Lilith según H. R. Giger
Uno no puede estar nunca seguro de que ha acabado con los vampiros, (no muertos), así que seguiremos con el tema...
http://es.wikipedia.org/wiki/Vampiros_en_la_mitolog%C3%ADa
El concepto del vampiro, tal como lo conocemos en la actualidad, es básicamente el producto de la fusión de dos creencias y terrores diferentes, que, en ocasiones siguen presentándose por separado: por un lado, la idea de una persona a la que se consideraba muerta y que vuelve de la tumba; y por otro, que bebe sangre humana.
El origen del vampiro es difícil de precisar, ya que su rastro se pierde en diferentes culturas de la antigüedad. Sí se sabe que la palabra vampir aparece impresa por vez primera a principios del siglo XVIII en Alemania, para designar algo tan improbable, maléfico e insano como un cadáver que abandona su tumba por las noches para beber la sangre de los vivos y prolongar así su incierta ¿existencia?...
La genealogía del vampiro alcanza hasta lo más remoto e inmemorial: hacia el año 600 a.d.C. el filósofo chino Tse-Chan refiere que un hombre muerto puede convertirse en un demonio terrible si su alma rehúsa salir del cuerpo.
En la extensa demonología mesopotámica el vampiro acadio recibe el nombre de Rapganmekhab, y el asirio Akhkham. Los sumerios distinguían tres clases de demonios: los seres mitad humanos, mitad demonios; los demonios, espíritus puros como los ángeles, capaces de propagar epidemias; y los muertos que no descansan en sus tumbas y se mueven por el aire, sobre el suelo y bajo la tierra: empiezan a tomar forma las características del vampiro.
El origen del vampiro es difícil de precisar, ya que su rastro se pierde en diferentes culturas de la antigüedad. Sí se sabe que la palabra vampir aparece impresa por vez primera a principios del siglo XVIII en Alemania, para designar algo tan improbable, maléfico e insano como un cadáver que abandona su tumba por las noches para beber la sangre de los vivos y prolongar así su incierta ¿existencia?...
La genealogía del vampiro alcanza hasta lo más remoto e inmemorial: hacia el año 600 a.d.C. el filósofo chino Tse-Chan refiere que un hombre muerto puede convertirse en un demonio terrible si su alma rehúsa salir del cuerpo.
En la extensa demonología mesopotámica el vampiro acadio recibe el nombre de Rapganmekhab, y el asirio Akhkham. Los sumerios distinguían tres clases de demonios: los seres mitad humanos, mitad demonios; los demonios, espíritus puros como los ángeles, capaces de propagar epidemias; y los muertos que no descansan en sus tumbas y se mueven por el aire, sobre el suelo y bajo la tierra: empiezan a tomar forma las características del vampiro.
En la tradición hebrea encontramos la figura de Lilith: es el nexo entre la demonología babilónica y hebrea, y también entre la judía y la cristiana.
Lilith es un poderoso demonio alado, de cabellos largos y cuerpo desnudo y sensual, que a veces acaba en forma de serpiente.
Según la tradición rabínica, Lilith fue la primera mujer de Adán. Tras una violenta disputa con él, lo abandona. Yahvé envió a tres ángeles para hacerla regresar, pero ella se niega, rebelándose contra él. Yahvé la condenó a convertirse en un demonio nocturno, volador, que tiene que alimentarse de sangre.
Lilith es un poderoso demonio alado, de cabellos largos y cuerpo desnudo y sensual, que a veces acaba en forma de serpiente.
Según la tradición rabínica, Lilith fue la primera mujer de Adán. Tras una violenta disputa con él, lo abandona. Yahvé envió a tres ángeles para hacerla regresar, pero ella se niega, rebelándose contra él. Yahvé la condenó a convertirse en un demonio nocturno, volador, que tiene que alimentarse de sangre.
Lilith en la Capilla Sixtina
En el mundo griego encontramos las primeras manifestaciones del monstruo en la corte de Hécate, la reina de los espectros. La Empusa es un demonio femenino capaz de adoptar diversas formas de animales o bien la forma de una hermosa doncella. Bajo esta apariencia, suele acostarse junto a hombres dormidos para morderlos y chupar y beber su sangre, provocándoles la muerte.
La versión latina es Lamia, un personaje femenino de la mitología, caracterizado como una terrible seductora. Constituye un antecedente de la vampiresa moderna y se la concibe como un personaje individual, pero también como el nombre genérico de un tipo de monstruos (las lamias).
En el mundo árabe aparece también con rasgos similares la figura del Gul, un demonio femenino que frecuenta de noche los cementerios en busca de alimento.
Finalmente y con respecto a la morfología del vampiro, como se ha visto, en la antigüedad aparece confundido entre la vasta legión de demonios. Tiene atributos humanos y animales, capaces de transformarse en otros seres aparentes, aunque siempre combinando cualidades diversas: del aire (alas y garras de ave), de la tierra (cola de serpiente y sexualidad), del fuego (ojos llameantes), del agua (cola de pez), y de la noche (existencia fantasmal y similitud con los murciélagos). Y como dice el Conde de Siruela, en su introducción a una magnífica, completa y muy recomendable antología literaria sobre el vampiro, será siempre más o menos fiel a esta anatomía simbólica que, en el fondo es su esencia.
Para ampliar más datos, el estudio “Los vampiros, reyes de la noche”, de Salvador Sáinz, (pdf. con 112 págs.), en la siguiente dirección:
http://campusvirtual.unex.es/cala/epistemowikia/images/9/9c/Vampiros.pdf
¡Estupenda serie vampiresca!
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