Una
de las diferencias entre quienes se dedican a una disciplina
artística de modo profesional y quienes no, es que aquéllos pueden expresar sus
estados de ánimo, obsesiones, o incluso aficiones de toda la vida
por la vía artística, y encima obtener un rendimiento de ello. Un
escritor puede llenar cientos de páginas exorcizando demonios, un
músico puede añadir música a sus confesiones, un pintor puede
desafiar a críticos y observadores expresando a brochazos su
sensación de soledad en medio de un mundo alienante y opresor, e
incluso un escultor puede poner de manifiesto a martillazo limpio
aquello que quiere comunicar. Y encima todos ellos pueden sacar sus
dineritos de ello.
Del
mismo modo, cuando un cineasta es un devoto de determinada creación,
puede coger y rodar una película con ello, mientras que el resto de
gente nos conformamos con comentar con los amigos aquella obra que
tanto nos ha gustado desde siempre. Y eso sí, tenemos derecho a
formarnos nuestras propias ideas e imágenes sobre como se
representaría en una pantalla tal o cual obra. Así, cuando Peter
Jackson rodó las tres partes de El Señor de los Anillos, su
representación de los lugares donde transcurre la historia fue muy
parecida a la que yo me había hecho al leer las novelas. Supongo que
no fue nada exclusivo mío, y se debe más bien a lo exhaustivo que
era Tolkien en sus descripciones. Mr Jackson hizo la trilogía que me
habría gustado hacer a mi.
Pero
cuando Jackson se pone con los presupuestos y la burocracia, y la
dirección pasa a Spielberg, hay que pensar que éste, además de su
maestría cinematográfica, va a poner mucho de su parte en la
elaboración de la historia. Es decir, Spielberg no se limita a
llevar al cine una aventura de Tintin, como todos los aficionados a
la obra maestra del comic belga haríamos. No, él no adapta. Él
elabora Tintin.
Me
explico: cuando uno se entera de que se prepara una película sobre
“El secreto del Unicornio”, piensa que estamos hablando de esa
aventura, y en todo caso de “El tesoro de Rackham el Rojo”, que
va a continuación y forma un conjunto con la primera. Pues nada de
eso. Resulta que el viejo Spielberg coge una parte y la esencia
argumental de la primera, introduce elementos de “El cangrejo de
las pinzas de oro” y por supuesto de “El tesoro...”, nos
presenta un Tintin que a ratos sugiere más a Indiana Jones, lo
mezcla todo, se rodea como es habitual del mejor equipo humano y
técnico posible, vuelve a recurrir al infalible John Williams para
la banda sonora, y saca de su chistera una peli de aventuras enorme,
de esas que uno piensa que merecerá un lugar en una historia del
cine de animación, o de semianimación, como es el caso.
Aconsejo
puntualidad, porque sólo los créditos del principio, que me
atrevería a calificar de muy sesenteros, y con una música de
clarinete (o saxo tenor, que uno no llega a tanto) muy dinámica,
aportan más que muchas películas enteras. Los primeros minutos
sirven para ubicarse, más que en la trama propiamente dicha, en el
ambiente que se crea mediante la técnica de animación basada en
tomar personajes reales y crearles capas virtuales para simular
muñecos en 3D (sé que tiene un nombre pero no recuerdo cual). Yo he
visto intencionadamente la versión en dos dimensiones, porque al
contrario de la tendencia actual, pienso que en la mayoría de casos,
el llevar unas gafas incómodas y pasarse la peli tratando de evitar
ser agredido no aporta gran cosa por norma general. La técnica
funciona, y muy bien, aunque tengo que decir, para decepción de
una contribuidora asidua de este blog, que Daniel Craig apenas es
reconocible en su doble papel de doble malo de la peli.
Es,
aceptando que la historia parte casi más de la mente de Spielberg
que la de Hergé, una película de aventuras exuberante,
espectacular, de buen ritmo, y tremendamente divertida. Por supuesto,
Spielberg no ha renunciado a homenajearse a si mismo, tanto por crear
una especie de Tintín Jones, como al hacer que Haddock diga,
masticando las palabras, "nadie-me quita-mi barco". ¿A qué
os suena?
El final de la peli apunta claramente a una continuación. Evidentemente tendrá que basarse en "El tesoro de Rackham el Rojo". Me pregunto qué otras aventuras aparecerán mezcladas y cuánto pondrá Spielberg de su parte.
El final de la peli apunta claramente a una continuación. Evidentemente tendrá que basarse en "El tesoro de Rackham el Rojo". Me pregunto qué otras aventuras aparecerán mezcladas y cuánto pondrá Spielberg de su parte.
Información
a padres y madres: aunque sea de animación no es una peli infantil,
y mucho menos para menores de cinco años. ¡Rayos, truenos y
centellas!
Llamp
de llamp de rellamp!
Jarr y jarr, me gustó bastante. La vi en 3D, le pega mucho, está muy pensada para esta técnica. Muy recomendable leer los cómics originales. Yo recientemente los he releido todos en una edición en un sólo volumen, de Casterman. Jarr!!!
ResponderEliminarJuan