True detective
Hace poco, en
el club de novela negra de la librería Taiga de Toledo, leímos “Galveston”, la primera
novela de Nic Pizzolatto. La obra resulta interesante y bien escrita, aunque no
contentó a todo el mundo. En mi opinión, flojea un poco en su parte intermedia,
pero tiene un arranque y un final acertados. Este escritor de Nueva Orleans,
sin embargo, es bastante más conocido por ser el creador de la estupenda serie “True
detective”, producida por la HBO. Pizzolatto es el llamado “showrunner” de la
serie, una figura clave en la producción de la misma, sin traducción clara al
español.
La primera
temporada de la serie, la única emitida hasta el momento, está ambientada en la
Luisiana profunda, y narra la
investigación de una serie de extraños crímenes por parte de dos duros detectives.
Martin Hart, estupendamente interpretado por Woody Harrelson (Cheers, No es
país para viejos), es un buen policía, pero convencional, aparentemente
conservador, e hipócrita. Para resolver el caso, es emparejado con un extraño
tipo, el genial y medio loco Rustin Cohle, encarnado por un Matthew McConaughey en la cumbre de su carrera. Este actor
está recibiendo encargos cada vez más complejos y exigentes, como su papel de
enfermo de Sida en Dallas Buyers Club. Estupenda su breve pero intensa aparición
en El lobo de Wall street…
Cohle es un
tipo con un pasado oscuro, nihilista, con un cierto humor negro, y quizás
tierno en el fondo. Sus explicaciones filosóficas en los largos viajes en el
coche patrulla descuadran a Hart, que ve como a pesar de su aparente locura,
los comentarios des Cohle no van desacertados. Ambos tendrán que superar sus diferencias
si quieren llegar a buen puerto en una investigación larga y compleja. Su
relación es una de las mejores historias de desencuentros y amistad vistas en la
pequeña pantalla.
La serie
recoge todos los tópicos que esperamos de una serie policiaca: personajes
siniestros, corrupción política, alcohol, sexo, y violencia. A ellos se les
suman los del sur profundo, con sus fanáticos religiosos, su conservadurismo y
su pobreza. Sin embargo, los creadores de la serie consiguen mostrarlo todo con
una nueva perspectiva, y la historia resulta bastante original. Quizás sea la
estupenda combinación de música y una fotografía magistral, o un guión bien
pensado y dosificado, tal vez la narración en dos tiempos, o una combinación de
todo ello. En todo caso, el resultado resulta fantástico.
Es una serie
para ver con tranquilidad, en versión original si puede ser, y en buena
calidad, porque cada escena está cuidada hasta el último detalle, y cada
episodio resulta mejor que el anterior. Una serie de culto, un “clásico
inmediato”, como dicen en EE.UU. Esperemos que la segunda temporada mantenga el
mismo nivel. Por lo que leo, va a ser muy distinta.
Nuestra amiga
Teresa escribe sobre esta serie en Calibre 38.
Y aquí
tenemos la impresionante cabecera de la serie, con el tema “Far from any road”,
del grupo The Handsome Family.
En dos
minutos y medio nos da las pistas necesarias para prepararnos a un largo viaje
por las polvorientas carreteras secundarias de Lousiana…
El final de
la serie no ha gustado a todo el mundo. Si ya la has visto, aquí tienes un buen
artículo al respecto.
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