Una nube pekadora se acerca peligrosamente a la tierra en la clásica novela de Hoyle
Rebuscando de nuevo entre los títulos de las principales novelas clásicas de ciencia ficción que aun no conozco,
decidí leer “The black cloud”.
Fred
Hoyle (1915-2001) fue un astrónomo británico dedicado al estudio de la fusión
en el núcleo de las estrellas. Se educó en Cambridge, trabajó en los rádares de
la Segunda Guerra Mundial, y tuvo una tendencia a poner en entredicho las
teorías científicas aceptadas, como el Big Bang (al parecer acuñó la expresión
de manera despectiva) También defendió la panspermia como origen de la vida en
la tierra en su libro “The intelligent universe”.
Sus
trabajos sobre las estrellas dieron lugar a la disciplina de la nucleosíntesis,
que explica el origen de los elementos a partir del helio: elementos que son
fundamentales para el origen de la vida.
Sus
logros científicos le llevaron a ser nombrado Presidente de la Royal
Astronomical Society. En 1973 dio un giro a su vida, se mudó al precioso
Lake District en el Noroeste inglés y se dedicó a escribir libros. Su novela “La
nube negra”, en cambio, data de bastantes años antes. Tiene un
comienzo clásico, mil veces repetido en la ciencia ficción posterior: un
estudiante realizando aburridas tareas de apoyo en un observatorio americano
realiza un descubrimiento sorprendente: una extraña masa de materia
interestelar parece estar aproximándose a la tierra. La descripción de las
placas fotográficas y de los aparatos para comparar campos estelares es
magnífica, nos lleva a la época de la astronomía clásica de los 50.
La
aproximación de la masa oscura comienza a causar mucha preocupación cuando los
científicos descubren un comportamiento inesperado…
Hoyle
describe el mundo de la ciencia y su relación con el de la política, a la que
no deja muy bien parada. Aborda temas delicados y momentos duros con cierto
distanciamiento y humor, propone distintas teorías alternativas a la física y
la biología (especialmente para la época), crea unos personajes interesantes,
escribe de una manera elegante y entretenida, y divulga conceptos científicos
de forma rigurosa.
Buena
ciencia ficción en una novela que sigue aportando ideas.