lunes, 19 de diciembre de 2011

La vida en el espacio (La nueva ciencia de la astrobiología), de Lucas John Mix

He estado un buen rato pensando en cómo empezar esta entrada. Evidentemente me he enfrentado a la tentación de extenderme sobre las preguntas que los humanos nos hemos hecho a lo largo de toda la prehistoria e historia sobre nuestra propia existencia, y sobre lo que pasa allá arriba, si somos los únicos en el Universo, cómo serán los vecinos en caso de que no sea así, etc. Como este tipo de preguntas es común a toda la humanidad y a todos los tiempos, he resistido la tentación, y directamente pasaré a comentar y criticar el libro.

Se trata de un libro que posiblemente yo no habría comprado por iniciativa propia, a pesar de mi afición por la astronomía y que me motiva especialmente el tema de la vida extraterrestre (no hablo de OVNIs, que estoy completamente convencido de que nunca han venido por aquí, ni tan sólo de eso que llamamos inteligencia, sino de la vida en sí, aunque sea del tipo más elemental), y si lo que pasa en nuestro planeta es algo excepcional o por el contrario es muy común en nuestra galaxia y en el Universo en general. No lo habría comprado porque mis conocimientos de biología en general son bajos, y no digamos de biología molecular, o de metabolismo a un nivel más o menos de detalle desde el punto de vista bioquímico. Pero hete aquí que Juan, participante habitual de este blog, y amigo de todos los que escribimos en él, me lo regaló la última vez que nos vimos, y como yo soy muy atento con mis amigos, decidí leerlo. Y no me arrepiento para nada, sino todo lo contrario.

El libro, que está escrito por un biólogo que recientemente se ordenó sacerdote (aunque la creencia religiosa del autor no está invasivamente presente en el libro ni dirige su desarrollo) está estructurado en varios ejes fundamentales, que serían la caracterización de la vida, es decir, como identificamos que una entidad determinada está o no viva; el funcionamiento de la vida según la conocemos, con sus elementos fundamentales, el medio en que se desarrolla (agua), un elemento que sirva de tronco central a partir del cual se estructure toda la materia necesaria para la vida (carbono), y un modo de transmisión de energía (electrones), y las posibilidades de que se pueda dar vida con otros elementos constitutivos; un recorrido por los cuerpos de nuestro Sistema Solar y descripción de sus características en términos de su idoneidad o no como base para el desarrollo de la vida, y a partir de aquí tratar de extrapolar las condiciones que se deben dar ahí fuera para identificar los sistemas candidatos a albergar una biosfera; una historia de los períodos geológicos y su íntima relación con la evolución de la vida en la Tierra, y nuestra casi absoluta ignorancia sobre el momento en que de la no-vida surgió algo que aparentemente (sólo aparentemente) atenta contra la segunda ley de la termodinámica, como son las complicadísimas estructuras moleculares que dan lugar a lo que conocemos como organismos vivos. También se dedica un capítulo a la inteligencia, que es en cierto modo tan difícil de caracterizar como la vida en sí.

A mi me ha parecido un libro que vale la pena leer, pero para nada es una obra de divulgación de nivel básico. Las partes sobre la estructura de las moléculas que soportan la vida, el metabolismo, la taxonomía de las especies, en definitiva, las partes propiamente biológicas me han parecido de lectura tranquila y atenta, porque contienen mucha información en poco espacio, como el autor reconoce en algunos momentos. Tampoco son elementales las partes más relacionadas con la astronomía, la geología o la física, pero al coincidir más con mis aficiones, me han parecido más fáciles de leer.

En realidad no estamos hablando de un tratado sobre astrobiología como tal, más que nada porque hoy por hoy no sería posible. Esencialmente el autor nos habla con todo el detalle que sus 378 páginas permiten, de la vida en la Tierra, porque es la única que conocemos, y es el punto de partida para el estudio de lo que podemos esperar encontrarnos en otros -pocos- objetos del Sistema Solar candidatos a albergar o haber albergado algún tipo de vida simple, o lo que podamos encontrar en otros sistemas solares, que de momento tampoco es mucho, dado que el descubrimiento de exoplanetas está en una fase muy inicial. El texto abre múltiples vías de reflexión al lector sobre como condicionará nuestro conocimiento de la vida en la Tierra a la hora de identificar otros lugares en los que puedan desarrollarse otras formas de vida, y sobre todo abunda en el carácter multidisciplinar de la atrobiología como ciencia, que recoge fundamentalmente aspectos de la biología, la geología, la física y la química, que deben ser estudiados en conjunto.

En definitiva, aconsejo la lectura del libro, con la advertencia de que no será una obra de lectura ligera y divulgación fácil. Creo que ahora me voy a poner con la Historia del Tiempo de Hawking, que en su día dejé por complicada. Seguiremos informando.


Ni que decir tiene que al acabar el libro, aunque uno lamenta haber llegado al final, piensa en su autor y dice "Hasta luego, Lucasssss".

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