domingo, 28 de agosto de 2011

Super 8 (IV)


Pues a mí me ha gustado. Es toda ella un exceso, pero efectivamente, es un puro divertimento, un volver a aquellos Goonies de hace un cuarto de siglo, montones de guiños a cosas que quienes tenemos una edad o o casi dos nos hacen soltar la lagrimita, es un Spielberg sobre Spielberg, con esa constante en su vida que ha sido el poder, militar por supuesto, con esa gran parafernalia sin rostro que se lo lleva todo por delante y a la que es imposible acceder, la alusión al accidente nuclear de Three Mile Island (Harrisburg), que uno cree entrever tras toda la trama. Mola ver canciones como Don't Bring Me Down de ELO, My Sharonna de The Knack, o Heart of Glass de Blondie sonando como éxitos del momento...

A quien esto escribe le hace especial gracia ver como fecha relevante de todo el tinglado en que nuestro pobre ET feo (que no parece traído de Roswell precisamente por lo feo que es) se vuelve malo, ese 8 de abril de 1963, que fue mi segundo día en el mundo.

Ingenioso como se puede presentar como método infalible para mantenerse delgado pasarse la vida vomitando, sin que el asunto tenga nada que ver con la anorexia ni con la bulimia.

Y sin duda, impagable la proyección del ¿corto? (iba a poner vídeo) que se ha estado elaborando durante toda toda la peli. ¿Alguien es capaz de decir algo de los créditos? Que grande el rubio incendiario.

Yo aconsejo verla, con cierta coraza contra historias de chicos preadolescentes con vida familiar desgraciada, pero que no estorba mucho en el total de la cinta. Posiblemente gustará menos a menores de 35-40 años, o como mínimo se sentirán menos implicados desde un punto de vista emocional-histórico. Para estos últimos, hay que decir que no es demasiado larga.

Para quienes tengan la tentación de pensar que la chica comete poco menos que infanticidio: la actriz es un par de años menor que el actor que hace de chico listo.

Por si alguna vez hubo alguna duda: poner “inteligencia” y “militar” en la misma frase chirría mucho.

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