En la que escribí sobre “El discurso del rey”, publicada el 28 de febrero del año pasado, vaticinaba cual experta adivina: “Visto lo visto, os anuncio que el próximo año el Oscar a la mejor actriz ya lo tiene asegurado Meryl Streep que está rodando una película sobre Margaret Thatcher y cuyo parecido con “La Dama de Hierro” está muy conseguido”. ¡Pero que lista soy!
'Chico & Rita', de Fernando Trueba, Javier Mariscal y Tono Errando, la vi hace tiempo en el cine club de Toledo y he decir que me gustó la música y la historia, pero los dibujos de Mariscal no me acabaron de convencer. Seguro que a los americanos les ha parecido poco menos que pornográfica.
En cuanto a la mejor película en lengua extranjera, la iraní 'Nader y Simin: una separación', de Asghar Farhadi, mi amigo Ángel, desde que la vio, nos está dando la lata con que es la mejor película que había visto el año pasado (claro que teniendo en cuenta que hace años que no pisa una sala de cine comercial y que a las únicas sesiones a las que acude son las programadas por el cine club de la ciudad donde, admitámoslo, la mayoría son película raras, pues su opinión tampoco es que la tenga muy en cuenta).
“Los descendientes”, Oscar al mejor guión adaptado, me llegó especialmente por la sensibilidad con la que trata el tema de la muerte. Pese a reconocer que George Clooney no hace un mal papel (para mi es un pésimo actor) nunca he creído que se mereciera un Oscar por ello.
“El árbol de la vida”: “No es una película fácil. No es lineal en el tiempo y en la primera parte su explicación del “Big Bang” (un caleidoscopio de luz, formas, ríos de lava, nebulosas), la gran explosión que dio origen al universo, para intentar entender el final de la existencia, aturde, confunde y también, es cierto, aburre un poco porque el director se regocija demasiado en ello. Al igual que en la maravillosa “La delgada línea roja”, Malick intenta discernir el significado de la vida y de la muerte desde un punto de vista místico que aspira a ser universal, seas creyente o no.”. Debido a ello no ha obtenido el reconocimiento que sin ninguna duda merece.
Pero mi máxima desilusión con los de Hollywood vino cuando la excepcional “Drive”, pura poesía urbana, quedó fuera de todas las categorías. Una muestra de que los americanos sienten rechazo hacia las películas duras y violentas, sobre todo si retratan a la sociedad americana. Una injusticia que el tiempo sin duda corregirá, como ha hecho con tantas otras que “los expertos” ignoraron en su día.
Lo mejor de la gala, sin duda, ha vuelto a ser la pasarela de moda…..