martes, 16 de marzo de 2010

Cine,cine,cine: La cinta blanca

La cinta blanca significa una meta a alcanzar: La pureza. Un símbolo exterior que te recuerda a ti y a los demás que eres un pecador y que como tal debes expiar tus faltas.
Es una historia de gente fea, muy fea. Podría ser fealdad física representada sobre todo por los adultos que, bajo la misma, esconden otra aun peor: La fealdad moral, la falta de escrúpulos, el egoísmo y una incapacidad absoluta para sentir amor.
Heredera de la anterior, fruto de la educación recibida, la fealdad de los niños. Éstos, bajo su apariencia angelical, sus miradas aún inocentes, sus palabras y gestos tímidos, esconden una maldad que ellos sienten natural y que sus padres rechazan y temen.
En el pequeño pueblo aparecen representadas todas las clases sociales. La nobleza con sus privilegios, sus libertades, su falsa magnanimidad y su aburrimiento. Los profesionales liberales, esto es el medico, tan respetado como criticado. Que maltrata durante años a su mujer, fornica con la comadrona, pese a despreciarla, y que acaba abusando de su hija. El clero con su rectitud, su exigencia, y que no duda en golpear una y otra vez el cuerpo para proteger el alma de las tentaciones mundanas. Los obreros, los desheredados, los que nada pierden porque nada tienen. No pueden quejarse, no pueden llorar, ni siquiera pueden sufrir porque no les queda tiempo ni les está permitido. ¡Caminas o revientas!.
Así, en ese pequeño mundo lleno de falsas apariencias, de violencia soterrada, de castigos públicos y de pecados privados, los niños son educados con un rigor extremo que los induce a castigar de forma igualmente violenta las culpas de los adultos.
Rodada en blanco y negro, carente de música de fondo, narrada por la voz en off del maestro, todo se confabula para darle a la historia mayor intensidad. Al principio te resulta muy extraña para después ir asqueándote poco a poco.
El estallido de la I Guerra Mundial es recibido casi con alivio porque supone la ruptura del orden establecido y todos saben que después nada volverá a ser como antes…¡por suerte!.

1 comentario:

  1. Joder, suena muy bestia, no sé si verla o esconderme debajo del edredón.

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