La Pesca de Salmón en Yemen (Lasse Halström, 2011)
Un perfecto empleado
público británico, especialista en pesca, metódico y ordenado,
recibe una propuesta aparentemente disparatada: la de crear las
condiciones para que la pesca del salmón sea posible en Yemen,
porque al jeque de por allá le viene de capricho, y ya se sabe como
van estas cosas. La propuesta es enviada por medio de una empleada
atractiva y eficiente de una empresa intermediaria, y además hace gracia
a la secretaria de comunicación del PM en un momento en el que es
conveniente que el Reino Unido recomponga las relaciones con Oriente
Medio, que están en peligro de deterioro por un error en la guerra
de Afganistán de consecuencias trágicas. Ésta es la síntesis del
argumento de una película que, de acuerdo con ella, parecería una
frikada con poco sentido. Pues algo de eso hay.
A partir de los
ingredientes citados, de unos protagonistas monos y más o menos
convincentes, de buenas localizaciones, planos originales y con
fuerza, y una fotografía a ratos espléndida, Lasse Halström, que
si algo no se le puede negar es que es un director solvente, monta
una película amable, optimista y que está bien para ver en estos
tiempos de zozobra y desánimo. Lo que pasa es que para mi es más un
film hecho de detalles que una obra redonda. Tenemos el jeque progre
que en lugar de montar un atentado ecológico de mil demonios por
capricho, tiene como objetivo el avance y la modernización de su
país y de su pueblo. Tenemos la crítica feroz al poder político
británico, y por extensión al occidental, más preocupado en la
imagen que en la realidad, aunque dicha imagen tenga que ser
fabricada sintéticamente (imponente Kristin Scott Thomas en el papel
de secretaria de comunicación cínica y con principios dudosos).
Obviamente no puede faltar la historia de amor múltiple, claro que
en este caso las cosas vienen más fáciles que en otros, por una
parte porque él
era-infeliz-en-su-matrimonio-porque-su-esposa-era-el-mismo-demonio, y
ella, profesional eficiente y chica monísima, llega a creer que un
militar puede ser el hombre de su vida. Así cualquiera.
Es una película
aconsejable sin excesos, más por la suma de detalles que por la
unidad. Y porque vivimos unos tiempos en los que se agradece el
mensaje optimista, de que la determinación tiene su recompensa, y de
que los buenos ganan. Le pondría en torno a un 6,5, y eso teniendo
en cuenta que sólo la última escena me ha hecho quitarle un punto.
Si, coincido con tus comentarios. Me parece bastante original, aunque al final no se libra de caer en unos cuantos tópícos...pero bueno, resulta potita y fermosa. Abrazos.
ResponderEliminarJarr. y Jarr.