lunes, 18 de junio de 2018

PHotoESPAÑA 2018: Cecil Beaton. Mitos del Siglo XX

Una de las mejores cosas que tiene el mes de junio es, sin duda, la llegada de PHotoESPAÑA a Madrid, el Festival internacional de fotografía y artes visuales que en su edición XXI vuelve, como las oscuras golondrinas, en diversos y maravillosos rincones de Madrid sus fotos a colgar.

Este año he comenzado la primera de mis visitas por la exposición Mitos del siglo XX de Cecil Beaton: "Fotógrafo, diseñador de vestuario para la gran pantalla, cronista de un mundo estilizado y exquisito, sir Cecil Beaton retrató a algunos de los personajes más relevantes del siglo XX: su objetivo captó a miembros de la aristocracia británica, a celebridades del Hollywood de oro o a los grandes iconos de la cultura y de la política.

Su capacidad para sugerir mundos sofisticados y sensuales, para mostrar la naturaleza más frágil del personaje, le convirtieron con solo 30 años en el retratista preferido del mundo de la moda, del arte y fotógrafo oficial de la familia Windsor. Cultivador infatigable de la elegancia y de la belleza, trabajó para Vogue entre 1928 y 1954, revista para la que fotografió a los grandes diseñadores, como Chanel, Vreeland, Dior o Balenciaga. Su trabajo le proporcionó el Oscar al mejor diseño de vestuario en dos ocasiones: por Gigi (1958) y por My Fair Lady (1964)".

En estos lugares (Fundación Canal- Canal de Isabel II, Calle Mateo Inurria, 2) en los que el compromiso con el autor, exige de ti capacidad critica, espíritu abierto y una sensibilidad a flor de piel, tu atención no debe centrarse únicamente en las obras expuestas porque te perderías una parte importante del conjunto: las personas que visitan la exposición al mismo tiempo que tú, cuyas observaciones, al hacerte entender lo que ellos experimentan y poder compararlo con tu propia vivencia, te ayudarán a comprender mejor tu propia emoción estética.

Y sin más dilación aquí les dejo mi particular visión de la exposición. ¡Espero que la disfruten!

Gandes mujeres...

Vivian Mary Hartley, conocida artísticamente como Vivien Leigh, la inolvidable Scarlett O'Hara que el viento no pudo llevarse.
La nariz de Barbra....


Joan Crawford: querida Blanche, sabes tú ¿Qué fue de Baby Jean?
Dos cara de la misma moneda: la frágil Norma Jeane/ la sexual Marilyn
Anna Magnani: "Dejenme todas las arrugas, no me quiten ni una. he tardado toda una vida en procurarmelas".
Elizabeth Taylor: belleza con conocimiento de causa.
Beaton dijo de ella :"Es una víbora putrefacta y recalcitrante. Espero no tener que verla nunca más". Tal vez por eso en esta foto Katharine Hepburn, icono de modernidad y fuerza, no parece ella. No le hace justicia en absoluto.
Al retratar a la dulce Grace, Cecil supo captar, perfectamente, su lado menos dócil.
María Callas, la diva, la mejor Tosca que Puccini pudo soñar. Su portentosa voz no fue suficiente para superar un pasado de "adolescente gordinflona, miope y poco atractiva". Murió a los 53 años, sola, en su apartamento de París.
Anita Loos: una de las primeras guionistas de Hollywood, autora de la novela cómica Los caballeros las prefieren rubias, cuya adaptación cinematográfica protagonizaron Marilyn Monroe y Jane Russell.
Gertrude Stein y Alice B. Toklas, amante, confidente, amiga, secretaria. Vanguardia en estado puro. 
Antes de que las flores de la amistad se marchitaran la amistad se marchitó.

Amo a mi amor con v
porque así es
amo a mi amor con b
porque estoy cerca de aquello
un rey.
Amo a mi amor con a
porque es una reina
amo a mi amor y a es la mejor de ellos
piénsalo bien y sé un rey,
piénsalo más y piensa una vez más
amo a mi amor con vestido y con sombrero
amo a mi amor y no con esto o con aquello
amo a mi amor con y porque es mi prometida
ámola con una d porque está mi amor al lado
gracias por estar allí
a nadie le ha de importar
gracias por estar aquí
porque no estás allí
y con y sin mí lo que es y sin ella puede tardar
y entonces y cómo y todo alrededor pensamos y descubrimos que es
hora de llorar ella y yo.

"Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas Ngong". La maravillosa película de Sydney Pollack, y las fantásticas interpretaciones de Meryl Streep y Robert Redford, nos hicieron soñar con África y compartir la historia de amor de la baronesa Karen Blisen y su amado Denis Finch Hatton.
Helena Rubinstein: mujer de negocios, coleccionista de arte y filántropa. Fundó y dio nombre a la compañía de cosméticos que lleva su nombre y que, con el tiempo, la convertiría en una de las mujeres más ricas del mundo.
Gabrielle "Coco" Chanel: revolucionó el mundo de la moda. Con sus innovadores diseños liberó el cuerpo de la mujer y su nombre se convirtió, por derecho propio, en sinónimo de elegancia.
Elsa Schiaparelli: diseñadora del color y el surrealismo.

Esta pareja son  Lee Miller y Roland Penrose. Como sus nombres no me decían nada, pensé, por la instantánea, que se trataba de una clásica pareja americana de los años cincuenta, de esas en las que la mujer debía ser buena ama de casa, servir a su marido, cuidar a sus hijos y despreocuparse por su carrera laboral. Me equivoqué. Lee Miller fue modelo, fotógrafa, artista, chef y corresponsal de guerra. Aún me pregunto cual fue la intención de Beaton al realizar esta fotografía.

Grandes hombres...

Tennessee Williams: autor de Un tranvia llamado deseo y El zoo de Cristal. Después de fotografiarlo, Beaton lo describió como "un regordete corpulento, con ojos color turquesa y la cabeza como una piña".
Arthur Miller: uno de los dramaturgos más prestigiosos del Siglo XX, autor de Muerte de un viajante y Las brujas de Salen. Beaton dijo de él: "Tenía la apariencia de una feroz águila americana".
¡Poderoso perfil!
Rudolf Nureyev: bailarín y coreógrafo ruso, nacido en Siberia.
Las manos del maestro Cristobal Balenciaga. Beaton dijo "sus vestidos nunca pasaran de moda" porque "Balenciaga es una español serio y abstemio, un arquitecto magistral que trabaja con lineas imperecederas". ¿No les resulta llamativa alguna palabra en ese párrafo?

Él no necesita presentación. No es un actor, es EL ACTOR. Su porte, sus gestos, su voz y su mirada...
Esa mirada...
Y para terminar Cecil Beaton, el autor, y su selfie. Cabe preguntarse, ¿se retrato tal y como era o se mostró indulgente con sus vicios y defectos?

¡Chi lo sa!

¡No se la pierdan!

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