jueves, 20 de marzo de 2014

Stephen Fry en América

 

Stephen John Fry (Londres, 24 de agosto de 1957) es un actor cómico muy conocido, por sus películas y por su activismo de izquierdas y en el movimiento escéptico. Estudió en la Escuela Gresham, en la Uppingham School y en la Universidad de Cambridge. En llla conoció a los actores Hugh Laurie (Dr. House) y Emma Thompson. Ha participado en numerosos programas de televisión, series y concursos. Su implicación politica le llevó primero al Partido Laborista, pero luego se decepcionó con la tercera via de Tony Blair. Sus películas más conocidas son: la divertidísima “Un pez llamado Wanda (1988), Los amigos de Peter (1992), V de Vendetta (2006), Sherlock Holmes (2011) y El Hobbit (2013). 

http://en.wikipedia.org/wiki/Stephen_Fry 

En esta curiosa miniserie de la BBC, Stephen Fry recorre todos los estados de EE.UU. en un taxi londinense  negro. Durante su periplo, tiene oportunidad de conocer a la gente más variopinta, disfrutar de la comida y de impresionantes paisajes, narrar episodios curiosos de la historia americana…Fry juega a veces con el tópico, pero en general, trata de mostrar aspectos poco conocidos del país. Su viaje comienza en Nueva Inglaterra, dónde acaba de desembarcar con su típico taxi negro. En este episodio, nos muestra el carácter histórico de los estados de la costa este, su compromiso político, pero también se embarca para pescar langostas, o acompaña a unos cazadores a través de un bosque inmenso. Cuando llega a Nueva York, no se corta un pelo y va a visitar a unos mafiosos para hablar con ellos de El Padrino y de Los Soprano; y de paso se da una vuelta con Sting al ritmo de “Englishman in New York”. 

http://en.wikipedia.org/wiki/Stephen_Fry_in_America 

El viaje continua por el profundo sur, dónde probará un buen bourbon de Kentuky, visitará granjas, o ascenderá en un globo… en pocos días, se encuentra ya en Mississippi. Morgan Freeman le llevará de baretos en pleno Mardi Gras, no es mal plan. Su itinerario le lleva río arriba, hacía Detroit y Chicago, a través de paisajes cambiantes y cada vez más nevados. La nieve y las montañas rocosas sirven de telón de fondo en su camino hacia Aspen. Fry se interesa por las comunidades indígenas, las patrullas de frontera, e incluso visita a unos hippies colgados que viven tan ricamente en un silo nuclear abandonado. Finalmente, Stephen llega a los estados del Pacífico, visita Apple, y los bosques de Oregón, donde se entrevista con buscadores de Big Foot. Finalmente, visitará Alaska y Hawaii. 

Se trata de un peculiar y entretenido viaje, en el que Stephen Fry expresa su admiración por el carácter americano, aunque también realiza una crítica sutil a ciertos aspectos de la vida en ese inmenso país. Una minserie entretenida y original, interesante y recomendable.

http://www.imdb.com/title/tt1307789/

 






miércoles, 19 de marzo de 2014

Política-Ficción: una distopía castellano-manchega

Castilla-La Mancha, año 35 d. PP.
Mucho tiempo ha transcurrido desde que El Partido se hiciera con el gobierno de nuestra Comunidad Autónoma. Ahí continua, nadie sabe cómo ni entiende el por qué.
No lo vimos venir. La población poco a poco dejó de leer, atontada por las corridas de toros que Castilla-La Mancha TV (la única que desde hacía diez años se veía en la región) repetía una y otra vez. Nuestros ojos, automáticamente, se abrían segundos antes de la cogida que se avecinaba y que, aunque mil veces vista, no dejaba de horrorizarnos cada vez. "Lo mejor del Oeste", aún en antena, hizo el resto.
De nada sirvió la proliferación y auge de la ficción distópica que intentaba alertar a la población sobre la llegada de un mundo de pesadilla, casi apocalíptico, nada deseable. El IVA, que ya llegaba al 80%, hacía imposible el acceso a la cultura: ni libros, ni cine, ni teatro. Entre la prensa escrita, herida de muerte, solo dos periódicos habían logrado permanecer. Sobre el por qué esos y no otros ya nadie se hacía preguntas. Se habían transformado en Boletines Oficiales: entrega de premios a los miembros del gobierno, inauguraciones en solitario y muestras del folklore popular que vivía una tercera juventud.
Los soñadores pusieron todas sus esperanzas en las TICs. Durante su primera legislatura, muy sensibilizados con que Castilla-La Mancha no debía perder el tren del progreso, nuestros gobernantes anunciaron que extenderían el servicio de voz móvil 3G a un total de 121 localidades pequeñas que, hasta ese momento, solo disponían de la banda ancha fija. Decididos a impulsar la innovación y las nuevas tecnologías, aseguraron que las cinco capitales de la región, además de Talavera de la Reina, podrían disfrutar de la tecnología de cuarta generación 4G (banda ancha ultra rápida inalámbrica) que, en sus inicios, prometía velocidades de hasta 150 Megabytes por segundo en descarga y de hasta 50 en subida de datos a Internet.
Nunca llegó a implantarse. Los R&R (Revirados en Red) fueron los culpables. Pese a que el número de caracteres en Twitter quedó reducido a solo 50, idearon un nuevo lenguaje plagado de símbolos y neologismos que lejos de interrumpir o ralentizar la comunicación y difusión de la información la aceleraba aún más. Además, la multiplicación de sitios Web como SlideShare, permitió el acceso de los ciudadanos a toda clase de documentos, misteriosamente desaparecidos de archivos o bibliotecas, y a pasquines y manifiestos que criticaban duramente las políticas sociales que se estaban llevando a cabo en nuestra región. No fue precisa una quema de libros (a "451º Fahrenheit"), prácticamente extinguidos o protegidos en museos a los que solo podía entrar la aristocracia política, bastó con restringir el acceso a los satélites de comunicaciones.
AVISO: Este relato continúa. Si quieres leerlo entero aquí te dejo el enlace al periódico on-line donde se publicó originalmentehttp://tecshell.org/elporvenirclm/opinion


“Tiempos difíciles”, Charles Dickens


El paso de Thomas Mann a Dickens fue fácil en el sentido de que “Tiempos difíciles” fluía en mi mente sin obligarme a detenerme cada poco para reflexionar sobre la frase o el párrafo que acababa de leer. Tanto era así que me aburría.
                                     
En los primeros capítulos Dickens hace cierta gala de un sentido del humor que parecía capaz de imprimir ritmo a la historia. Pero la ironía inicial casi desaparece para convertirse en una pesada letanía consistente en repetir los rasgos característicos de los personajes más antipáticos (Josiah Bounderby) para enfrentarlos con las exageradas bondades de los personajes más lacrimógenos (sobre todo Stephen Blackpool en el que se encarnan todas las virtudes de la clase obrera que representa).

Si tuviera que elegir un adjetivo para definir la novela sería “folletinesca”: descripciones largas, buenos muy buenos y malos muy malos, argumento un poco artificial y previsible... Desde el principio me recordó a las telenovelas (género televisivo, producido originalmente en varios países de América Latina, cuya principal característica es contar desde una perspectiva básica melodramática una historia de amor a lo largo de numerosos capítulos y que casi siempre tiene un final claro y determinado).

Lo que peor llevo es la simplicidad psicológica de los personajes.

Creo que Dickens escribe de una manera excesivamente suave. Sus crítica a las duras condiciones laborales que los obreros soportaban en las fábricas en la época de la primera industrialización (desde el año 1750 hasta 1840), a la enorme distancia que separaba a las diferentes clases sociales, al hastío e indiferencia de aquellos que vivían de la política o a la educación estricta que intentaba anular en la persona la fantasía y los sueños por dañinos e inútiles para la vida, se queda en la superficie.

La resignación de Cecilia, Raquel, Stephen, los pobres, ante los golpes de la vida, sin quejarse nunca, siguiendo su triste camino con unas convicciones morales inquebrantables,  sin un ápice de desanimo o desesperanza, resulta poco creíble. Menos aún la reconversión de Tomás Gradgrind, el defensor a ultranza de las realidades y las cosas eminentemente practicas, en padre entregado y devoto por simple contacto con la niña criada en el circo.

Ni te conmueve ni te emociona.

No sé por qué me da que lo mejor de haber leído esta novela va a ser escuchar las opiniones del resto de los miembros del Club de Novela Clásica. Tal vez ellos me ayuden a percibir matices que a mi se me han escapado.


domingo, 2 de marzo de 2014

La gran belleza, il dolce far niente.

Los fiestones de La gran belleza sólo pueden compararse con los saraos del Lobo de Wall Street...
 
Verano en la maravillosa ciudad de Roma. Un grupo de intelectuales, ricos aburridos, artistas de moda, políticos corruptos, nobles venidos a menos, clérigos, periodistas y demás fauna de la jet set matan las horas muertas yendo de sarao en sarao. Lo mismo organizan un fiestón en un palacete renacentista, que asisten a la última performance alocada en alguna ruina cerrada para ellos, pero tampoco están dispuestos a perderse la llegada de una santa a la ciudad eterna...
El maestro de ceremonias de esta intensa vida social es el escritor Jep Gambardella (Toni Servillo), que triunfó de joven con un solo libro, y ha sido el centro de la vida social romana desde entonces. A sus 65 años, ya de vuelta de todo, continua con su alocada vida más por inercia que por convencimiento. Aunque sigue moviendo la tibia y el peroné con todo de tipo de ritmos latinos y discotequeros, comienza a darse cuenta que ya no le queda tanto, y va intercalando momentos de pedo y desmelene con ratos de nostalgia de lo que pudo haber sido su vida y su gran amor. ¿Se replantará su vida vacía, escribirá un nuevo libro, intentará comenzar de nuevo? Esta es la historia un tanto deprimente que nos cuenta de manera magistral el director napolitano Paolo Sorrentino en su última película “La gran belleza”
De él sólo conocía la estupenda “Il Divo”, basada en la vida del político Gulio Andreotti. La película me gustó mucho por su manera original de narrar la historia, uniendo al interesante guión una estética muy cuidada. En La gran belleza, el impacto visual y estético es todavía mayor. Los paseos matutinos del protagonista por una Roma casi desierta al amanecer, los preciosos palacios y monumentos, el tranquilo fluir del Tíber... hacen que Roma sea el telón de fondo perfecto para esta historia de decadencia. Todas las capas de la civilización romana, desde la antigüedad clásica, pasando por el renacimiento y el barroco, se funden con la estética un tanto falsa del arte contemporáneo, y la mezcla resultante es impresionante. La fotografía y la preciosa banda sonora nos sumergen en un mundo agotado pero bellísimo…
Esta película ha cosechado muy buenas críticas, ha sido comparada con obras como “La Dolce Vita” de Fellini, ha sido premiada y está teniendo mucho éxito en el circuito de cine no comercial. De hecho, lleva programada tres meses seguidos en los cines de versión original en Madrid.
 
 
 
 

PHILOMENA

Cuando Stephen Frears decidió dirigir esta película debía tenía el azúcar alto, solo así se explica que cuando sales del cine, después de verla, te encuentres al borde de un coma diabético. Puro caramelo liquido que te mantiene pegado a la butaca y te empalaga de tal manera que tardas un buen rato en darte cuenta de que la película es mala. Porque lo es. Como mucho vale para una sesión de tarde de domingo en casa pero poco más.

No reconozco en esta historia pastelosa al director de dos de mis películas diez: “Café irlandés” y “Las amistades peligrosas”. ¿Dónde ha dejado Mr. Frears ese manera suya tan peculiar (dura, satírica e irónica a la par que conmovedora) de hacer crítica? Porque en esta película brilla por su ausencia. Es imposible mostrar reprobación por algo o alguien y a la vez intentar quedar bien con todas las personas o instituciones cuya actuación, supuestamente, estamos denunciando.

Lo mío con los Oscars no tiene arreglo porque no entiendo la nominación como mejor actriz a Judi Dench por un papel absolutamente soso, blando y sin ningún tipo de arista y mucho menos entiendo la nominación a mejor película.


En fin, si alguien realmente está interesado en saber lo que pasaba en Irlanda en los conventos de la Magdalena, gestionados por las hermanas de la Misericordia en nombre de la Iglesia católica, no es esta la película que deben ver.

En “The Magdalene Sisters” el director Peter Mullan nos narra cómo las muchachas que acogían en estos conventos, enviadas allí por sus familias o por los orfanatos, eran encerradas y, para expiar sus pecados (que iban desde ser muy lista o muy tonta a haber sido violada), eran separadas de sus hijos, obligadas a trabajar en las lavanderías todos los días del año, pasaban hambre y eran sometidas a todo tipo de castigos físicos y morales. 

Muchas de ellas jamás llegaron a salir de allí.

martes, 25 de febrero de 2014

Lucifer's Hammer: dando cañita al mundo


El cometa Hamner-Brown se dirige a la tierra dispuesto a crujir a los humanos pekadores...
 
El fin del mundo ha sido un tema muy tratado en la literatura y en el cine, desde…bueno, desde siempre. Mucho antes de que los hermanos Lumière asombraran al personal con sus obreros saliendo de una fábrica, o sus trenes llegando a una estación, la humanidad ya había pasado miedo leyendo relatos de plagas, inundaciones, guerras, espíritus malignos, incendios, terremotos, y demás brutalidades apocalípticas. No en vano San Juan había inaugurado el género muchos siglos antes de manera magistral.
Sin embargo, los finales de mundo más espectaculares tuvieron que esperar hasta el desarrollo de la ciencia ficción moderna. Uno de mis preferidos es el género zombi, que ha dado lugar a todo tipo de cómics, películas y series, como la inquietante The walking dead. También fue necesario desarrollar la energía atómica para imaginar uno de los más atroces y realistas finales posibles, la guerra nuclear. Otro escenario apocalíptico propio del pasado siglo es la invasión alienígena, una posibilidad que da mucho juego en ciencia ficción. Todo tipo de aliens, a cada cual más guapete, llegan en naves bien tuneadas dispuestos a arrasar nuestro planeta, o peor todavía, a transformarlo en su Benidorm particular.
Sin embargo, el mejor final de todos estaba por llegar: el castañazo procedente del espacio, ya sea en forma de asteroide matadinosaurios, o de espectacular cometa. Bueno, hay que admitir que ya la peña antigua sentía miedito ante el magnífico pero inquietante espectáculo de un buen cometa. Y en este caso, con razón...
Este impresionante final del mundo es en mi opinión el más logrado, sobre todo desde el estreno de las películas Deep Impact y Armaggedon en 1998. Aunque criticadas en su momento, y llenas de errores científicos, no han sido superadas en cuanto a espectacularidad. De hecho, si revisamos pelis sobre asteroides, como hacen en esta página
nos encontramos con que el resto son poco conocidas, por lo menos para mi, salvo 2012, que es muy mala, y Melancholia, que es excelente, pero el choque es casi lo de menos (aparte de que el objeto maligno es un planeta, no un asteroide). También conozco “El día de las trífidas”, pero no la película, so no la novela de John Wyndham, probablemente la mejor novela sobre el fin del mundo, o al menos, de la civilización tal como la conocemos.
A pesar de mi interés por el tema, todavía me faltan por leer algunas novelas, sobre todo “El martillo de Dios”, de Arthur C. Clarke. Pero acabo de terminar un clásico del género, “El martillo de Lucifer”, escrita en 1977 por Larry Niven y Jerry Pournelle. De esta fructífera pareja de autores ya había leído la estupenda “La paja en el ojo de Dios” (1975). Pues bien, en esta ocasión, desarrollan una novela coral, llena de personajes de todo tipo y condición, que viven confiados en una California próspera. Su única preocupación es una poco probable guerra con la Unión Soviética. Sin embargo, dos aficionados a la astronomía descubren un cometa que se acercará peligrosamente a la Tierra. Todo apunta a que fallará por poco…pero Lucifer guarda en su manga un par de trucos para sorprender a los pobres terrestres.
 
La segunda parte de la novela narra la colisión, de forma muy realista. El resultado del tremendo choque será un mundo casi devastado, obligado a aprender todo partiendo casi de cero. La novela es muy respetuosa con los aspectos científicos, entretenida, llena de acción y algo de intriga. Homenajea a la ciencia y a la creatividad del ser humano, y le da cañita a las supersticiones y a los predicadores fanáticos. Se nota que está escrita en plena carrera espacial, y es un alegato a favor del desarrollo tecnológico y de la expansión de la humanidad hacia el espacio. Por otra parte, sigue siendo muy actual en su descripción de la sociedad americana, trata muchísimos temas (política, racismo, ecología...) y describe tribus tan curiosas como la corriente de “survivalistas”, con sus sótanos bien provistos de latas y fusiles de asalto. Además, a pesar de ser dura y amarga, no resulta tan desagradable como "La carretera", la durísima película basada en la novela de Cormac McCarthy que todavía no he leído.
Los autores citan al gran Robert  A Heinlein, cuando dijo aquello de que la tierra es una cesta demasiado pequeña y frágil para tener todos los huevos en ella. Ojalá algún día podamos abrir alguna sucursal en otro planeta…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

 

sábado, 22 de febrero de 2014

Tres películas: Le weekend, Robocop y Nebraska


 Robocop no se anda con tonterías si tiene que repartir estopa... 
 
 
Durante esta semana, he visto tres películas interesantes, cada una en su estilo. La primera, dentro del ciclo del Cineclub de Toledo: Le week-end. Es una cinta del año pasado, del director británico Roger Michell, muy conocido por la exitosa comedia Notting Hill (1999). En esta ocasión, vuelve a la carga con una ¿comedia? romántica. Nick y Meg Burrows (Jim Broadbent y Lindsay Duncan) son un matrimonio nacido en el movimiento hippy de los 60, y deciden ir a celebrar su 30 aniversario a París, repitiendo así su viaje de novios. Él es profesor en la universidad, y ella da clases en un instituto. Ambos hablan bastante francés, son cultos, inteligentes…todo debería ser maravilloso. Sin embargo, la película nos prepara alguna que otra sorpresa, que no podemos revelar. La historia se desarrolla en un precioso París, y cuenta con otra gran aportación, aparte de la estupenda interpretación de la pareja protagonista: un excéntrico y divertidísimo Jeff Goldblum, que encarna a un antiguo alumno de Nick, y se encuentra en una situación vital totalmente diferente. Los tres coincidirán en una cena que contiene una de las escenas cumbres de la… ¿comedia romántica?. Sólo por esa escena merece la pena verla.
En el año 1987, el director holandés Paul Verhoeven nos sorprendió con su estilo peculiar: Robocop era una película de acción, entretenida y espectacular, y contenía a la vez una crítica contra la privatización de las fuerzas de seguridad, las desigualdades sociales y el inmenso poder de la televisión. La he vuelto a ver recientemente y tanto la primera como las dos secuelas siguen resultando efectivas y cuentan con unos efectos especiales excelentes para su época. Por ello, parecía un poco superfluo que alguien planteara un remake…sin embargo, Robocop 2014 resulta un acierto. Por un lado, recoge los temas de la película original, más vigentes que nunca, y además, aprovecha las tecnologías actuales para mostrar al policía cyborg en todo su esplendor o miseria, según se mire. Su director, el brasileño José Padilha, había sorprendido con la brutal “tropa de élite” en el 2007. En esta ocasión, Padilha es fiel a Robocop 1987, pero toca otros temas, como la ética médica y la neurobiología (impresionantes los laboratorios y los procedimientos de la malvada corporación OmniCorp), y se beneficia de unos efectos especiales espectaculares. Ambas versiones son hitos del género ¿ciencia ficción policiaca?....
Finalmente, tenía curiosidad por ver Nebraska, que nuestra amiga Teresa comenta en la entrada anterior. Su director, Alexander Payne,  nació precisamente en ese estado americano, y ya nos había demostrado su habilidad para rodar comedias un tanto amargas tipo “road movie”: A propósito de Schmidt, en la que un recién jubilado y viudo Jack Nicholson recorre  Nebraska; o la conocida Entre copas, una comedia algo más forzada, a medio camino entre el cine y un enorme anuncio de los vinos de California. Igual que a Teresa, me gusto mucho “Los descendientes”, una estupenda reflexión sobre la pareja y la familia. Y por fin llegamos a Nebraska, en la que de nuevo nos narra un viaje por la América interior. Woody Grant es un anciano (magnífico Bruce Dern) con problemas de memoria, aparentemente tozudo y desagradable. Un viaje un tanto triste y alocado a su pueblo de origen en Nebraska con su hijo David (Wil Forte), servirá para dar a conocer aspectos insospechados de su pasado. Bien interepretada, con personajes estupendos como su mujer (June Squibb), y un espectacular conjunto de paletos frikis. Me resultó algo difícil al principio, pero la fotografía, muy bien pensada, la música y la actuación de los actores te meten en la historia. Está nominada a 6 Oscar.