Berlín oriental, finales
de 1965 y principios de 1966. Tres jóvenes agentes del Mosad han
sido enviados para secuestrar a Dieter Vogel, conocido como el
cirujano de Birkenau, con el fin de enviarlo a Israel para ser
juzgado por sus crímenes en dicho campo de exterminio, una especie
de hipotético doctor Mengele.
Ésta es la trama que
sostiene una película estructurada en torno a un gran flashback que
desde la época actual nos proyecta al contexto histórico en el que
transcurren los hechos. Me parece una película magnífica en todos los aspectos formales, bien realizada, con un uso
de la cámara orientado a mantener la tensión y el ambiente opresivo
que es casi constante, una música discreta y con predominio de una
sutil guitarra eléctrica y percusión que profundizan en el mismo
objetivo de mantener un cierto desasosiego en el espectador,
fotografía e iluminación excelentes (la película transcurre en
interior o en exteriores nocturnos en su práctica totalidad, y
precisamente por eso, también es destacable el uso de la
sobreexposición y la saturación de colores en los exteriores
diurnos), ambientes perfectamente recreados, en especial esas
consultas médicas o instituciones sanitarias con mil capas de
pintura blanca con goterones sobre cristales traslúcidos, paredes y
techos desconchados, mobiliario deteriorado, ambiente soviético en
el metro de Berlín, y postcomunista en Kiev...
Las interpretaciones son
más que convincentes, en especial las de los dos veteranos, Helen
Mirren y Jesper Christensen en el papel del monstruoso cirujano.
Verdaderamente hay muy poco que reprochar a la película, y
difícilmente uno puede salir decepcionado de verla.
Sólo le pongo un pero,
que no es poca cosa: en mi opinión hay demasiada poca historia para
tanta y tan impecablemente ejecutada película.
Si, ya mi me gustó bastante. Muy cuidada, y con alguna sorpresa que la hace más intersante, ya que de lo contrario, estas historias son ya muy conocidas. Saludosss jarrr....
ResponderEliminarJuan