sábado, 23 de julio de 2011

Filosofía Z: Máquinas, Vísceras y Cerebro

Night of the Living Dead (1968) Geoge A. Romero

En su libro Filosofía zombi, reciente finalista (2011) del Premio Anagrama de Ensayo, Jorge Fernández Gonzalo (Madrid, 1982), a través de la filmografía del director George A. Romero y de otras obras sobre el género de los muertos vivientes (películas, cómics, series de televisión, videojuegos, novelas y relatos: el capítulo de créditos es realmente impagable), lleva a cabo un original análisis (muy en la línea de algunos autores y filósofos franceses como Foucault, Blanchot, Baudrillard, Deleuze, Lipovetsky, Derrida o Debord) sobre las formas de control en la sociedad capitalista y las tecnologías de des(inter)mediación que nos separan del acontecimiento de lo real. La tesis central es que el zombi representa una no-construcción en el otro, una falta de 'otredad' a la que se encamina el individuo actual de las sociedades posmodernas. Las plagas de cadáveres andantes de la ficción sirven así como una precisa metáfora para entender la complejidad de nuestra sociedad posmoderna.

En estos tiempos grises y convulsos en los que 'no-vivimos', la figura del zombi sirve como exacta representación de nosotros mismos. Nos guste o no, viene a decirnos el autor, todos somos un poco zombis. El zombi como agente contaminante, salta de un campo a otro infectándolo todo porque "el zombi es punk, antisistema, anarquista, vanguardista", y desafía "los modelos conservaduristas" para favorecer el cambio, "ulcerar las categorías tradicionales", permitir la transgresión. "Vivimos una época en la que el contagio es casi un género mediático, un género discursivo".

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Para los perezosos o muy ocupados, (véase al respecto el provocador y divertido -aunque nada superficial- "Como hablar de los libros que no se han leído", de Pierre Bayard), la contraportada del libro ofrece un magnífico resumen: "La ontología zombi redescubre los espacios de la intimidad que habían permanecido sepultados bajo los paradigmas tecnoafectivos actuales, por la publicidad masiva y el hiperconsumismo descontrolado. La ficticia amenaza de un apocalipsis y el colapso total de la civilización que suele acompañar a las producciones del género constituyen una crítica oblícua de las sociedades actuales del espectáculo y la tecnificación, como ya denunciaran autores como Baudrillard, Debord o Deleuze, entre otros".

Cada una de las películas de George A. Romero da título a los sucesivos capítulos (secciones o pistas) del libro, que sirven así de hilo conductor al ensayo:







La intención del autor, (doctor en filología hispánica por la Universidad Complutense, todo hay que decirlo), polisémico queda claramente expuesta: "...habría que entender estas páginas como un intento de analizar qué papel desempeña la concepción del zombi en una sociedad como la nuestra, postrada ante el capitalismo, animada por una falta de relación con sus vecinos pero perfectamente mediatizada, capaz de conocer a tiempo real lo que pasa en la otra parte del globo pero no a quien más cerca está de uno, como si la tecnología nos hubiera desligado de las funciones primarias, instintivas, y el zombi sirviese, al mismo tiempo, como recuerdo y temor ante esa animalidad que se ha perdido, como horror al progreso (la pandemia siempre obliga a la humanidad a volver a un estadio primitivo, a las sociedades tribales, a la supervivencia desgarradora), porque, en cierto modo, el no muerto es la personificación apocalíptica de lo desconocido hecho hombre, del hombre hecho amenaza para sí mismo".

A destacar el excelente capítulo que describe los efectos de las modernas técnicas de la publicidad, que aseguran la "zombificación" de los sujetos y su vínculo irremisible con el consumismo, a través de "...mensajes artificiales y esterilizados de gran efectividad aduladora, empática o de influjo colectivo". "La publicidad es zombi: mordiscos rápidos, certeros, efectos de sangre, cuerpos desnudos"...

Publicidad zombi: EASTPAK

Uno de los mejores ejemplos de "publicidad zombi" se refiere a la campaña "Deliver me to Hell", de la compañía neozelandesa Hell Pizza, en la que con una estética de videoclip, narra la huída y persecución de una guapa y bien dotada oficinista por una horda de zombis y la peripecia posterior de un joven pizzero que debe hacerle entrega de una pizza a pesar del asedio de los cadáveres andantes. El video, (que además es interactivo y plantea varias opciones al espectador), puede encontrarse aquí: http://www.youtube.com/watch?v=9p1yBIV7Ges
En fin, ya Gilles Deleuze hablaba de sociedades de soberanía, que manejaban máquinas simples, y de sociedades disciplinarias, equipadas con máquinas energéticas. Las sociedades de control contemporáneas operan sobre máquinas de tercer tipo, máquinas informáticas. Es una evolución tecnológica, una mutación del capitalismo bien conocida, que puede resumirse así: en el momento actual el capitalismo ya no se basa en la producción, que desplaza y relega frecuentemente a la periferia del tercer mundo. Es un capitalismo de superproducción. Ya no compra materias primas y vende productos terminados: compra productos terminados o monta piezas. Lo que quiere vender son servicios, y lo que se quiere comprar son acciones...

"Es sencillo buscar correspondencias entre tipos de sociedad y tipos de máquinas, no porque las máquinas sean determinantes, sino porque expresan las formaciones sociales que las han originado y que las utilizan. Las antiguas sociedades de soberanía operaban con máquinas simples, palancas, poleas, relojes; las sociedades disciplinarias posteriores se equiparon con máquinas energéticas, con el riesgo pasivo de la entropía y el riesgo activo del sabotaje; las sociedades de control actúan mediante máquinas de un tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores cuyo riesgo pasivo son las interferencias y cuyo riesgo activo son la piratería y la inoculación de virus. No es solamente una evolución tecnológica, es una profunda mutación del capitalismo."
Gilles Deleuze. Post-scriptum sobre las sociedades de control

En contra de lo que pudiera suponerse, no es un libro fácil. Como reconoce el propio autor: "Me congratulo de haber escrito un ensayo duro partiendo de un tema popular, porque uno de los modelos con los que tengo que bregar es esa moda de libros donde se habla de filosofía y superhéroes, teleseries, vampiros o los Simpson; en los que, más que interés por desarrollar un concepto filosófico, se cae en un didactismo casi infantil".

Pues eso. En el Frikismo Ilustrado respetamos y apoyamos la inteligencia...

1 comentario:

  1. Un resumen muy bueno del libro; lo enlazo a mi página de FB. Un abrazo, amigos!

    Jorge FG

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