
Así comienza…
Se abre el telón y aparece en pantalla Thor, hijo de Odín, encerrado en una especie de jaula red, en un remoto lugar y sin su martillo. Como el demonio de fuego Surtur, su captor, parece más que dispuesto a convertirlo en fårikål (cordero cocido con repollo y granos enteros de pimienta), en vez de la cuerda normal y terrícola que recomiendan en MasterChef Celebrity para bridar la carne, al tratarse de un cacho dios asgardiano de más de dos metros y venas como tuberías, utiliza gruesas cadenas para que “el borrego” permanezca tranquilito mientras, como exige esa rica especialidad culinaria noruega, es cocinado a fuego lento.
Cuando Surtur, cuyo poder es de proporciones apocalípticas, le anuncia la llegada del Ragnarok (la destrucción de su planeta), inicia una carrera contra reloj para regresar a Asgard y proteger a su pueblo.
De camino a casa es apresado por una chatarrera muy hard, valkiria por más señas, que lo entrega al Gran Maestro del Circo de Saakar (un amanerado Jeff Goldblum), donde acabará luchando contra el increíble Hulk, aliado y compañero en los Vengadores (su pelea sobre la arena del coliseo alienígena, jaleados por una autentica marea verde, es espectacular).
¿Qué es Thor: Ragnarok? Una auténtica KDD (kedada) en mayúsculas. Una colisión de superpoderes (además de Odín, Loki y Hulk, al Dios del Trueno también lo acompaña el Doctor Strange); un encuentro de actores famosos casi irreconocibles en sus cameos (Sam Neill, Matt Damon o Liam Hemsworth); una legión de fans buscando estrechar lazos con su superhéroe favorito.

Aventura, lucha y diversión ¿en su dosis justa?
Que Chris Hemsworth esté tan impresionante en mallas, no impide darte cuenta de que Thor es un superhéroe poco arrebatador y tirando a soso. De ahí que Waititi se haya propuesto, dado que el físico lo lleva de serie, insuflar chispa al dios nórdico a base de humor.
Y sí, la película es divertida a ratos pero, que quieren que les diga, ciento treinta son demasiados minutos para evitar que tanto cachondeo acabe convirtiendo la película, como de hecho ocurre, en una parodia al más puro estilo Scary Movie, aunque sin palabras soeces ni escenas escatológicas.
Pese a todo, entretiene.
Crítica publicada en los digitales dclm y clm24.