miércoles, 26 de enero de 2011

"Más allá de la vida"


“Se lo que estás pensando, cerdo. Si disparé seis balas o solo cinco. Te aseguro que yo también he perdido la cuenta, pero siendo este un Magnum 44, el mejor revolver del mundo capaz de volarte los sesos, ¿no crees que debieras pensar que eres afortunado? Contesta hijo de perra". Con frases como esta, que ya han pasado a la historia del cine, Clint Eastwood interpretando a “Harry el sucio”, uno de los papeles que lo encumbraron (no tanto a él como a su enorme revolver), se consolidaba como un hombre duro y sin piedad, algo que ya se perfilaba en los spaghetti westerns (“Por un puñado de dólares”, “La muerte tenía un precio” y “El bueno, el feo y el malo”) que había rodado anteriormente.
A lo largo de su carrera cinematográfica Clint Eastwood se ha pasado la vida enviando gente al otro barrio. Como pistolero solitario repartía estopa a diestro y siniestro. Como Harry Callahan no dejaba títere con cabeza. Incluso pasado los 60 años, en “Sin perdón” siguió impartiendo su particular justicia. Con su considerable altura, los ojos entrecerrados y sus ácidos comentarios con esa voz ronca y profunda (sus personajes son inimaginables sin el fantástico doblaje de Constantino Romero) lo convirtieron en un tío que imponía casi tanto como sus armas. ¡Pero se ha hecho mayor! y he aquí que ahora, ya octogenario, sufre una especie de crisis de culpabilidad y por primera vez se pregunta a donde han ido a parar todos aquellos que se cargó.
De esta crisis existencial nace “Más allá de la vida”, una película pastelosa en la que, jugando con tres historias que transcurren paralelas, se plantea la eterna pregunta de si hay vida después de la muerte. Supuestamente desenmascara a falsos médiums, profetas, videntes, etc. mientras sella con marchamo de calidad a Matt Damon que da vida a un parapsicólogo simplón, anodino y lelo que “ve muertos”.
No crean, la película te entretiene porque tiene tanto azúcar que te mantiene “pegado a la silla”. Incluso sales de la sala con una sonrisa beatifica por el final feliz y pensando: “Que bien, esto no se acaba cuando te mueres”. Pero claro, cuando el caramelo se empieza a derretir, consigues “ver la luz” y te das cuenta de que Clint chochea. ¡Verá la parca cerca!.
Para devolverle el respeto que casi le pierdo con esta película, el domingo por la tarde vi “El sargento de hierro” una de “ostias, tiros y puñetazos” donde disfrutar del más puro Clint, el implacable, recordando que después vino “Mystic River”, “Million Dollar Baby” y esas otras en las que por fin sustituyó los golpes por las palabras y los sentimientos.
Siempre nos quedará Harry: “Anda, alégrame el día” mientras te apunta con el pistolón…. ¡Es genial!. Por cierto, en “Más allá de la vida” destaca la música compuesta por él.

1 comentario:

  1. Si, me parece más floja que otras pelis de Clint Eastwood anteriores, pero tiene cierto interés. Creo que es un intento, algo fallido, de hablar de la muerte.

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