lunes, 12 de mayo de 2014

Longitude


Dava Sobel popularizó en su libro la increíble historia del relojero John Harrison.


Dava Sobel es una escritora americana especializada en divulgación científica. De sus obras, he leído tres: “La  hija de Galileo”, basada en la correspondencia de Galileo y su hija monja, que adoptó el apropiado nombre de Sor Celeste; “Los planetas”; y “Longitud”. De ellos, el más interesante es éste último.
En el año 1707, una flotilla inglesa procedente de la Guerra de Sucesión española cometió un error en la determinación de su posición en el mar, lo que condujo a un terrible naufragio en las Islas Sorlingas (Scilly Islands), y 1.400 marineros perdieron la vida. En aquella época, determinar la latitud en el mar era relativamente fácil utilizando sextantes para calcular la altura del sol a mediodía. Sin embargo, no se conocía ningún método fiable para establecer la longitud, y se utilizaban sistemas de estimación (dead reckoning) bastante imprecisos.
En 1714, el Gobierno inglés creó una comisión para solucionar el problema (Board of Longitude), y se dotó un enorme premio (equivalente a varios  millones de euros de la actualidad) para la persona que lograra demostrar un sistema fiable y práctico para determinar la longitud en el mar. Felipe II ya había creado un premio similar en 1567 en España, y otros países habían hecho lo mismo.
La clave para conocer con precisión y sencillez la longitud era conseguir un reloj que marcara de manera precisa la hora en el puerto de origen; determinando la hora local con el sol, podía calcularse la longitud sabiendo que cada hora de diferencia equivale a 15º. La carrera por desarrollar un método práctico había llegado a Inglaterra, y muchos científicos de renombre iban a participar en ella. La aproximación más favorecida por la élite científica en aquel momento era calcular la hora basándose en las fases de la luna o en la situación de los satélites de Júpiter. Aunque en teoría podría funcionar, era un método engorroso, que dependía del tiempo, de la habilidad de los observadores y del desarrollo de tablas precisas.
Nadie contaba con que un carpintero de extracción humilde, John Harrison, iba a convertirse en el principal rival de los astrónomos en esta empresa. Harrison sintió desde pequeño gran afición por la construcción de relojes cada vez más precisos. Con 20 años ya había construido un reloj totalmente de madera. Asombrosamente, todavía se conserva. Poco a poco, siguió construyendo relojes cada vez mejores, innovando el sistema de péndulos, introduciendo nuevos materiales, experimentando...
Harrison se sintió fascinado por el reto que presentaba mantener funcionando de manera precisa un reloj en el mar, y presentó su idea al astrónomo Edmon Halley. Este se interesó y le presentó al relojero George Graham, quien apoyó financieramente a Harrison. Durante 5 años, trabajó en su primer reloj, el H1, un aparato grande y no muy práctico de llevar en un barco. La Royal Society aprobó una primera prueba en el mar, en un viaje a Lisboa. El reloj funcionó a la vuelta y permitió por primera vez establecer con precisión la posición de un barco, pero en la ida había fallado. La aventura de Harrison no había hecho más que comenzar. La comisión de longitud demandaba un viaje transoceánico, y Harrisón decidió mejorar su diseño, desarrollando el H2. Pero en 1741 la guerra con España y problemas técnicos del reloj retrasaron la prueba. Harrison pasó a desarrollar la siguiente versión, el H 3…¡durante 17 años!. Sin embargo, este modelo tampoco ofrecía la precisión que Harrison quería.
Durante aquellos años, otros relojeros como John Jefferys desarrollaron nuevos relojes, pequeños y precisos. Utilizando estos avances técnicos, Harrison desarrolló por fin su obra maestra: el magnífico H4. Un reloj de 13 centímetros de diámetro, exacto, elegante y muy práctico en el mar. Construirlo le llevó a Harrison otros 6 años, y por fin, con 68 años de edad, ya demasiado mayor para embarcarse, envió a su hijo a Jamaica para probarlo. La prueba resultó exitosa, pero la Comisión, más inclinada a soluciones astronómicas, exigió más pruebas. De nuevo el siguiente viaje demostró que el reloj era excelente, y de nuevo la Comisión se negó a aceptar el resultado. Su principal rival, el reverendo Nevil Maskelyne, había desarrollado un sistema astronómico, menos eficaz, y en su posición de Astrónomo Real, vetó el premio.
Harrison finalmente decidió acudir a la ayuda del Rey George III. Finalmente, tuvo que esperar a los 80 años para recibir el premio de manos del Parlamento, no de la Comisión. Sólo pudo sobrevivir 3 años más al premio. En realidad, durante todos los años anteriores, la comisión había financiado su trabajo, pero a costa de humillaciones y desprecios constantes. El diseño de  Harrison fue copiado, la producción abaratada, tuvo gran éxito entre los marinos de la época, y se convirtió en el método estándar de cálculo. El mismo Capitán Cook probó con éxito el K1, una copia del H4, durante su segundo y tercer viaje.
Esta apasionante historia fue llevada a la televisión en una estupenda miniserie  de Granada TV (2000). Recrea la historia de Harrison (Michael Gambon), y de Rupert Gould (Jeremy Irons), un oficial naval que en el periodo de entreguerras restauró los relojes de Harrison, que permanecían olvidados en el observatorio de Greenwich.  La miniserie cuenta con estupendos actores británicos, como un divertido Bill Nighy, o Stephen Fry, que en un guiño a su activismo escéptico, interpreta a un charlatán que pretende establecer la longitud con perros heridos y polvos mágicos…
La serie está llena de aventuras en el mar, de intrigas, de capitanes intrépidos, malvados envidiosos, luchadores infatigables, batallas navales... todo ello tratado con rigor y con una capa de humor inglés. En definitiva, tanto el libro como la miniserie resultan muy recomendables. Y el complemento perfecto es una visita al Royal Observatory de Greenwich, dónde en el año 2004 tuve la ocasión de ver los relojes del maestro Harrison. Espectacular.
 
 
 
 

jueves, 1 de mayo de 2014

FlashForward


Una buena producción para una serie cancelada
 
6 de octubre de 2009. 11 de la mañana en Los Ángeles. El acontecimiento más extraño de la historia de la humanidad está a punto de ocurrir: durante 137 segundos, en todo el planeta, todo el mundo pierde la conciencia. Al despertar, muchos millones de personas habrán muerto en terribles accidentes. Los supervivientes despertarán, y descubrirán asombrados que durante ese tiempo, han tenido una especie de visión de lo que será su vida 6 meses despué.
http://en.wikipedia.org/wiki/FlashForward

Con esta interesante premisa arranca la serie de ciencia ficción FlashForward, basada en una novela del escritor canadienses Robert J Sawyer. De él, sólo he leído “Calculating God”,
http://en.wikipedia.org/wiki/Calculating_God

una novela con un arranque interesante, pero que se pierde en excesivas licencias y exageraciones. El autor está muy interesado en la intersección entre ciencia y religión, un tema realmente delicado y complejo de abordar. En todo caso, es un escritor de prestigio y gran éxito, así que trataré de leer más adelante alguna otra novela suya.
http://en.wikipedia.org/wiki/Robert_J._Sawyer#Bibliography

La serie de televisión despertó muchas expectativas entre el público amante de la ciencia ficción, pero por desgracia resultó parcialmente fallida, y se canceló la segunda temporada. Una pena, porque en mi opinión, sin ser una gran serie, resulta interesante y muy entretenida. Su tema principal es el destino y el determinismo. ¿Hasta qué punto las acciones de los personajes de la serie van a poder cambiar el futuro que han vislumbrado?. La parte científica de la historia no está bien resuelta, aunque lo compensa con el atractivo personal de los dos científicos responsables de una parte del tinglado. La parte de misterio y conspiración malvada atrapa bastante, sobre todo la investigación del FBI liderada por un convincente Joseph Fiennes, pero el último capítulo deja muchas incógnitas sin resolver, ya que los guionistas contaban con una segunda temporada.

La serie se planteó de forma ambiciosa ambiciosa, con actores conocidos (Joseph Fiennes, John Cho), una buena producción, estupendos efectos especiales, etc., pero no convenció a la audiencia. En todo caso, un buen entretenimiento para los aficionados a los technothrillers.
 
 
 
 
 
 

domingo, 27 de abril de 2014

Under the dome

 No hay nada mejor que un pueblecito bucólico y pastoril de Maine para liarla parda....
 
Uno de los escritores más frikis de la historia, y que se ya se ha asomado un poco a nuestro blog en esta entrada de Laura
es el famosísimo Stephen King. Nació en Portland (Maine), en 1947 y tuvo una infancia difícil, habiendo sido abandonado por su padre. Además, de pequeño presenció un accidente horrible: un amigo suyo, atrapado en las vías del tren, murió arrollado. Parece claro que todo ello influyó en los temas que posteriormente trataría en sus novelas.
King comenzó a publicar relatos muy pronto, y consiguió estudiar inglés en la Universidad de Maine, a pesar de la pobreza de su  madre. Al acabar la carrera, tuvo que vivir con su familia en un remolque durante un tiempo. Cayó en el alcoholismo, hecho que reflejó en su segunda novela, El resplandor. También de esa época es Carrie. Posteriormente, con la ayuda de sus amigos, consiguió superar su dependencia a drogas y alcohol, y triunfó con sus novelas. En el año 1999 sufrió un grave accidente, al ser atropellado por una furgoneta. Esta experiencia también fue reflejada en sus obras: Un coche perverso y Misery.
La verdad es que hasta ahora no había leído nada de él, aunque creía haber visto casi todas las adaptaciones al cine de sus novelas: Carrie y El resplandor, por supuesto, iconos del cine de miedo durante nuestra infancia; la zona muerta, Cujo, el cementerio de animales, el cortador de césped, la milla verde, Misery, cadena perpetua, la niebla, los chicos del maíz, cazador de sueños, corazones en Atlántida… incluso una vez en un hotel de aeropuerto en Nueva York, por un vuelo suspendido, vi “The Langoliers”, una historia muy apropiada para la ocasión, que narraba la aventura de unos viajeros que entraban en otra dimensión...
 
En general, la mayoría de estas películas me resultaron al menos entretenidas, y alguna que otra, incluso interesante. Pero buceando en internet, me quedo pasmao al comprobar que King tiene al menos ¡48 adaptaciones al cine de sus novelas!
¡¡Es brutal!! Debe ser el autor más llevado al cine de todos los tiempos…Bueno, al final me he animado al leer algo suyo, y ha caído en mis manos “Under the dome”, un pedazo de libraco de más de 1000 páginas.
Cuenta la historia de un pequeño y bucólico pueblecito de Maine, Chester’s Mill.  De repente, en una bonita mañana otoñal, el pueblo se ve aislado del resto del mundo por una enorme cúpula indestructible. La presencia en el pueblo de un político corrupto y sin escrúpulos, y de un jefe de policía atontado, no presagia nada bueno. Y como era de esperar, se lía una buena...
La novela es sencilla y no sorprende demasiado, pero engancha porque cada escena resulta potencialmente explosiva. Aborda temas como la crueldad, la estupidez y la ambición desmedida, frente a la valentía, el respeto por la naturaleza y los demás. Los personajes son exagerados, pero en el tono casi paródico reside la gracia de la novela, que utiliza buenas dosis de humor negro. Stephen King le da cañita al integrismo religioso de los predicadores locos, al consumismo excesivo, a la crueldad, a la corrupción…
En fin, una novela menor pero muy entretenida y de lectura justificada en el mundo friki. Y por supuesto, cuenta ya con una adaptación, en este caso una miniserie. Habrá que verla…

domingo, 20 de abril de 2014

Un viaje de ida

 Anna tendrá que investigar su pasado antes de decidir su futuro...
 
Polonia, 1960. Anna, una joven novicia, huérfana de la II Guerra Mundial, recibe la noticia de que una tía suya todavía vive. La madre superiora de su convento la envía a conocerla, antes de que tome los votos de monja. Wanda resulta ser una mujer aparentemente fuerte y liberada, una respetada líder comunista. Ambas viajarán a su pueblo natal para buscar la tumba de los padres de Anna, e investigar su muerte...
Así comienza esta historia, muy bien narrada por el director polaco Pawel Pawlikowski. Llama la atención su lenguaje cinematográfico; utiliza una fotografía en blanco y negro que resulta muy sugerente y evocadora de la época, aunque para mi gusto, el encuadre a veces resulta un poco extraño, ya que medio saca a los personajes de la escena. Quizás busque dar protagonismo al entorno: el monasterio nevado, las estrechas carreteras, las casas antiguas, el pueblo…
Por otra parte, el diálogo se basa más que en el escaso guión, en las miradas y el lenguaje corporal de las dos protagonistas (estupendas las actrices Agata Kulesza y Agata Trzebuchowska). Su relación va desarrollándose a lo largo de la película, que a veces recuerda el subgénero de “road movie”.
El telón de fondo de la historia es muy complejo: el terrible sufrimiento de Polonia durante la II Guerra Mundial, especialmente de la población judía; las contradicciones del pueblo polaco, a caballo entre el antisemitismo, el comunismo, y su herencia católica; y el tímido despertar prooccidental de una juventud que quiere romper con un pasado trágico, y mira con ilusión hacia el oeste, simbolizado por la llegada de la música pop. Esta parte de la historia me recuerda mucho a una película búlgara un tanto oscura, Yesterday (1988), que narraba la historia de unos jóvenes que tratan de montar un grupo de rock en plena Bulgaria comunista.
Esta película resulta sencilla, pero emocionante, por el enorme trasfondo que sugiere, por la originalidad de la narración, y por tratar temas universales como el amor y el sexo, la violencia, la ambición, la religión, la familia, y las decisiones que convierten a la vida en un viaje sólo de ida. La película está cosechando bastantes premios, y un éxito comercial considerable para este tipo de cine de autor. Parece que como en otras ocasiones, está funcionando el "boca a boca", ya que está gustando mucho.
 
Su director, Paweł Pawlikowski, un polaco afincado en París, había ya sido reconocido por sus trabajos anteriores, que yo todavía no he visto.
De nuevo, una película en blanco y negro, atrevida y personal,  viene a demostrar que el buen cine de autor puede tener éxito y merece ser exhibido en cines normales a horas razonables para las personas humanas…
 
 
 
 
 
 

jueves, 17 de abril de 2014

GRECOMANIAC II

Hermosos rincones y plazas.....
 
 
 Exposición en el Centro Cultural San Marcos....
 
Exposición en el Círculo de Arte.... 
 
 
 
 La primavera.....
Toledo siempre es una buena opción...

GRECOMANIAC

Recorrer sus calles...
 
 
 
Visitar Santo Domingo El Antiguo:
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Toledo siempre es una buena opción....

lunes, 31 de marzo de 2014

El marciano

 El astronauta Watney va a tener que buscarse la vida en las rojas praderas marcianarrrs...
 
Planeta Marte, en un futuro próximo. La misión Ares 3 de la Nasa lleva unos días instalada en Acidalia Planitia. El grupo de seis astronautas planea realizar diversas exploraciones y experimentos en el paneta rojo, pero una intensa tormenta de arena les obliga a evacuar prematuramente.  Durante la precipitada huida, Mark Watney, el ingeniero mecánico de la expedición, sufre un accidente aparentemente mortal y sus compañeros no tienen más remedio que dejarle atrás. Sin embargo, el avanzado traje espacial de Mark le mantiene con vida, y a duras penas consigue regresar al módulo habitable. A partir de ahí, comienza la lucha por la supervivencia en un planeta hostil del pobre Mark, que tendrá que exprimir su ingenio para seguir vivo un día más…
The Martian es la primera novela del escritor americano Andy Weir, publicada en 2012. Al parecer, los editores rechazaron inicialmente su trabajo, y lo colgó gratis en internet. Posteriormente lo ofreció a bajo precio en Amazon, donde vendió 35.000 copias en 3 meses. Finalmente, se produjo un audiolibro, que es el que yo he escuchado.
Se trata de una ciencia ficción muy respetuosa con los aspectos científicos y tecnológicos. Las naves y la ingeniería están ligeramente más desarrolladas que en la actualidad, quizás unos 20 o 30 años. Weir describe con precisión el funcionamiento de los equipos y los problemas a los que se enfrentaría una misión tripulada a Marte. El trabajo de documentación debe haber sido muy exhaustivo. Pero a la vez, el autor traza una historia de lucha y superación, y de solidaridad humana, muy agradable y esperanzadora. Recuerda en este sentido a la historia de Apolo XIII. Todo ello salpicado con un humor un tanto gamberro y desenfadado, y constantes referencias a la cultura pop y geek del siglo XX. La novela resulta muy entretenida e interesante, al menos para los amantes de la exploración espacial y de la ciencia ficción realista. Es una novela que está cosechando buenas críticas y va a contar con una versión cinematográfica, ya que Twentieth Century Fox ha comprado los derechos.
Aquí tenemos una entrevista con el autor, que se declara fan de Heinlein, demostrando su buen gusto J
Aunque hay algunos críticos a los que la novela no ha convencido nada:
 
 
En definitiva, en mi opinión Andy Weird confecciona una novela muy entretenida y trabajada, que sin tener gran categoría, ni ser especialmente original, acierta de pleno en su objetivo, y probablemente va a ser famosa durante años, sobre todo cuando estrenen la película.