sábado, 3 de enero de 2015

Descifrando Enigma: la realidad supera a la ficción

Una buena película, superada por la historia original
 
La historia de la criptología, y en especial el descriframiento de la máquina Enigma por parte de los aliados durante la II Guerra Mundial, siempre me ha llamado la atención. Hace diez años visité Bletchley Park, la residencia inglesa en la que un grupo de matemáticos, lingüistas y criptógrafos consiguieron descifrar los mensajes codificados con la máquina Enigma emitidos por el ejército alemán. Este lugar, relativamente cercano a Londres, merece una visita. Estuvo abandonado muchos años, pero poco a poco se ha ido recuperando para el público. En él, se puede visitar el famoso Pabellón 8 dirigido por Turing, y una réplica de la máquina Bombe, diseñada para descifrar los mensajes de Enigma.
 
Este proceso había comenzado años antes en Polonia, y las autoridades trasladaron sus conocimientos y una máquina Enigma a Francia, ante el inminente ataque alemán. Posteriormente, terminaron en Inglaterra. La historia, que ha estado clasificada mucho tiempo, resulta apasionante, y ya la traté en nuestro blog hace unos años.
Este tema ha sido abordado por el cine, sobre todo en la película “Enigma”, dirigida por Michael Apted en 2001, que narraba una interesante historia relacionada con las matanzas de Katyn y el esfuerzo de los ingleses y americanos para mantener viva la frágil alianza con la Rusia soviética, con el fin de vencer a los nazis. Cuenta con una buena interpretación (Kate Winslet) y es muy recomendable.
Recientemente, se ha estrenado otra película que narra con mayor detalle la vida del grupo de científicos y expertos que trabajando contra reloj bajo la terrible presión de la guerra, fueron capaces de resolver el problema. Se trata de “The imitation game” (Descifrando Enigma), dirigida por Morten Tyldum, del que conozco la inquietante y violenta película “Headhunters”. En esta ocasión, cuenta con una excelente producción e interpretaciones para narrar la historia centrándose en el principal protagonista, el matemático Alan Turing.
La dramática historia de Turing es bien conocida. El genial científico, nacido en Londres en 1912, estudió en una escuela en Sherborne, (donde por cierto tuve ocasión de hacer un curso de inglés hace muchos años), y posteriormente continuó sus estudios en Cambridge. Turing estudió a los grandes científicos de su tiempo (Einstein, Hilbert), y desarrolló el concepto de “máquina de Turing”, que fundó las bases de la computación moderna. También se interesó por la criptografía, lo que le llevó a trabajar para el Gobierno durante la II Guerra Mundial en Bletchley Park, mejorando la aproximación previa de polacos y franceses.
La contribución de Turing fue crucial, y se ha estimado que problablemente redujo la duración de la guerra dos años. Una prueba de la importancia de su trabajo es que parte de él no fue desclasificado hasta el año 2012. Despúes de la guerra, Turing, un héroe desconocido para el gran público, fue profesor en la Universidad de Manchester y continuó sus trabajos en computación. Allí propuso su famoso Test de Turing, para definir la inteligencia artificial: una máquina será inteligente cuando un humano no pueda distinguirla de otro humano en conversación con ella. Esta idea sigue siendo actual en el desarrollo de la inteligencia artificial.
El dramático fin de Turing también es muy conocido. En 1952, fue condenado por homosexualidad, y forzado a tomar un tratamiento hormonal para reducir la libido si quería evitar la cárcel, dentro de la represión que sufrían  y sufrirían  todavía durante años los homosexuales en el Reino Unido. El brutal tratamiento de un año le causó impotencia y ginecomastia, y además le fueron quitados los privilegios de acceso a información confidencial del gobierno. Todo ello le arrastró al suicidio en junio de 1954, a la edad de 42 años. El reconocimiento a su gran aportación ha aumentado constantemente desde su terrible muerte.
La película The imitation game recoge estupendamente el ambiente de la época de Bletchley Park. Turing es interpretado por Benedict Cumberbatch, actor conocido por la reciente serie “Sherlock”, y cuenta con otros actores famosos, como la estupenda Keira Knightley, y Charles Dance, que parece seguir repartiendo estopa como buen Lannister.
Al parecer, la película comete algunas imprecisiones históricas (ATENCIÓN, AQUÍ REVELAMOS ALGUN ASPECTO DE LA TRAMA)
Quizás la más preocupante, y que  me parece excesiva como licencia, es acentuar los rasgos de excentricidad de Turing, llevándolo casi al autismo.
También resulta injusta la descripción del comandante Denniston; seguramente consideraron que necesitaban un malo en la película, y qué mejor villano que Tywin Lannister. Tampoco se reconoce el esfuerzo que polacos y franceses habían hecho antes de la guerra para descifrar enigma, ni la aportación de otros científicos al esfuerzo. Y otro aspecto importante es el grado de responsabilidad del equipo, que parece llegar más allá, involucrándose en qué utilizar la información. En realidad, su uso quedó en manos de la inteligencia inglesa, que hizo un trabajo magnífico para poder aprovercharla al máximo sin revelar claramente al enemigo que su código había sido quebrado.

En definitiva, siendo la historia real impresionante, no veo la necesidad de modificar un solo aspecto, y en este sentido me ha decepcionado, si bien la película per se es muy buena. En todo caso, sirve de homenaje a un personaje crucial en la ciencia y en la lucha contra el nazismo, en contraste con el terrible tratamiento que recibió por parte de las autoridades inglesas de los años 50.

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