Red Army es un documental
ruso-americano que narra la historia del equipo de hockey sobre hielo “El ejército
rojo”. El documental, de 76 minutos de duración, es el segundo dirigido por
Gabe Polsky, guionista, productor y director norteamericano, nacido en 1979. Su
anterior obra, The motel life, ganó dos premios en el Festival de Roma. Red
Army se estrenó en Cannes, fuera de concurso, y ya ha recibido varios merecidos
premios. Más conocido es su productor, Werner Herzog, un cineasta con una larguísima
lista de documentales.
Red Army narra la historia del
excepcional equipo soviético de hockey sobre hielo, que dominó las
competiciones internacionales durante los años 80 y 90. A priori, leyendo su argumento,
parecería dirigido exclusivamente a los aficionados a este deporte, entre los
que no me encuentro. Fui a verlo porque había leído que abordaba el papel del
deporte en la política de la Unión Soviética, su valor como símbolo de superioridad
sobre la “decadencia” occidental, y los
cambios experimentados con la caída del régimen. Red Army aborda con maestría este
tema y varios más.
La historia personal de los
jugadores es narrada por ellos mismos. Estupendas imágenes de archivo nos van
mostrando su sacrificio en durísimos entrenamientos y competiciones bajo una
férrea disciplina militar, la supervisión cada vez más estrecha por parte del
KGB…los jugadores se convierten en figuras del deporte mundial, cada vez más
codiciadas por los poderosos equipos americanos. El protagonista principal, el
capitán Slava Fetisov, cuenta con una mezcla de orgullo, nostalgia y cierta
sorna lo acontecido durante tantos años, su paso de héroe a villano ante las
autoridades, su lucha personal y sobre todo su amistad con los jugadores que configuraron
uno de los mejores equipos de la historia del deporte. El montaje se permite
momentos de humor y ternura, mantiene el suspense, y reserva un par de
sorpresas para el final.
Aunque apenas conozco nada sobre
este deporte, las imágenes del equipo Red Army en acción, con sus pases
imposibles, su coreografía de ballet, su juego limpio y su mentalidad de victoria
resultan emocionantes. Toda la película hace resonar algo en nuestro interior,
una mezcla de nostalgia y asombro por los acontecimientos de aquellos años, en
los que presenciamos el final de la Guerra Fría.
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