muy buenas interpretaciones, en su intento de convertirse en referente del género negro se queda corta. Es un conjunto de pequeñas partes que, si las valoras por separado, resultan entretenidas, pero cuando intentas seguir la historia en su conjunto, te das cuenta de que da saltos inconexos consiguiendo, entre uno y otro, que te aburras. Algunos diálogos son graciosos. A destacar la banda sonora.
Para terminar, decir que no me importaría susurrarle al oído: “Killing me softly”, Brad, con la maravillosa y sugerente voz de Roberta Flack (http://youtu.be/O1eOsMc2Fgg ).
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