viernes, 26 de marzo de 2010

“Se hace camino al andar…”

De Castilla-La Mancha a Castilla-León: Recorrer la vieja meseta me hace sentir como en casa. Gente de tierra llana pero de carácter escarpado y agreste. Páramos azotados por vientos que los recorren en todas direcciones sin descanso… “Por la terrible estepa castellana, al destierro con doce de los suyos –polvo, sudor y hierro-, el Cid cabalga”.

Provincia de Zamora, donde la tradicional llanura castellana se rompe y abre con impresionantes tajos y hoces verticales emanadas de la fuerza de los ríos Tormes y Duero. Barrancos solo accesibles para las orgullosas águilas y demás rapaces que planean por los mismos, sabedoras de su posición privilegiada. Profundas gargantas que atraen y asustan a partes iguales.

Llego a la comarca de Sayago (http://www.sayago.com/). Sayago es piedra, una tierra que engaña porque, aunque parece pobre, es muy rica en paisajes, animales y muy variada vegetación.

Mi destino es Fresnadillo de Sayago un pequeño pueblecito perdido que conserva una arquitectura tradicional en la que la piedra juega un importante papel, como evidencian las casas y numerosos cercados de la zona. El primer día calles embarradas y perros curiosos. El segundo, tras la incesante lluvia, el pueblo amanece como veis en la foto: Las calles han desaparecido y en su lugar el agua campa a sus anchas. ¡Ya no es un pueblo rodeado de agua, sino agua con un pueblo en medio!.



Me alojo en una Posada Real que lleva el nombre de “Los Vettones”, pueblo prerromano de la Península Ibérica, cuyo asentamiento se produjo entre los ríos Duero y Tajo, en el territorio de las actuales provincias de Salamanca, Cáceres, Ávila, Zamora y Toledo.


La villa de Fermoselle (“hermosillo”), capital de Las Arribes del Duero, me decepciona. Aparece poco cuidada, con una placita porticada que apenas puedes apreciar porque los innumerables coches en ella aparcados no te permiten hacerlo. Sin embargo, en una de sus calles me topo con un ejemplar de burro zamorano-leones http://hispanismo.org/reino-de-leon/5739-el-burro-zamorano-leones.html) que, si os fijáis bien en la foto, parece mirar directamente a cámara mientras posa. Da la impresión de ser un animal inteligente y entrañable, ¿o no?.

Lo mejor del día: El embalse de “La Almendra”, el conocido como “Mar de Salamanca”, y la presa del mismo nombre, a los que alimenta el río Tormes. Una impresionante obra de ingeniería civil aprovechando una aún más impresionante obra de ingeniería de la naturaleza. El primero en capacidad de la cuenca del Duero y el tercero de España. ¡202 metros de altura desde los cimientos!. La más alta construida en nuestro país. La palabra vértigo cobra sentido en este lugar.

Comida en “La Posada de Las Arribes”: “Que os pongo, majos”, pregunta un vasco grandote y campechano. ¡Un asado de ternera para chuparse los dedos!. Ya de vuelta no dejo de percatarme de la presencia insistente del Liquen, perfecta asociación simbiótica entre un hongo y un alga, que cubre rocas, troncos de árboles, paredes… Tienes la sensación de que si te paras a descansar un rato, el Liquen colonizará la parte más húmeda de tu cuerpo, sea la que sea.

Parque Natural “Las Arribes del Duero”, por el lado español, Parque Natural “Do Douro Internacional”, por el lado portugués. Agresivo cañón que marca la frontera entre ambos países, solo recorrible realizando el “cruzeiro ambiental” programado que deja bastante que desear. Pagas 16 euros para, junto con otras 123 personas, navegar en un barquito acristalado en el que, si tienes la suerte de ir en “el puente del agua”, como por esa zona se conoce al puente de San José (la época de lluvias abarca marzo y abril), no verás absolutamente nada.

Miranda do Douro”, preciosa localidad lusa con una imponente catedral y una recoleta plaza.

Recomendados por Juan, el Gerente de nuestra Posada, dicharachero y siempre dispuesto a marcarte itinerarios con paisajes increíbles, vamos a comer a ”Capa D´Honras”, donde Pablo, un orondo y simpático portugués, nos recomienda su excelente bacalao y su apetitoso asado de cabrito, para terminar con unos postres
que, a las golosas como yo, nos hacen dudar hasta el ultimo minuto sobre nuestra elección. Al delicioso café portugués invita la casa. ¡Obrigado, Pablo!.




Atravieso el “Puente Requejo”, construido en 1914. Son 180 metros de largo sobre un único arco de 120 metros de luz y 90 metros de altura. ¡Imponente!. Lugar ideal para seguir avivando el vértigo…





Zamora, reina del románico: Su hermoso puente (pese a las reconstrucciones que ha sufrido), la catedral y las 24 iglesias de este estilo así lo atestiguan.

De todas ellas me quedo con la Iglesia de Santa María Magdalena de una sencillez apabullante, donde crees posible que el recogimiento al que invita te permita entablar un diálogo con Dios, si es que existe….

Descanso en el Parador. Situado en el centro histórico de la capital zamorana, en la Plaza de Viriato, se alza este magnifico hotel palacio construido, a mediados del siglo XV, sobre una antigua alcazaba romana…. ¡Una preciosidad!.
La ciudad, por las fechas en que estamos, hierve con los preparativos de su semana grande: La Semana Santa.

Todos viven con pasión la Pasión de Zamora (http://www.lapasiondezamora.com/).

2 comentarios:

  1. Que viaje más chulo, Teresa. Yo lo hice algún tiempo. Bonita narración, pero la parte del líquen no me queda clara...:-)
    Un abrazo. Juan

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  2. Solo una cosa. Somos muchos los zamoranos que estamos hartos de leer y escuchar lo de Zamora castellana. La llanura castellana se rompe en el límite de la provincia y se hace leonesa.

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