Tu padre no lo dice, pero me mira mal....
La
rivalidad entre las familias americanas Hatfield y McCoy se desarrolló durante
los años 1863 y 1891 en Virgina Occidental y Kentucky. Comenzó durante la
Guerra Civil americana, continuó con distintas situaciones pintorescas, como el
robo de cerdos, amoríos prohibidos, peleas de bar, y pronto escaló a puñaladas
y tiros. Finalmente, el caso se hizo famoso en EE. UU. Tras acabar en una
masacre, la justicia tomó cartas en el asunto y la cosa se diluyó a finales del Sg
XIX, no sin antes pasar a formar parte del folclore americano.
Esta
tremenda historia inspiró a un joven Buster Keaton (1895-1966) en su película “Our
hospitality” (La ley de la hospitalidad, 1923). En ella, Willie McKay, joven
superviviente de la rivalidad entre su familia y los Canfield, regresa a su
pueblo para tomar posesión de la vivienda familiar tras haber vivido refugiado en
Nueva York durante años. Durante su viaje en el tren, no se le ocurre otra cosa
que enamorarse de una hermosa chica, Virginia…Canfield. Por cierto, papel
interpretado por su propia mujer, Natalie Talmadge.
Ya el propio viaje de tren resulta épico. Keaton
reproduce fielmente los primeros trenes de los años 30, con tres vagones, una
locomotora inspirada en la “Rocket” de Stephenson, y varios kilómetros de vía. El
trayecto no va a resultar nada sencillo…
A
Buster Keaton le gustaban los trenes, aspecto que desarrollará aun más en su
famosa película de 1926, “El maquinista de la General”.
En Our hospitality, Buster Keaton, que no
utilizaba dobles en aquella época, demuestra sus habilidades circenses en
arriesgadas escenas en los rápidos de un río y en una catarata, que casi le
cuestan la vida.
Pero
más allá de la sorprendente calidad de las escenas de acción en una película de
casi 100 años, impresiona la elegancia del guión, limitado por los carteles
del cine mudo y la estupenda interpretación los actores. Keaton transmite
humanidad, ingenuidad y humor a pesar de su cara aparentemente inexpresiva, en
una crítica a las costumbres sociales y al honor mal entendido.
Una
película “viejuna” que sigue enganchando al espectador, disponible en Youtube.